Reggio School es el nuevo proyecto de Andrés Jaque que supone una revolución pedagógica desde el diseño del espacio.
Se trata de una escuela proyectada para estimular en niños y adolescentes el afán de aprender a partir de la experimentación, exploración e investigación. La arquitectura de la escuela significa un espacio para generar el deseo de saber. Está situado al norte de Madrid, en la urbanización de El Encinar de los Reyes.
Reggio School es un complejo construido a partir de ecologías y situaciones diferentes. Este proyecto ha supuesto un nuevo paradigma así como un debate muy enriquecedor sobre arquitectura, ecología y pedagogía. Tal y como nos cuenta Jaque “los dispositivos arquitectónicos son el medio en los que las sociedades negocian su futuro”.
El modelo educativo que se plantea desde la filosofía educacional Reggio School considera que el espacio es el tercer educador, el primero son los propios niños y el segundo los docentes del centro.
El modelo educativo que se plantea desde la filosofía educacional Reggio considera que el espacio es el tercer educador, el primero son los propios niños y el segundo los docentes del centro. El colegio está diseñado como una alta concentración de dispares tradiciones y tecnologías arquitectónicas; cada una de ellas vinculadas a formas diferentes de construir las relaciones ecosistémicas de humanos con otras entidades y especialmente con otras formas de vida más allá de la humana.
La construcción acontece desde la verticalidad para reducir la ocupación del suelo y lograr así reducir su huella ambiental. Lo mismo sucede con la decisión de anular de la construcción revestimientos, falsos techos o la reducción del grosor de los muros de carga, lo cual significa una disminución del 33% de la energía embebida de la estructura del edificio.
La desnudez de Reggio School deja ver las instalaciones del mismo generando así estas la curiosidad de los alumnos acerca de la funcionalidad de las mismas. Con seis plantas de altura, en su planta principal, la planta intermedia de acceso, la arquitectura densifica los recursos propios de las arquitecturas infraestructurales.
Elevada 4 metros sobre el nivel del terreno es la parte del edificio que por medio de puentes, grandes luces estructurales y espacios de gigantes dimensiones, favorece que alumnos, profesores y familiares se organicen como sociedad civil, unidos en el cuidado del medio que les rodea, y del que dependen. Esta parte del edificio cuenta con un gran espacio de unos aproximadamente 464 m2 de planta y 8 m de altura, destinados a la asamblea, que concentra muchas labores necesarias en el colegio, como el gimnasio o el salón de actos.
Principalmente este es el lugar de la autogobernanza y la asamblea. Estas características conceden al usuario una relación muy particular con el paisaje que se convierte en un territorio propio, un multiverso donde la complejidad en capas del entorno se vuelven un ejercicio de conocimiento y experiencia.
Continuidad con la naturaleza más próxima con la tierra
La parte inferior del volumen arquitectónico acoge a los alumnos más pequeños. “Aquí, el edificio se abre por medio de planos de fachada plegables, para buscar una relación de continuidad con la naturaleza más próxima con la tierra”, nos explica Jaque. Esto sucede a partir de las plantas que crecen en ella, y los insectos que acoge.
En las plantas superiores, dedicadas a los alumnos de bachillerato, el diseño acontece como un urbanismo organizado, un conjunto de construcciones de pequeña escala agrupadas en torno a un invernadero que fomenta la toma de conciencia sobre las escalas geopolíticas y climáticas.
Sostenibilidad, ecología y materiales
En cuanto a los materiales de construcción, Jaque nos indica que se trata de un edificio esponja. Reggio School aporta formas muy novedosas de hacer que el agua de lluvia recogida en las cubiertas, pueda ser retenida en una serie de jardines de sustratos muy diversos. Esto se logra gracias al trabajo con los ecólogos Jorge Basarrate y Álvaro Mínguez. Los diseños de los jardines acogen muy diversas formas de vida no humana.
Lo mismo sucede con sus fachadas y cubiertas de corcho, que gracias a su forma y grado de porosidad, están diseñadas para retener materia orgánica. También promueven la presencia paulatina de musgos, líquenes y los insectos y pájaros. Todo esto está ya sucediendo.
