La última edición de la Valencia Fashion Week observada por el ojo crítico de Leticia Orúe
Continuando con nuestras aventuras por las fashion weeks españolas, hoy le toca el turno a Valencia. La dieciseteava edición de la pasarela Valenciana vuelve al Centro del Carmen con la intención de implicar activamente al público en sus actividades y abrir la pasarela a la ciudad. El equipo directivo ha cambiado y parece que también la orientación del evento, ya que la mayoría de los 43 (si, 43) desfiles que vimos a lo largo de tres días, estuvieron protagonizados por jóvenes diseñadores. Así que ¡atención talentos emergentes!, la VFW os busca.
Si en mi anterior crónica sobre el Samsung Ego os contaba cómo me sorprendió el hecho de que en la MBFWM fueran más “arriesgadas” las colecciones de los diseñadores “consagrados”, lo cierto es que en Valencia sucedió todo lo contrario. Tanto en la Zona D (dedicada a diseñadores jóvenes) como en PROYECTA (dedicada a estudiantes de último año) vimos ideas más interesantes, mejor patronaje y en muchos casos mejor nivel que el que se vio en los desfiles oficiales, con una selección de lo más ecléctica. <valenciafashionweek.com>
Elisabet Carlota
Una buena muestra es Why Knot? la impecable colección de Elisabet Carlota, única representante de la escuela Felicidad Duce, que juega con el doble sentido entre los términos nudo y contradicción. Reflexionado sobre el nudo como un punto de confluencia entre ideas y emociones, entre el pasado y el futuro, la catalana se imagina un hilo con el que tejemos lentamente y de forma más o menos intrincada, la cuerda por la que transcurre nuestra existencia. Siluetas masculinas en las que distintas tonalidades de negro se plasman en piezas lisas o tejidas directamente sobre un telar. Ganó por unanimidad el premio que el jurado concedía dentro de la Zona Proyecta y se lo merecía con creces. Hay que seguirle la pista porque promete mucho.
Nuria San Martín
Otra propuesta interesante fue la de la murciana Nuria SanMartin, del ESD Murcia, inspirada en la indumentaria médica y en la simplicidad. La colección combina tejidos naturales y tecnológicos inspirándose en los infinitos tonos de blanco que podemos percibir si nos esforzamos y en la niebla que cubre nuestra vista.
Blanca también fue la colección de la madrileña Jara Maldonado. Una de mis favoritas y mi apuesta ganadora junto con la colección de Eugenio Loarce para llevarse el premio (sin dotación económica), que el jurado optó por otorgarle al gallego Pedro Fernadez Atelier.
Jara revisita el look far west purificándolo en tonos blancos y transparencias. Outfits que combinan prendas fluidas con la rigidez de cuellos oversized o la consistencia de las capas. Maravillosa la gabardina transparente.
Jara Maldonado
Jara Maldonado
Nos ha quedado requeteclaro que la temporada que viene los escaparates se van a llenar de prendas blancas y la ciudad va estar inundada de pequeños copitos de nieve fashion vestidos con prendas de corte minimal y aires tecnológicos. Por fin podremos separar la lavadora por colores y usar el detergente blaqueador que, por lo menos yo, tengo muerto, de la risa.
Eugenio Loarce
Quizá la mala fortuna que tuvo Eugenio Loarce en pasarela, hizo que tanto el público como el jurado se centraran más en los altísimos zapatos con los que las modelos podían apenas andar que en la colorista colección con la que podría haber ganado, porque era la más madura y trabajada de todas. Su colección arrancó auténticas ovaciones entre el público, pero no por el buen trabajo realizado por el diseñador, sino por el acto de rebeldía/supervivencia de las modelos que se desprendieron de los zapatos en directo.
Eugenio Loarce
Una colección de vibrantes estampados sobre raso y satén inspirados en los floridos patios castellanos y en la vivacidad de los colores de los gallos que campan por ellos a sus anchas despertando a todo el mundo; que se mezcla sobre tejidos lisos en tonos turquesa, azul y negro. Encajes de algodón y seda teñidos de forma artesanal conviven en armonía con acolchados, napa de color dorado y diferentes adamascados. Siluetas clásicas actualizadas en clave colorista y algunos looks masculinos que no estaban nada mal, de hecho yo los veo bastante comerciales y resultones.
También estampada fue la colección del ganador, Pedro Fernández, que con L.U.C.; una colección de formas orgánicas donde la importancia de las prendas reside en el patronaje y en la utilización conjunta de tejidos tan dispares como el neopreno, la gasa, el tul, el crepe, la organza, o el lino… con el que juega a crear discretos volúmenes. Hablando con el descubrimos que esta colección posee un tinte muy personal para el diseñador, ya que ha supuesto dejar atrás las colecciones cápsulas con las que poco a poco ha labrado su incipiente trayectoria, y abrazar los tonos pastel que unen al eterno negro que ha caracterizado sus colecciones hasta ahora. Fantásticos los bolsos realizados en madera por el propio padre del diseñador, geométricos y en forma de fuelle. Pedro tiene futuro y se nota que el jurado de la VFW ha querido apostar por los diseñadores con proyección. Que fuera la colección más “completa” eso es otra historia. Desde mi punto de vista, claro!
Pedro Fernández
Pedro Fernández
Y termino con 2255, la colección del sevillano Anel Yaos y Byblis, del valenciano Benavente. Ambas en negro y haciendo hincapié en el estilismo como punto fuerte para despuntar en pasarela.
Benavente
Benavente recibió (también por unanimidad) el premio Zona D, que permite al diseñador premiado desfilar en la siguiente edición de la pasarela con una colección de alma gótica y romántica compuesta por prendas negras sobre las que naturalezas muertas en las que flores, ramas, pétalos y mariposas negras, se enlazan y agrupan sobre el cuerpo de quien las lleva.
Benavente
Benavente
Y termino el listado de mis colecciones favoritas de la #17VFW con 2255 de Anel Yaos. Como si de una película del Aranofsky (en la época de Pi) se tratara, este número comienza a aparecer en la vida del diseñador a través de placas de matrículas, números de billetes de viaje… Para Yanel esta cifra recurrente simboliza la contraposición, un enfrentamiento de estados de ánimo, de verdades y mentiras, de situaciones de amor y odio… Un torbellino de dramitas que viajan entre nuestra mente consciente y nuestra inconsciencia haciéndonos dudar de dónde están los límites de nuestra percepción. Plasmando esta intensidad vital, enfrenta estos dos universos a través de los tejidos. Un plano inquietante caracterizado por la oscuridad, la tiniebla y el misterio contra un mundo de color, vivo, fuerte y romántico.
Anel Yaos
Anel Yaos
Anel Yaos
Anel Yaos
