Soviet Gym es Arturo Daniel Marín Ramos (1986, Alicante) uno de los hermanos Marín, un compositor fenómeno que publica discos con sonidos postpunk sobre las cabezas locas locas por el viento, inspirado por los agroquímicos, los ciclomotres y los chemtrails, todo muy ok. Soviet Gym hace música escapista para dejarte secar como un charco de Monster en el asfalto de un polígono, un resto pegajoso y sintético, es electrónica de fantasías industriales. Actualmente dirige cuatro proyectos en solitario: Motori Minarelli (post punk, krautrock, indie grunge). Kolonos (Afroindustrial), Arturo Marín (chill house, ambient house, landscape techno, math techno) y Soviet Gym (retro wave) vamos música buena como el poster del I want to believe. Soviet Gym ha publicado los discos Bacaladdero (2016), Metabakalao (álbum negro) (2017) y el Álbum azul del metabakalao (2017), Hablamos, la pasamos bien y esto es lo que nos decimos:
Tienes un trabajo bastante conceptual, para mí esto es un acierto en tu música. En Soviet Gym hay sensibilidad y criterio sonoro y al escucharlo se genera una sensación acústica ambivalente: es inmersiva y profunda, enigmática y ocultista y también es todo muy lúdico, festivo y destructivo. ¿Cual es esta base conceptual que parecen tener tus discos con tantas afinidades con el arte visual?
Soy sinestésico, hasta hace poco pensaba que era lo normal, tiendo a representar colores y formas en mi cabeza mientras escucho determinados sonidos que me resultan interesantes. Siempre imaginé la forma de onda, la textura del sonido y un montón de matices cromáticos y formales de los que no encuentro explicación, pero que siempre han estado ahí y me ayudan a memorizar las nuevas emociones sonoras que voy conociendo ya que las concibo como identidades o personajes.
¿dónde te gustaría que sonara tu música?
En un lugar provisto de mucha oscuridad, donde el individuo se sintiese completamente anónimo y libre para bailar, contonearse, moverse sin prejuicios y sin una direccionalidad determinada, al contrario que la ceremonia del concierto de rock. Tod@s sabemos bailar perfectamente si nadie nos ve, además la oscuridad es muy inclusiva y democrática.
Un sonido favorito, un efecto, un sampler, un plugin, una base jugosa.
Creo que no tengo favoritos, pero los órganos de iglesia y los clavicordios me drogan la cabeza, aunque se note que es un plugin totalmente falso evocan academicismo y grandilocuencia, pero también cierto aire naif que lo hacen inocente como un niño. A parte he crecido en un entorno muy religioso, mi madre es católica practicante, mi casa está llena de Yisuses y citas del Señor. Mi padre ponía música cristiana everywhere, le robábamos las cintas para grabar a los Deep Purple encima y siempre se superponía algún órgano o canto gregoriano. De pequeños nos llevaban a la iglesia todos los días y a mi, aunque me aburría profundamente, me molaba el lugar. Estaba petado de reverb, velas y moquetas lilas, era una parroquia nueva y super austera, sin dorados, solo hormigón visto. Por aquellos años empezaba a tener conciencia sobre la muerte, las drogas, el heavy y el bacalao y toda aquella puesta en escena me parecía super fuerte porque los propios monaguillos eran bacalas con bermudas de calaveras.
¿Que te llevó a crear el proyecto Motor Miraneli y trabajos como “el viento vuelve locas las cabezas” y atractiva degeneración urbanística”?
El recuerdo de una energía muy particular, la que sentía con 15 años recorriendo los caminos de Ascoy (Murcia), localidad donde viví mi adolescencia, sobre una Derbi Variant con manillar tipo Streaker, completamente fumado. Es una tierra con una energía especial, por aquellos parajes han ocurrido sucesos que fueron portada de la crónica negra española, como el crimen de los novilleros, de ahí la canción Charco lentisco. Todas las tardes soplan unos vientos manchegos que dejan tu keli desprovista de paz y según muchos “vuelve locas las cabezas”. Me parece un lugar tan digno y decadente para hacer post punk como Manchester o Sheffield.
¿Cual es la filosofía del sonido Metabakalo que propones en el álbum negro?
El Metabakalao es el bacalao que hay dentro del propio bacalao. Es como si metiese en una bolsa de basura comunitaria todos los estados emocionales del bacalao, estampase esta contra un muro, después la tirase por un barranco, la ejecutase de siete disparos y mas tarde le prendiese fuego y bailase sobre sus restos. Es el asesinato del bacalao.
