The Noise FiguresEl dúo ateniense presenta ‘Aphelion’, un disco en el que la única referencia helena es el título

Los griegos se lo han montado fatal. Gracias a ellos, todo el hemisferio norte tiene cultura y no anda en taparrabos comiendo raíces. Desde Moscú a Alaska, miles de millones de personas deben gran parte de lo que son a un puñado de griegos que hace 3.000 años sentaron las bases de la cultura, la política y la sociedad civilizada. Sin embargo, ahora andan con una mano delante y otra detrás por no haber sabido amortizar esa aportación a base de cobrar royalties. Que miren cómo los americanos, con la milésima parte de inteligencia, han rentabilizado sus aportaciones a base de control político, McDonalds y Apple Stores.

The Noise Figures han venido para tomarse la revancha. Con la misma caradura que en Occidente manejamos la herencia griega sin citar, ellos utilizan las referencias clásicas norteamericanas con mala leche y soltura. El dúo ateniense presenta ‘Aphelion’, un disco en el que la única referencia helena es el título. El resto es psicodelia y garaje con un espectro muy amplio, nunca mejor dicho. Para que la cosa no se haga pesada y añadir alguna novedad, el loop se rompe con guitarrazos roqueros y momentos más pop. Pero no dejan ningún tópico sin tocar. El Hammond dirige “Run” que por momentos es más rimamblusera que ácida, camino que continúan en “Aphelion”, por supuesto, con fuzz incluido. Pero The Noise Figures no tienen complejos, o al menos tienen claro que hay que pervertir la fórmula si se quiere ampliar el público y en “Holy One” no temen sonar poperos y convencionales en el buen sentido.

No deja de tener mérito la variedad sonora del disco si se piensa que se grabó en una semana con equipos de los setenta para preservar el sonido. Porque además del fuzz, de R&B o el pop ya descrito, también les da tiempo para sonar pesados, densos, como en “Feathers” y acelerarse en modo heavy metal en “Blood”. Así, ‘Aphelion’ es una especie de compendio de muchos de los sonidos americanos de la segunda mitad del siglo pasado. Su transcendencia no será igual que la de los filósofos griegos, pero por algo hay que empezar.