El estudio Batek Architekten ha convertido una antigua fábrica de 240 m2 ubicada, en el distrito Kreuzberg de Berlín, en una luminosa casa.
Cuando pensamos quién vive en un loft, nos viene a la cabeza el estereotipo del soltero con profesión creativa. Pero el caso que nos ocupa se sale de los tópicos de película neoyorquina y nos demuestra que un loft puede ser el hogar perfecto para una familia de cinco.
El objetivo era proporcionar suficiente privacidad sin restar valor a la sensación abierta y generosa del espacio. El núcleo de esta conversión, por lo tanto, es un conjunto de cajas de madera que los arquitectos han colocado como construcciones de casa en casa dentro del loft. Una preocupación clave fue respetar las cualidades históricas del espacio, de modo que se mantuviera la experiencia del tamaño, la altura y el carácter del loft.
El apartamento se divide en dos zonas: a un lado de la entrada hay un espacio completamente abierto que contiene la isla de la cocina, el comedor y la sala de estar. Las generosas ventanas añaden la impresión de una amplia apertura.
En el otro lado está la zona más privada, que incluye un estudio, dormitorios, baños, vestidores y habitaciones para invitados. Estos están alojados en cajas individuales hechas a medida dispuestas a lo largo de un pasillo diagonal.
Las cajas solo llegan parcialmente hasta el alto techo, lo que no solo deja visibles las vigas macizas y los pilares de soporte de hierro fundido, sino también la extensión espacial del espacio. También proporciona un segundo nivel que los arquitectos han diseñado en forma de techo. Algunos de las cubiertas de las cajas están inclinadas como los techos de las casas, lo que da una atmósfera de aldea. Incluso hay una forma de “azotea”: el área sobre el vestidor sirve como un rincón de lectura y área de invitados, accesible a través de un conjunto de escaleras y protegido por lamas. Las cajas también ofrecen mucho espacio de almacenamiento, en forma de armarios empotrados y estanterías abiertas.
El sistema constructivo que Batek Architekten ha usado, proporciona separación de la estructura del edificio original, no solo espacialmente, sino también materialmente. Los arquitectos eligieron un panel de madera maciza de tres capas, abeto teñido de blanco para las instalaciones hechas a medida, complementado con tragaluces de láminas de policarbonato y azulejos de color blanco roto en los baños. Las superficies individuales de las paredes y los elementos como los marcos de las puertas, los estantes y las unidades de suelo se han acentuado en un tono rosa cálido. Este mismo color también se recoge en la gran mesa de comedor del diseñador berlinés Moritz Bannach.
Los armarios a medida en la cocina también están hechos de pino teñido de blanco y la isla de la cocina es de acero inoxidable. Las superficies de las paredes y el techo originales se dejaron como estaban y simplemente se pintaron de blanco, de modo que las texturas de hormigón y ladrillo en bruto permanezcan visibles. Se han conservado algunos restos del uso anterior de la fábrica y las paredes y el piso permanecen sin renovar; un acabado demasiado perfecto habría estropeado el encanto industrial del espacio. Esta es exactamente la razón por la que los lofts son tan populares: combinan la atmósfera auténtica y las cualidades de la arquitectura histórica con la vida contemporánea en un espacio abierto, incluso para una familia con tres hijos.
Sobre Batek Architekten
Estudio de arquitectura fundado por Patrick Batek en 2017, aunque él ejercía la profesión desde 1999 como autónomo. En su portafolio hay trabajos de interiorismo, mobiliario y por supuesto de arquitectura. Especializados en reformas y ampliaciones de restaurantes, bares, hoteles, oficinas o viviendas privadas como la de este artículo
