El 31 de diciembre se estrena en cines “The End”: el nuevo trabajo del premiado documentalista Joshua Oppenheimer, que salta con este film al cine de ficción. El fin del mundo, un búnker para ricos y una visita inesperada tejen la trama de una película distinta a todo lo que has visto. ¡Y con canciones!
Los protagonistas de “The End” son una familia de ultrarricos que han sobrevivido al fin del mundo, encerrados en un búnker de lujo en lo más profundo de una mina de sal. El veinteañero hijo de la familia nació ya en el búnker, así que jamás ha visto el mundo exterior. Y con su “bunkerizada” vida perfectamente en orden, aparece de repente una intrusa en la puerta: una superviviente venida de quiénsabedónde, en busca de quiénsabequé. ¿Despertará esta chica en los demás personajes el instinto de cooperación de la raza humana… o esa familia de ricos nunca tuvo tal cosa? Las respuestas están en “The End”: la apocalíptica comedia musical de Joshua Oppenheimer.
El director de “The Act of Killing” hace un musical
Joshua Oppenheimer nació en Texas en 1974, triunfó en 2012 con uno de los documentales más impactantes jamás filmados: “The act of killing”, crónica del genocidio de Suharto en Indonesia, narrado por sus propios (y orgullosos) perpetradores. Oppenheimer ya sabía algo de matanzas: sus abuelos paternos, él de Frankfurt y ella de Berlín, huyeron de Alemania cuando Hitler llegó al poder, y regresaron al final de la guerra en busca de supervivientes de su familia (no encontraron ninguno). Con la mochila del Holocausto en su propia espalda, Joshua Oppenheimer supo noquear de tal modo a los espectadores con “The Act of Killing” que obtuvo por este film la primera de sus 2 nominaciones al Oscar de mejor documental. Y ahora salta al cine de ficción, manteniendo intacta su capacidad para meter el dedo en la llaga.
¿Por qué “The End” es un musical?
Oppenheimer presentó “The End” en el último Festival de Cine de San Sebastián, en Sección Oficial a concursó, y explicó allí por qué abordó esta película como un musical. “Me encantan los musicales”, dijo, por la forma en que los personajes ignoran la realidad y “cantan y bailan con un optimismo desbordante frente a los problemas”. Y decidió que ese era el enfoque acertado para su película sobre el fin del mundo, “al estilo del Hollywood dorado”, con toda su opulencia y colorido, precisamente por el contraste con el mundo oscuro que se abre fuera del búnker. Porque sus protagonistas “se niegan a ver la realidad”, pese a ser obviamente corresponsables de ella. Especialmente el personaje del padre de familia.
Michael Shannon y el Apocalipsis
El actor de Kentucky Michael Shannon encarna al padre de “The End”. El prestigio de que goza viene de sus dos nominaciones al Oscar de mejor actor secundario: por “Revolutionary Road” de Sam Mendes, y por “Animales nocturnos” de Tom Ford (el modisto reconvertido en cineasta). Pero Shannon ya quedó marcado a fuego en la memoria de los cinéfilos con “Take Shelter”: otro film de tintes apocalípticos con este actor en el rol de padre superviviente.
La diferencia es que en “Take Shelter” le empujaba la pulsión paterna de proteger a los suyos, mientras que en “The End” le mueve el egoísmo de no proteger a nadie más. Con el giro añadido de que su personaje debe su riqueza a las industrias energéticas, lo que le convierte en figura responsable del desastre fuera del búnker (se supone que el planeta está asolado por incendios y crisis climáticas por el abuso de hidrocarburos). A Michael Shannon, aquí, sólo le importan su hijo, y su esposa.
Tilda Swinton y las 31 tomas
A la esposa “bunkerizada” la encarna Tilda Swinton, en otro “tour de force” de esos a los que nos tiene acostumbrados. La enferma terminal de la almodovariana “La habitación de al lado”, ganadora del Oscar de mejor actriz secundaria por “Michael Clayton”, ofrece en “The End” nada menos que “uno de sus mejores trabajos”, según Joshua Oppenheimer. El cineasta no se anda con medias tintas al añadir en sus declaraciones que Swinton “es la mejor actriz de la historia”. Y refrenda sus palabras en el difícil rodaje de uno de los números musicales: una canción interpretada en solitario por Tilda Swinton, filmada en un único plano-secuencia. Afirma el director que necesitaron 31 tomas para completar la escena, que en cada toma “Tilda fue cavando en el corazón del personaje”, y que por usaron la última en el montaje final.
George MacKay, especialista en hijos raritos
Al hijo veinteañero de “The End”, ese que jamás ha conocido el mundo exterior, lo interpreta George MacKay. Su primer papel importante fue en “Captain Fantastic”, encarnando al también atribulado hijo de Viggo Mortensen, y de ahí saltó al papel principal de “1917”. Pero pese a su juventud, tiene ya una larga trayectoria en superproducciones: nacido en Londres en 1992, debutó en el cine con 11 años en “Peter Pan, la gran aventura”, encarnando a uno de los Niños Perdidos de Nunca Jamás.
Para ese papel tuvo que aprender esgrima para las escenas de lucha, y técnicas de “stunt-double” para las escenas de vuelo… y desde entonces no ha parado. Tiene fama de entregado y disciplinado, y su cara de pasmo (dicho sea en este caso como un cumplido) resulta idónea para “The End”. Aunque en la vida real, casado y con dos hijos, está muy lejos del pánfilo personaje al que interpreta.
La Maison CHANEL apoyó a Joshua Oppenheimer y al equipo en la realización de este musical, en la película, Tilda Swinton y Moses Ingram llevan looks de CHANEL, diez siluetas diseñadas en colaboración con la diseñadora de vestuario Frauke Firl.
El 31 de diciembre “The End” en cines
El Festival de Toronto ha sido otra de las etapas “festivaleras” de “The End” (además de San Sebastián) antes de su estreno definitivo en salas comerciales. A ellas llega de la mano de Avalon, y llega precisamente en un día muy acorde a su título: el 31 de diciembre, justo en el final del año. En las horas previas a Nochevieja, podremos ya disfrutar de la magnífica película de Joshua Oppenheimer… esperando que no sea la última que podamos ver en un cine lleno de gente, antes de irnos todos a un búnker. O al hoyo, según nos toque a cada uno. Aunque al final, a todos nos llega el mismo “The End”.
