LA TRILOGÍA SE COMPLETA
John Coetzee ha muerto. Un escritor inglés prepara la biografía del Premio Nobel entrevistando a una serie de personas que fueron importantes para él en algún momento de su vida. Lo que empezará como el retrato de la vida de uno de los escritores más importantes de la historia de la literatura contemporánea, se convertirá, al amparo del relato de sus seres queridos y conocidos, en el retrato del país donde nació. En un retrato de la Sudáfrica de los años setenta, de sus gentes, de sus pulsos, convulsiones y conflictos.
Sus amantes, colegas y familiares forman las piezas de un puzzle que dará como resultado la imagen de John Coetzee en la época justamente anterior a la publicación de su primera novela. Si Coetzee emplea la tercera persona para hablar de sí mismo, en los otros dos libros que completan la trilogía de su memorias (Infancia (2001) y Juventud (2002) aquí utiliza la figura de un joven biógrafo inglés como conductor de su vida, como pasaporte hacia el encuentro con las personas que forjarían su carácter y le ayudarían a encontrar el estilo literario que le ayudaría a ser uno de los mayores escritores sudafricanos de todos los tiempos. Verano es sin duda, la conclusión, el fin del complejo retrato de la vida Coetzee, el retrato de un hombre que no sabía bailar.