“En el espacio nadie puede oír tus gritos”. Esa era la frase promocional de la primera película de “Alien”, estrenada en España el 25 de septiembre de 1979. Pero el eco de esos gritos aún se escucha, 45 años después, con el estreno de “Alien: Romulus”.
La nueva secuela de “Alien”, protagonizada por Cailee Spaeny, se presenta en su promoción como un “retorno a las esencias del primer Alien”. Lo que da una idea de lo bueno que es el primer film, porque cuatro décadas y media más tarde sigue siendo el espejo de excelencia en el que se mira el resto del cine fantástico. Su atmósfera, su tensión y sus diseños, especialmente el de su criatura protagonista, hacen que “Alien, el octavo pasajero” siga siendo una obra maestra, en su 45 aniversario. Ésta es su historia.
Todo empezó con un balón de playa
“Alien” surgió de la imaginación de Dan O’Bannon, que fue guionista (y actor, montador y supervisor de efectos visuales) en el primer largometraje del mítico John Carpenter: “Estrella oscura”. Este film también transcurría en una nave especial, con un polizón alienígena haciendo la vida imposible a la tripulación. Pero “Estrella oscura” tenía un presupuesto tan exiguo que aquí el “alien” era, literalmente, un balón de playa con patas. Y dado su ridículo aspecto, no tuvieron más remedio que dar a todas sus escenas un tratamiento cómico. Pero germinó entonces en O’Bannon la idea de que, con ese mismo punto de partida y un presupuesto mayor, se podía hacer una excelente película de miedo. Y así fue como escribió, con Ronald Shusett, el guión de “Alien”.
El Alien de Estrella Oscura
Del equipo que no filmó “Dune”
“Estrella oscura” se estrenó en Los Ángeles en 1974. Y el versátil trabajo del chico-para-todo Dan O’Bannon llamó poderosamente la atención de un espectador muy especial: Alejandro Jodorowsky, que estaba en ese momento en la Meca del Cine preparando su versión de “Dune”. El entonces joven Jodorowsky buscó a O’Bannon y le ofreció trabajar en “Dune”. Y O’Bannon, influenciado quizá por el porro de marihuana que se fumaron juntos nada más conocerse, no sólo aceptó, sino que invirtió todos sus ahorros en el proyecto. Aquel “Dune”, por desgracia, nunca llegó a filmarse, y Dan O’Bannon perdió todo lo que tenía. Pero pudo entablar amistad con otros tres colaboradores de la fallida película, todavía desconocidos en aquel entonces: Ron Cobb, Jean Giraud “Moebius” y H.R. Giger. Juntos cambiarían la historia del cine.
Reciclando “Dune” para “Alien”
En el “Dune” de Jodorowsky, el dibujante estadounidense Ron Cobb debía diseñar los artefactos futuristas, el autor de cómics francés “Moebius” iba a ocuparse del diseño de vestuario, y el artista suizo Hans Rudolf Giger se ocuparía de las criaturas de pesadilla. Por desgracia para ellos, la cancelación de aquel “Dune” suponía tirar meses de trabajo a la basura. Pero los tres, capitaneados por Dan O’Bannon, vieron la oportunidad de reciclar todo el material en el proyecto de “Alien”. Y así, la nave Nostromo y casi todos sus elementos fueron diseños de Cobb, los trajes de astronauta los hizo “Moebius”, y el “Alien” del título fue obra de Giger. Que tuvo, por cierto, que rebajar las connotaciones sexuales de sus diseños para que en Hollywood les dieran luz verde (y aún así, no hay rincón de “Alien” que no evoque algún genital).
El telescopio fálico de Alien.
Nadie quería dirigir “Alien”
El guion de “Alien” atrajo a 20th Century Fox, que acababa de arrasar con “Star Wars” y buscaba una nueva franquicia galáctica. Asignaron como productor al prosaico Walter Hill (“Límite: 48 horas”), que retocó el guión de O’Bannon y Shusett (este último reconoce que Hill lo mejoró) y emprendió la ardua tarea de buscar director. Pero todos los cineastas de prestigio a los que ofrecieron el proyecto dijeron que no. Nadie quería saber nada de una película sobre un monstruo del espacio: ni Peter Yates (“Bullit”), ni Jack Clayton (“Suspense”) ni Robert Altman (“MASH”). El que sí aceptó fue Robert Aldrich (“12 del patíbulo”), pero Walter Hill lo vetó cuando Aldrich no quiso hablar del diseño de la criatura y sí de su salario. El propio Hill se planteó dirigirla… pero surgió entonces el nombre de un inglés casi desconocido: Ridley Scott.
