El próximo viernes, 9 de febrero se estrena en nuestros cines The Florida Project, lo nuevo de Sean Baker, donde el director vuelve a hacer gala de su cine social crudo y sin concesiones.
El director Sean Baker ya alcanzó el favor de crítica y público con su anterior película, Tangerine, la historia de dos amantes transexuales dedicados al negocio del sexo que llegó a ser premiada en el festival de Sundance a pesar de estar grabada con smarthphones.
Su nueva obra, The Florida Project, llega de igual modo avalada por innumerables premios y nominaciones: mejor actor de reparto en los Globos de Oro, mejor película del año y mejor actor secundario en los NBR National Board of Review, mejor director y mejor actor secundario en el Círculo de Críticos de Nueva York, mejor actor secundario y 2º mejor película del año para los Críticos de Los Ángeles, nominada a mejor película y mejor director en los Independent Spirit Awards, nominada a mejor director, mejor guión y mejor actor secundario en los Satellite Awards, nominada a mejor película internacional por los BIFA British Independent Flm Awards…
No es de extrañar que su distribuidora, Diamond Films, la venda como “la película independiente del año” de cara a su estreno en las pantallas de nuestros cines el próximo viernes, 9 de febrero.
El actor secundario que tantos galardones está recibiendo no es otro que Willem Dafoe, al que acostumbramos a ver en súper producciones de Hollywood y que se ha dado el gustazo de implicarse en un proyecto pequeño y de autor como el que tenemos entre las manos. Dafoe interpreta a Bobby, el gerente del Magic Castle Motel, un hospicio de mala muerte levantado en las inmediaciones de Disneylandia en las afueras de Orlando (Florida). No en vano, el título de la película hace referencia al nombre inicial del proyecto para el Walt Disney World Resort.
A Dafoe le acompañan las debutantes Booklynn Kimberly Prince y Bria Vinait. Prince es Moonee, una niña de seis años que sueña con visitar el parque de atracciones de Mickey Mouse pero se debe conformar con vivir en el motel en cuestión. Lo hace junto a su madre Halley (Vinait), que ha perdido su trabajo y la única alternativa que se le presenta para llegar a fin de mes es la de la prostitución.
Ajena a cualquier tipo de supervisión maternal (lo más parecido que tiene a un padre es Bobby), Moonee mata el tiempo de su caluroso verano haciendo todo tipo de gamberradas junto a los otros niños alojados en el motel, Scooty (Christopher Rivera) y Dicky (Aiden Malik).
Al igual que en sus anteriores trabajos, Baker vuelve a ejercer de factotum del cine ejerciendo no solo de director, también de co-guionista (junto a Chris Bergoch), co-productor y editor de la cinta.
El resultado vuelve a ser este drama social, de autor, bañado de hiperrealismo, donde los verdaderos protagonistas son los chavales condenados a la marginación que intentan seguir siendo niños a pesar del mundo de drogas, pobreza, prostitución y desarraigo que tienen a su alrededor. Una de esas películas que empieza mal para acabar peor.
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