Arriba el telón. Que se haga la luz. Hemos asistido a los primeros compases de un nuevo restaurante que no quiere ser un cualquiera. Lux es el desafío definitivo del Grupo La Máquina, una apuesta a todo o nada por inversión, despliegue y emplazamiento. Menos clasicorro y más cosmopolita que los habituales de uno de los grupos de restauración con más músculo de Madrid. Esperemos que la ambición no rompa el saco. Mientras, podría darse el gustazo de tener tener ya epitafio lujoso: guapo, bueno y formal. Así se las gasta el restaurante Lux.
Restaurante LUX Madrid. Guapo, bueno y formal
Madrid, calle Jorge Juan, para qué menos ahora que es donde parece que hay que estar y comer. Local contiguo a uno de los más exitosos de la capital, con el que aspira a competir mano a mano. Localazo, queremos decir, en un edificio centenario al que se ha exprimido todas sus virtudes. Acceso a un bonito zaguán de bienvenida por la antigua entrada de carruajes que da paso a un socorrido apartado de espera para ir desahogando el paso a la zona de barra y a las plantas superiores. Tres, en concreto. Aunque los amantes al deporte de barra no se moverán más allá del extraordinario mostrador central en el que poder dedicarse al picoteo informal. Ojo a la versión del mítico sándwich de pastrami patentado por el Katz’s neoyorquino, además del de pato pekinés, la vieira & tigre o las croquetas de marisco. El aperitivo, con corbata o en zapatillas, toma otro impulso a este lado del barrio de Salamanca.
En cualquier caso, hay que continuar viaje y poner rumbo a las alturas del Restaurante Lux. La escalera principal, habilitada a posteriori de obra completa, conduce a un comedor amplio que no defrauda por su luminosidad. Las generosas ventanas y la inteligente y liberadora apertura del techo en la segunda planta baña el espacio de luz natural incluso en días cerrados. Desde las mesas del salón se tiene una perspectiva general del restaurante, con vista a los otros dos niveles restantes, uno para veladas más íntimas, otro para una futura terraza, si los rollos comunitarios lo permiten. El lucido trabajo de interiorismo, con maderas blancas y finas lámparas que se descuelgan desde el techo al que se remató con un espejo que da todavía más amplitud, corresponde a Proyecto Singular.
Comamos, que para eso hemos venido. Aclaración: El restaurante Lux garantiza servicio ininterrumpido de 12:30 a 00:30 en cocina, hasta las 02:30 si las copas se alargan. La carta es un desfile por las gastronomías de España, Italia, México y Asia. Lo que podría temerse como un quiero y no puedo se destapa con correctísimos pases de crudos japoneses (asesoría de Mario Payán, nada menos) preparados en el showcooking de la segunda planta, bogavante en papillote al estilo de Robuchon o, plato estrella, carabinero XXL, con permiso de la costilla de palo glaseada. El ejemplar de marisco se asa sobre hueso de caña con su tuétano y con un velo de panceta ibérica de guinda. Imprescindible acceder a que el camarero lo prepare para la correcta degustación (hasta escurrir el jugo de la cabeza) si no se quiere destrozar el producto.
Otros platos de aquí y de importación para continuar viaje: buñuelos de brandada, guacamole con totopos, ratatouille, patatas a la importancia, rape asado y lomo bajo, éstos últimos para tirar de parrilla. Muchos más, pues la oferta es bien amplia. Balance en positivo para esta nueva sensación que necesita no ser flor de un día sin tampoco hacer ascos a las modas.
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Restaurante LUX Madrid
Calle Jorge Juan, 22, Madrid
Tel. 918 33 42 55
luxmadrid.es
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