Ridley y el “story-board” mágico
El todavía joven Scott venía de la publicidad y los videoclips, y sólo había dirigido una película: “Los duelistas”. Pero entre los fans de ese film estaba uno de los jefazos de Fox: Alan Ladd Jr. (hijo de Alan Ladd, protagonista de “Raíces profundas”). Y fue Ladd Junior quien propuso a Scott como director de “Alien”, en virtud de la acreditada habilidad del inglés para las atmósferas y la ambientación. Y no sólo eso: Scott era (y es) un gran dibujante, y mientras esperaba que Fox le diera luz verde, dibujó un “story-board” completo de todo el film, mucho más detallado y preciso de lo habitual. Tan bueno que no sólo le contrataron, sino que el presupuesto inicial de “Alien”, de 4 millones de dólares, fue casi triplicado hasta alcanzar los 11 millones. Ese “story-board” hizo que “Alien” pasase a ser una gran superproducción.
Un guerrero masai para hacer de “Alien”
La mayor preocupación de Ridley Scott era lograr que el “Alien” del título no pareciese un hombre disfrazado con un traje de goma. Probó muñecos, marionetas y toda clase de efectos para darle vida, pero la tecnología de la época no era lo bastante avanzada. Y obligados al disfraz, necesitaban alguien muy alto y delgado para que la criatura pareciese lo más espigada (e inhumana) posible. Curiosamente, encontraron a su hombre tomando una pinta en un pub de Londres. Se llamaba Bolaji Badejo y era un joven nigeriano de la tribu masai, que estaba en Inglaterra estudiando diseño gráfico. No tenía experiencia como actor, pero medía 2’15 y era flaquísimo debido a la enfermedad congénita que padecía: anemia falciforme. “Alien” fue la única película que filmó, y de vuelta a Nigeria murió con 39 años, en 1992, víctima de su enfermedad.
Meryl Streep, protagonista de “Alien”
En el guión de “Alien”, los siete tripulantes de la Nostromo no tenían distinción de género. Para que pudieran ser indistintamente hombres o mujeres, los guionistas les pusieron sólo apellido: Kane, Brett, Dallas, Ash, Parker, Lambert… y Ripley. Sólo a última hora se decidió que Ripley, sería una chica. Y para el papel, barajaron a dos jóvenes principiantes, compañeras de estudios en las clases de Arte Dramático de la Universidad de Yale: Sigourney Weaver y Meryl Streep. Meryl era la favorita de los productores (como siempre), pero en el último minuto ella misma se borró del casting por razones personales: su novio, John Cazale, Fredo Corleone en “El Padrino”, acababa de fallecer por cáncer de huesos. Así que el papel se lo llevó Sigourney… y hoy es imposible imaginar a otra Ripley.
La muerte de Kane
Es quizá la escena más famosa de “Alien”: la muerte de Kane, interpretado por John Hurt, con el pequeño xenomorfo brotando de su pecho. Filmaron sólo 2 tomas, pero muy largas, con más de 40 minutos de metraje entre las dos. Y aunque todos habían leído el guión, nadie sabía exactamente cómo iban a filmar ese momento… ¡ni cuánta sangre iba a ver! Los chorrazos de hemoglobina pillaron al reparto por sorpresa, y el asombro y el asco en sus caras son auténticos. Pero aún más asquerosos eran los huevos de “aliens” (rellenos con verdaderos corazones y pulmones de reses muertas), las vísceras del “atrapacaras” (visibles en la escena de su autopsia, hechas con mariscos y tripas de pollo) o el fluido blanco que brota del androide Ash (una mezcla de leche, espaguetis, caviar y aros de cebolla). Bajo la potente luz de los focos, dice Sigourney Weaver que a los pocos minutos de rodaje el olor en el plató era insoportable.
“Alien”, una película para niños
Bueno, no para niños, pero si con niños: en las escenas del planeta donde encuentran los huevos alienígenas, para que los decorados parecieran más grandes usaron niños vestidos de astronauta. Y no cualquier niño: cuando Kane, Dallas y Lambert se topan con el cadáver de un extraterrestre con un agujero en el pecho (augurio de lo que está por pasar), los tres astronautas en pantalla eran realmente los hijos de Ridley Scott y de uno de los productores. Niños que, luego, no pudieron ver la película en los cines: en el Reino Unido recibió la calificación “X”. Y ahí lo malo no es que te comparen con una película “porno”, sino que con la “X” normalmente queda prohibida la publicidad en televisión, con el perjuicio que ello puede suponer en la carrera comercial de una película.
¿Y cómo le fue en la taquilla?
Como un tiro. Las duras clasificaciones no le afectaron, el público se rindió a la película… y la crítica también. Todavía hoy, “Alien, el octavo pasajero” tiene un 89 sobre 100 en Metacritic, y un 93% de valoraciones positivas en Rotten Tomatoes. Y después llegaron sus 8 secuelas y precuelas: “Aliens, el regreso”, “Alien 3”, “Alien: Resurreccion”, “Alien VS Predator”, “Prometheus”, “Alien: Covenant”… y este mismo mes de septiembre, “Alien: Romulus”. Con Ridley Scott como productor, cediendo el testigo de la dirección a Fede Álvarez. Chileno, por cierto… igual de Alejandro Jodorowsky. En cierto modo, el círculo se cierra, 45 años después del estreno del primer “Alien”.