Viajamos hasta la fábrica de Wolfenbüttel para conocer de primera mano el origen de esta bebida.
“¿De qué estará hecho el Jäger?” Seguro que esta pregunta (o alguna muy similar) ha pasado por tu cabeza en más de una ocasión, aunque sospechamos que habrá sido algún domingo por la mañana. No te preocupes, no estás sólo. Al menos en España, ya que somos el cuarto país que más Jägermeister consume, por debajo de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. Una posición nada desdeñable si tenemos en cuenta los 89 millones de botellas que se venden cada año en todo el mundo. Con este volumen de datos, no nos quedó otra que plantarnos en Wolfenbüttel, pueblo germano donde se encuentra la fábrica, para encontrar la respuesta a la pregunta: ¿qué tiene el Jäger que tanto nos gusta?
La respuesta no la encontrarás aquí, no porque no te la queramos dar, sino porque no lo sabemos. De hecho, la fórmula exacta del licor tan sólo la conocen cinco personas en todo el mundo. Ni siquiera los trabajadores que cada día ponen en marcha la precisa maquinaria alemana tienen claro qué ingredientes lleva. Se sabe que son 56 y conocemos algunos de ellos, como el jengibre, el anís estrellado o, curiosamente, el azafrán, pero hasta el número de ingredientes que son secretos es un misterio. Una fórmula magistral creada por Curt Mast en los años 30 del siglo pasado mientras buscaba un digestivo que le ayudara a calentarse los días de caza. De ahí el nombre, ya que Jägermeister no es más que Maestro Cazador en castellano. Y también el famoso logo del ciervo con la cruz, símbolo tradicional de los cazadores extraído de la leyenda de San Huberto.
Pero aunque no hayamos dado con la respuesta a nuestra pregunta principal, nos hemos vuelto de Alemania con varios datos sobre el Jäger que no conocíamos. Como por ejemplo, que además de la bebida que todos conocemos, la empresa fabricó durante muchos años ginebra, vermut y toda clase de licores, hasta que decidió centrarse en un único producto -con un éxito evidente. O que fue la primera en patrocinar un equipo de fútbol, el Eintracht Braunschweig, que llevó el nombre de la marca en sus camisetas a pesar de estar prohibido por ley. Una campaña de marketing revolucionaria que ha llegado hasta nuestros días, como hace poco demostraron haciendo el primer cortometraje de animación a base de tatuajes del que ya os hablamos aquí.
Un dato que no podemos obviar y que seguramente ya habréis experimentado en vuestras propias carnes: el Jäger se bebe bien frío, directamente del congelador, a ser posible a -20 grados centígrados. Así nos lo aseguró Anton Roidir, un experto coctelero que también nos abrió un mundo de posibilidades al enseñarnos la infinidad de combinados que se pueden hacer usando como base el licor de hierbas, desde Negroni hasta Margaritas.
Así pues, no hemos logrado desentrañar el misterio del Jägermeister, pero hemos vuelto con una visión completamente nueva de “la bebida del ciervo naranja” que nos hará tomarlo con otra cara -y otro paladar- la próxima vez que veamos su famosa máquina en cualquier bar.