Truman

El director Cesc Gay nos sacude a dúo y de manera intimista

Que en un momento donde parece ser que las películas de efectos especiales, argumentos dinámicos y giros de guion bruscos e inesperados sean las maneras en que el espectador se deja entretener, no quiere decir que haya otras maneras mucho más sencillas de darle lo que necesita. Sin perderse en un cine que únicamente entiendan unas pocos y apostando por una cinta emotiva que se digiriere sin necesidad de ayuda, Truman de Cesc Gay está llamada a convertirse en ese tipo de películas que agradecemos lleguen a la cartelera. La historia de Julián (Ricardo Darín), actor de origen argentino con cáncer en fase terminal que un día recibe la visita de su amigo Tomás (Javier Cámara), profesor universitario en Canadá con el que pasará cuatro días determinantes en los que les acompañará el perro del primero, Truman. Una película en la que el director catalán no arriesga, pero tampoco gana pero si nos deja con un argumento donde se ahonda en la camaradería masculina, enmarcada en la idea de esa despedida de enfermo en sus últimas. Un drama que se acerca a la comedia y una comedia que se tiñe de drama y que funciona en pantalla gracias a la química existente entre los dos actores y de esa lluvia constante de frases lapidarias que te revuelven las entrañas. Una cinta que hablando de la muerte, dispone tantas ganas de vivir que surte efecto en el espectador asistente que se rinde ante Truman y a la pareja protagonista que ganaron, ex aequo, la Concha de Plata en el pasado Festival de San Sebastián.

ESTRENO, HOY, 30 DE OCTUBRE

Truman

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