Smile abre su nueva gira y devuelve el verano a la sala Copérnico de Madrid
Eran las nueve de la noche cuando llegamos a aquella sala que estaba apenas iluminada por una luz morada en mitad del escenario desde el que Smile nos pondría a todos a saltar minutos después. Lo que viviríamos a continuación sería un pequeño viaje a través de la juventud del grupo y de su cantante John Franks con parada en dos de sus locales favoritos.
Smile abría su gira el Día Internacional de la Sonrisa, casualidades del destino que hizo que Jim Beam eligiese esta fecha para celebrar uno de los conciertos dentro del ciclo de MadTown Days que promete más conciertos en Madrid y en Barcelona.
Entre canción y canción, John nos contó alguna que otra anécdota. El concierto, como os contaba, estuvo dividido en dos salas que recordaba de su juventud, una en la que solían sonar baladas y en la que las parejas iban a bailar arrimados, el cantante bromea que en aquella sala dio su primer beso. Terminamos en otra mucho más gamberra en la que solían sonar todos los hits de la época -los Ramones o The Rolling Stones entre ellos. Todos nos imaginamos cómo serían los asistentes a aquel The Last Chance, un bar de carretera que tenía su nombre escrito con neones en el que John dijo que podía pasar de todo.
Sonaba Lucky day, el cantante animaba al público a que bailase cuando una niña de unos 6 años sacó una pequeña pancarta en la que había escrito el nombre de la canción, demostrándonos que los fans de Smile no entienden de edades y que el grupo emociona tanto a niños como a adultos.
Pronto se terminaron las baladas, no sin antes un momento especial del concierto cuando la sala Galileo se quedó en profundo silencio para escuchar solo a la voz del intérprete acompañado del sonido de su ukelele, después todo se convirtió en una fiesta con When the lights change. No solo cambiaron las luces, sino que todo se puso patas arriba cuando John se lanzó al centro de la sala para animar al público a saltar y bailar.
Entre los integrantes de Smile había un rostro conocido, el de Antonio Garamendi, quien se encargó de llevar los teclados durante el show. Finalmente, todos terminaron entre el público. Un concierto en el que la banda “buscaba el verano interminable de Madrid” tal y como se mencionó durante el show
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Smile
MadTown Days by Jim Beam
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