Skull St.: cocina viajera, con toques gallegos y castizos

Más calaveras, esto es la guerra. Por distinguirse, por sacar la cabeza a flote, por epatar en la refriega gastronómica diaria. Cuando la experiencia nos dice que lo más importante siempre es sobrevivir. Taberna Skull St. abre en Madrid con un estilazo pintón acorde a los gustos gamberros de las nuevas tabernas urbanitas. Veremos si pasa la prueba más allá del posado de Instagram.

Taberna Skull St.: comer con las manos y brindar con cráneos

Skull St.: cocina viajera, con toques gallegos y castizos

Taberna Skull St. es la criatura bonita de Carlos Núñez, chef gallego de amplia formación y rodaje, curtido en la asesoría y la creación de conceptos gastronómicos en el Grupo VIPS o en restaurantes como Atlantik Corner, flamante nuevo Bib Gourmand 2018. En la calle Barquillo, frente a la plaza del Rey y la misteriosa casa de las siete chimeneas, Skull St. es todo suyo. Núñez ha querido recrear en él su visión canallita de la cocina viajera, con apuntes gallegos y castizos, pero con concesiones a ingredientes, sabores y platos latinos y orientales que ya hemos incorporado a nuestra memoria convencional. Hay zamburiñas, pero hay jalapeños. Hay ensaladilla, pero también tacos y achiote. Esto es una tasca más bien internacional, con barra para compartir sin muchas formalidades.

Skull St.: cocina viajera, con toques gallegos y castizos

El nombre. Skål (pronunciado skull) es el chinchín noruego. Un brindis de la victoria cruenta que, en la tradición vikinga, se hacía bebiendo y chocando los cráneos (skoll) enemigos. Algo así.

Skull St.: cocina viajera, con toques gallegos y castizos

Este cráneo (skull en inglés) es la imagen representativa del local. Las calaveras se suceden en los ventanales y en el interior del restaurante que el madrileño estudio Arinni ha customizado para hacer de este inmueble neoplateresco, antigua residencia de los duques de Sueca y Alcudia, una sede de estética industrial y underground. Entre columnas de fundición, muros de granito y rejería exterior, elementos originales respetados, impactan las paredes de containers y el mobiliario vintage de Francisco Segarra (taburetes altos Kenton Creta, por ejemplo). La pegada es intimidante.

Skull St.: cocina viajera, con toques gallegos y castizos

Lo que se dice un local molón que empieza en una barra central de 14 metros (con enchufes) junto a la cocina a la vista, y termina en un reservado protagonizado por una mesa hecha con una vieja vagoneta minera. Este espacio perfecto para el colegueo se liberará de una de las paredes en cuanto se pueda. Cosas de ser un edificio histórico.

La carta de Skull St. se presenta en formato de tabla periódica, está muy bien detallada y cambia según temporada. Interesantes tanto la ensaladilla rusa con polvo de mojama como las croquetas tempurizadas rellenas de sepia y gamba, combinación muy gallega. Rico el marinado de corvina con huancaína cítrica pero más sabroso aún el steak tartar con jalapeño, encurtidos y pico de gallo sobre un pan de coca. Con el punto de picante justo y a gusto del consumidor. Tal vez el plato ganador de Skull St.
Cabe hacerse con la costilla de ternera glaseada y horneada durante 36 horas o con el pollo macerado al carbón con romesco y cebolletas asadas, de lo más jugoso. Pincha un tanto el taco de papada glaseada, demasiado seco. No está nada mal el postre de chocolate, aunque más conseguida es la tarta de queso Gamoneau con maracuyá.

Skull St.: cocina viajera, con toques gallegos y castizos

Nos gusta la posibilidad de los vinos por copas y esperamos a que la coctelería, servida en calaveras gigantes de 700 cl, afine más la puntería y aborte los excesos dulzones. Estaremos atentos que Skull St. acabe con la maldición de este local y se afiance en el recorrido del street food cañí. Nos gusta pringarnos los dedos y más si el ticket medio no supera los 20 euros.

*Carta de Skull St

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Skull St.
Calle Barquillo, 8, Madrid
Tel. 91 173 43 46
skullst.es

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