Un ecosistema de vidas más que humanas
Reggio School es un ecosistema de vidas más que humanas que irá evolucionando y creciendo con el paso del tiempo. La interacción con estos ecosistemas suponen un campo de experimentación activo para los alumnos.
La fachada de corcho es uno de los puntos clave en cuanto a las particularidades constructivas de este edificio. La elección de la misma supuso dos años de trabajo. Más de cincuenta prototipos diferentes, sometidos a ensayos térmicos, hídricos, medioam- bientales y de resistencia al fuego. El corcho es un material fantástico tanto a nivel térmico como acústico. Ahora esta fachada ha recibido el Premio a la Fachada del Año del Architect’s Newspaper de Nueva York.
“La arquitectura o bien es experimental y aborda los temas que marcan el tiempo que vivimos, o es sencillamente irrelevante” Andrés Jaque
Desde la Oficina de Innovación Política, que es el nombre del estudio que dirige Andrés Jaque, el tipo de arquitectura que realizan en todos sus proyectos es siempre experimental. Jaque sostiene que “la arquitectura o bien es experimental y aborda los temas que marcan el tiempo que vivimos, o es sencillamente irrelevante”.
Diseñar bajo estos principios supone trabajar de manera transdisciplinar, con diseños que transitan y conectan ciencia, arte y política, por medio del ensayo permanente.
Para el desarrollo de este Reggio School, el estudio desarrolló una intensa colaboración con los niños y adolescentes
Parte de este ensayo es también la atención que se presta a las personas que serán los usuarios del lugar. Para el desarrollo de este Reggio School, el estudio desarrolló una intensa colaboración con los niños y adolescentes de la escuela. Éstos realizaron muchísimos dibujos y maquetas que el estudio utilizó durante el proceso de diseño. Asimismo, tanto los padres como los profesores aportaron sus ideas.
La arquitectura como gran potencial de crear mundo
El resultado de esto es una escuela única gracias al gran cuidado que presta a la arquitectura. Jaque insiste en el valor que supone la toma de conciencia y la importancia de la arquitectura como gran potencial de crear mundo. Además de propiciar afinidades, de permitirnos sincronizarnos con nuestras dimensiones sociales y ecosistémicas.
La Oficina de Innovación Política se propone movilizar el poder de la arquitectura para contribuir a generar sobre todo inclusividad social y ecológica.
De igual manera, nos dice Jaque “es relevante que todos los proyectos pasen por una primera fase intensa de investigación a través de la cual encontrar qué hace único a cada proyecto en cada caso.” Para Andrés Jaque es importante no hacer arquitecturas genéricas ni abstractas; sino situadas en la especificidad.
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Ficha técnica Reggio School
Localización: Calle San Enrique de Ossó, 48. El Encinar de los Reyes, 28055 Madrid
Superficie total: 18,000 m2
Arquitectos: Andrés Jaque / Office for Political Innovation
Equipo: Roberto González García, Luis González Cabrera, Alberto Heras, Ismael Medina Manzano, Jesús Meseguer Cortés, Paola Pardo-Castillo, Rajvi Anandpara, Juan David Barreto, Inês Barros, Ludovica Battista, Shubhankar Bhajekar, Elise Durand, Drishti Gandhi, Maria Karagianni, Bansi Mehta, Alessandro Peja, Meeerati Rana, Mishti Shah, Saumil Shanghavi
Ingeniería estructura: Iago González Quelle, Víctor García Rabadán (Qube Ingeniería de Estructuras)
Servicios de Ingeniería: Juan Antonio Posadas (JG Ingenieros)
Quantity Survey (Project): Javier González Nieto, Javier Mach Cestero (Dirtec Arquitectos Técnicos)
Ecología y Edafología: Jorge Basarrate, Álvaro Mingo (Mingobasarrate)
Dirección del proyecto: Ángel David Moreno Casero, Carlos Peñalver Álvarez, Almudena Antón Vélez
Fotografías: José Hevia