LO QUE DA DE SÍ UN SMILEY, MUCHO MÁS QUE UN JERSEY
Quién le iba a decir a Harvey Ball que el logo que hizo en 1963 para una compañía americana de seguros, y por el que solo cobro 45 euros, llegaría no solo a convertirse en símbolo lisérgico de una generación, sino en una marca que desfila en la semana de la moda parisina. Pues sí. El listo fue el empresario francés Franklin Loufrani, que en 1971 popularizó y registró el logo, creando el Smiley World, para vender su licencia en toda Europa. Hoy está registrado en todo el mundo y se utiliza, aparte de emoticón, para 25 tipos de productos y servicios. Por supuesto, también es una marca de moda y complementos, inspirada en los 70, el pop art, el hippysmo y en la gráfica de Peter Max, artista gráfico de los 70. El encargado en convertir todo eso en moda ha sido el iconoclasta diseñador Jean Charles de Castelbajac. Los precios van desde 110 euros, una camiseta, a 560 un vestido de seda (parte de los beneficios se destinan a obras de caridad). Seguro que a Harvey Ball no se le quedó cara de smiley.
Imágenes de la colección otoño invierno 08/09 de Jean Charles de Castelbajac
Fotos: Estrop / Carles Cubos
6 de septiembre de 2008 a las 19:36
de hecho, una gran parte de las cuevas de altamira está repleta de smilies prehistóricos y tuvo que ser cerrada al público en 1971, al no llegar a un acuerdo entre el seór loufrani y las autoridades de aquella época, cuando cantabría se llamaba santander y pertenecía a castilla.
6 de septiembre de 2008 a las 11:45
Coño, ¿cómo se puede registrar un grafismo tan sencillo?
Es una cara llevada a la minima expresión. Bueno me imagino que habrá registrado un determinado pantone de amarillo y esos rasgos gestuales de los ojos y boca. Porque un círculo con dos ojillos y una boca es lo primero que pinta un niño en la guardería ¿influenciado por Harvey Ball?