Rural ZombiesIrrumpieron en la escena a mitad del año con Stones, un EP de tres canciones con el que demostraron que el fogueo dance y la intensidad emocional pueden ir de la mano.

Que la electrónica no tiene porqué estar reñida con el guitarreo, y que envueltos en un cielo de nubes distorsionadas, una voz limpia y nítida se convierte en la mejor guía hacia la luz.
 Este, sin embargo, no sería más que el preámbulo de un código sonoro que hoy la banda guipuzcoana desarrolla y amplía en forma de álbum, su estreno en larga duración, Bat. No sorprende el título teniendo en cuenta que estos zombies rurales, a pesar de haber incluido en el tracklist del disco los temas de su anterior EP dotados de una gran viveza y claridad, su giro hacia el lado siniestro del sonido es evidente y plausible. 
Por eso, aunque el álbum arranca a conciencia con el rescate de “Fall”, a medio camino entre las cuerdas de guitarra y los silencios de atmósferas envolventes, enseguida caemos en la inquietud y el suspense de “Golden” o en el in crescendo instrumental de “I come in peace” que nos lleva de camino hacia los albores de la oscuridad.

Rural Zombies

El joven quinteto de Zestoa ha sabido ahondar en la doctrina de la Cold Wave. Persisten en parajes de nieve plagados de sintetizadores, donde la tesitura de Julia se pasea suave, solvente y decidida rompiendo un hielo que les viene de serie. Sin embargo, no desdeñan tampoco su ímpetu efusivo y térmico exteriorizado con las guitarras de Manu y Luken, el bajo de Marcos y la imparable batería de Aratz que envuelven en el dream con “The Game” y estallan en la cinemática y multisónica “Shut up”. Lecciones de un pop electrónico con carga multiinstrumental para moldear en la pista de baile la esencia de canciones como “We weren’t born to fly” y “Youth” o dotar de minimalismo y delays a “Nitro”, cuyo discurso se retrotrae a un primer plano. Y es que, tanto en los registros más cercanos, de a pie, como en las esferas celestiales a las que son capaces de arrastrar al oyente, salen airosos y elegantes de una dualidad que engancha. Quizás por eso, “Jack” y “Stones”, de aquel EP con el que se presentaron, no sobran en este decálogo de frío y calor. La primera por luminosa e hipnótica, sugerente y sensual incluso. La segunda por ser más resplandeciente todavía. Porque la luz cobra sentido cuando habita en la penumbra y su color toma forma entre la nada sombría. Y estos chicos han logrado acomodarse con destreza en ambas vertientes, como murciélagos que habitan en la noche, capaces de ver y distinguir detalles en la penumbra.

Rural Zombies en directo: 2 enero 2016- Sala dabadaba – Donosti + 2- 6 enero 2016-  Festival Actual – Logroño + 9 enero 2016-  Sala Moby Dick – Madrid