¿Cual es tu proceso de trabajo?
Normalmente suelo trabajar primero el “gancho emocional”, que puede ser una melodía, una rítmica extraña, una atmosfera, un riff, un conjunto armónico sin jerarquías o sencillamente una voz, algo que pueda generar interés durante varios minutos, llenándote el cerebro de dopamina. Una vez tengo el gancho emocional, meto los mínimos elementos accesorios que sirven para engrandecer a este primero; bases, colchones y detalles armónicos. Si lo achican o tapan, se van fuera. Nunca empiezo los temas por una base, o por un cuerpo, empiezo siempre por el rostro, la mirada, la identidad, la personalidad. O tengo el personaje principal de primeras o no curro en ese tema porque no hay tema. Sabes que tienes una canción cuando tienes algo que droga cabezas, si no coloca ni lo guardo.
El sonido de Soviet Gym remite al mundo estético de los gimnasios, los entornos postindustriales, la estética del polígono, la arquitectura soviética y también hay influencias retro futurista y scifi. ¿concibes tus temas pensando en lugares donde deberían pincharse o que debería evocar?
Mas bien en qué debería evocar, pero es solo un punto de partida, quiero que la gente imagine a su gusto. Los lugares para mi no son tan importantes si hay oscuridad en abundancia. De hecho me molaría que el contenido visual fuese mínimo, para que la atención se potenciase únicamente del lado auditivo, esto podría generar que el publico llegase a tal estado de consciencia que llegara a imaginar las visuales en su mente. Es como si cada uno viese unas visuales diferentes, en base a su subconsciente.
¿Donde te has formado musicalmente?
Hice un curso de 20 horas de Ableton Live hace unos 7 años aquí en Alicante (no sabía ni que era una octava), después seguí de forma autodidacta hasta la actualidad. Google y Youtube son mis mentores. Hace 3 años empecé con la guitarra y a día de hoy me es prácticamente imprescindible para el proceso de composición de todo lo que hago. Es como un sintetizador pero mas primitivo y directo, para mi es sencillamente un objeto con el que se puede crear música a partir de mil técnicas no ortodoxas.
También hace 3 años conocí a un productor de Alicante, Yon-x, que fue el primero en ver algo valioso en mi música y aunque él hacia un rollo muy diferente al mío, me enseñó durante meses a obtener una técnica de audio aceptable (de gratis). Le estoy super agradecido ya que eso me dio una independencia vital. Todo lo anterior es desde el punto de vista técnico, a nivel de ideación, la influencia viene por mis hermanos mayores que siempre estaban grabando marcianadas con guitarras en un cuatro pistas en el cuarto de al lado. Esas grabaciones aun las conservo y siguen siendo referentes de vanguardia para mi.
Oscuro, cavernoso y con matices exóticos, arábicos y nostágicos ¿por qué con Bacaladdero, tu primer álbum, optaste ya por subgéneros de la electrónica como el minimal wave?
Bueno, El Bacaladdero es un viaje por muchos rincones del bacalao que merecían la pena explorar y quería que todos ellos estuvieran a sólo un click de ratón y eso ningún otro álbum me lo daba, así que lo hice porque yo hago los Bandcamps para mi. El minimal wave es un genero en el que me siento muy cómodo, de hecho la primera música que hice con el ordenador fue minimal wave, pero yo no sabia que se llamaba así, simplemente son bocetos de punk hechos con instrumentos virtuales, de forma rápida y sin detalles. Para mi el punk es el virtuosismo de la eficiencia emocional, la emoción al desnudo.
¿Donde nos llevas con tu siguiente trabajo? ¿En que estas metido ahora mismo?
Pues hace poco mas de una semana, publique Kolonos, un nuevo proyecto de música afroindustrial, pero muy poca peña lo ha mirado (risas). Es un trabajo de corte experimental en el que intento colonizar de forma burda, obstinada e irrespetuosa las técnicas compositivas de la música subsahariana, pero desde un punto de vista completamente frio, racional, occidental y mecánico. Sincopas forzadas, rítmicas mecánicas cruzadas, instrumentos étnicos de pacotilla, influencias medievales, imperiales y wagnerianas, en fin un mundo sonoro primitivo ejecutado desde un lenguaje frio y binario. Yo lo llamo etnicismos falsos o sencillamente música falsa, ya que también hay temas que sencillamente he tarareado, no me hace falta representarlos “de verdad”, el estado emocional sería el mismo.
Soviet Gym. Fotografía de Roberto Cárdenas.
