La silla BKF, un icono de la historia del diseño, tiene una curiosa conexión con el crimen, los detectives y la novela policiaca en general. Es seguramente la silla más utilizada en la narrativa policiaca del siglo XX o por lo menos en sus portadas.
La silla BKF, también conocida como “Butterfly” (“mariposa” en inglés) es una silla de acero y cuero diseñada en 1937 en Buenos Aires por los arquitectos Bonet, Kurchan y Ferrari, cuyas iniciales formaron su apelativo, fundadores del colectivo Grupo Austral y que habían trabajado previamente en el estudio de Le Corbusier en París. Se presentó en el tercer Salón de Artistas Decoradores de Buenos Aires en 1940 y se convirtió en el símbolo del diseño nacional argentino en el mundo. En los años 40 en EEUU se copió el diseño y se fabricó de forma ilegal, de ahí que pasara a denominarse “butterfly” y perdiera su denominación original.
Imágenes superiores: La silla BKF con mujeres asesinadas en portadas de novelas policiacas de 1957
Esta icónica pieza del diseño del siglo XX figura desde el año 1944 en la colección permanente de uno de los museos de arte contemporáneo más importantes del mundo, el Museum of Modern Art (MOMA) de Nueva York gracias a Edgar Kaufman. Además, figura en la colección permanente del Museu del Disseny de la ciudad de Barcelona desde el año 2014 como una pieza fundamental del diseño del siglo XX.
Hojeando viejas ediciones de novelas policiacas nos hemos encontrado con una sorpresa: la utilización de la silla BKF en numerosas portadas. Tal vez la razón de esta elección, por encima de cualquier otro diseño de silla, fuese su magnífica predisposición iconográfica y su versatilidad para las posturas.
Se trata de un diseño verdaderamente revolucionario. Su estructura de hierro redondo macizo de 12,7 mm de diámetro doblado hace que las líneas formadas por el armazón parezcan sujetar en el aire el tejido de la silla (originalmente de cuero), dándole un aire frágil pero dinámico. De igual manera el diseño, realizado hace casi 100 años resulta moderno e innovador incluso en la época actual, habiéndose convertido en todo un clásico.
En un principio, las sillas BKF y sus sugerentes curvas resultaron un buen soporte para que descansaran los cadáveres de mujeres, tema muy recurrente en las portadas de las novelas policiacas del siglo XX
Imágenes superiores: A la izquierda edición argentina 1958 a la derecha la edición estadounidense del mismo año
Posteriormente, las mismas curvas sirvieron para realzar los cuerpos de mujeres vivas e incluso empoderadas, sentadas como si estuvieran en un trono, con la figura de los hombres empequeñecidos, serviciales o muertos.
Imagen superior: Una edición de 1961
Imágenes superiores: A la izquierda una edición de 1960 y a la derecha en 1961
Las ilustraciones de las portadas también sacaban el máximo partido a su carácter sensual al realzar sus curvas y fundirlas con el cuerpo femenino.
Imágenes superiores: Izquierda publicación de 1961 y derecha publicación de 1964
Imágenes superiores: Izquierda una edición de 1964 y a la derecha portada publicada en 2019
Imágenes superiores: De izquierda a derecha, 1971 EEUU, 1973 y Reino Unido, 1975 Brasil
Normalmente era un mujer la que ocupaba la silla, pero también hubo casos en los que fue ocupada por hombres, eso sí, siempre acompañados de una esbelta fémina, para cumplir con los cánones de las portadas de la época. En estos casos, la silla quedaba relegada a un segundo plano, aunque su presencia sigue marcando de forma potente el diseño de la obra gráfica.
Imágenes superiores: Izquierda, edición holandesa 1973 y a la derecha edición estadounidense 1960
El plagio o reutilización de portadas era un fenómeno bastante frecuente en las décadas de los años 50 y 60. Servían para diferentes novelas, autores e incluso países. En aquella época, para diferenciarlas, a veces se utilizaba un photoshop bastante primario y artesano. Nuestra silla no fue ajena a este fenómeno.
Imágenes superiores. De izquierda a derecha: Caimán México 1962, Gold Medal 1960 EEUU y Noruega 1961
La silla BKF no solo sirvió para las novelas policiacas, también se utilizó de forma asidua en novelas “subidas de tono” en las que la mujer era protagonista indiscutible y su cuerpo se adaptaba al diseño curvilíneo de esta poltrona clásica en una simbiosis pretendidamente provocativa.
Imágenes superiores. Izquierda, Signet 1955, derecha: Berkley 1958
Imágenes superiores. Izquierda: Midwood 1960 y derecha: Signal Sixty 1964
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Sobre la silla BKF
Fue diseñada por los arquitectos argentinos Juan Kurcha y Jorge Ferrari Hardoy junto al español Antonio Bonet que pertenecían al Grupo Austral.
Según wikipedia “Existe una antecesora parecida, la Tripolina. Aunque los autores del BKF, nunca tuvieron conocimiento de ella. Este es un asiento plegable de campaña, con estructura de madera y cubierta de lona, que utilizaba el ejército inglés en el siglo XIX, patentada por un constructor inglés en 1877 y luego bautizada “tripolina” por “Trípoli” la capital de la Libia italiana, al fabricarla en serie en la década del 30 del siglo XX. Está hecho de 10 piezas de madera, unidas por elementos de metal articulados, y una funda de tela, o cuero en versiones posteriores.”
También conocida con el nombre de Butterfly o mariposa fue la denominación que tuvo cuando se fabricó ilegalmente en EEUU. El diseño fue reproducido en un principio por la firma Artec-Pascoe, hasta que en 1945, la empresa estadounidense Knoll la lanzó a la fama. En los años 50, diversos fabricantes bajo diferentes nombres produjeron más de 5 millones de sillas BKF. En el modelo original, el peso del cuerpo recae al sentarse sobre una funda de cuero que se apoya en una estructura fija de acero. Sin embargo, durante estos años fue reproducida y copiada en distintos tipos de materiales y hoy se la puede encontrar en texturas y colores muy diferentes.
En este momento, la silla BKF se produce en numerosos países. En Argentina, el productor más famoso es Big BKF Buenos Aires. Los más famosos en Europa son Cuero Design en Suecia y Weinbaum en Leipzig, Alemania.