Queens of the Stone Age regresa con su disco más bailable pero sin abandonar la oscuridad
Estábamos ansiosos de escuchar ‘Villains’ , el regreso de Queens of the Stone Age, después de aquel perfecto y sobresaliente ‘…Like Clockwork’. Muchas dudas, planearon sobre este nuevo álbum para los fans más acérrimos de los californianos. En primer lugar, su productor: Mark Ronson. ¿Cómo demonios, alguien que había sido responsable del trallazo pop ‘Uptown Funk’ , podría ponerse a traducir las brumas oscuras de Josh Homme?. Lo que muchos no tuvieron en cuenta, es que Ronson antes que interprete de pop, es un grandísimo creador y productor. Sólo hace falta remitir al ‘Back to Black’ de Amy Winehouse. Una referencia muy cercana en temáticas a la banda primigenia del stoner rock.
¿Pero qué nos encontramos en ‘Villains’?. Pues de nuevo, un LP lleno de matices, rico en instrumentación, letras trabajadas y…baile. Si, habéis leído bien. Entre todas las cumbres borrascosas habituales en Queens of Stone Age, también hay momentos para el esparcimiento festivo. Swings de batería de lo más pegadizos y marañas de sintetizadores muy bien trabajados y dispuestos, tienen la culpa.
El primer corte ‘Feet Don’t Fail Me’ nos introduce mediante un magnífico paisaje sonoro que va in crescendo, y que nos sumerge de lleno en toda la magia de ‘Villains’. Con cada corte, atestiguan, que el ADN de la banda sigue intacto y que madura a la perfección.Pero también, que querían acercarse a conceptos más bailables y rockanroleros. Y desde ‘The Way Used To Do’, segunda canción del disco, se apoyan en esta premisa. Canciones pegadizas, muy bien concebidas, donde no falta ni sobra ni una nota y con un gran espíritu pop. Y eso, no es nada que en absoluto reste enteros a la propuesta de ‘Villains’. Sólo hace que crezca exponencialmente con cada escucha.
Mark Ronson, ha empastado perfectamente con el grupo, al contrario de lo que puedan pensar muchos puretas. Ronson, a petición expresa de Homme, ha logrado ampliar el espectro sonoro de la banda. Ha logrado que los rayos de luz penetren en ese caparazón carente de claridad, en el que se encuentran siempre inmersos los californianos. Pero en su justa medida. Por ello, lo luminoso no afecta en absoluto a lo oscuro. Sólo lo potencia y lo redirige.
Si tuviese que etiquetar en un estilo a Josh Homme y sus secuaces, sin duda sería en el art-rock. Dejemos atrás esas etiquetas como rock alternativo o stoner rock, tan desfasadas y a su vez, pueriles. Queens of the Stone Age, crea sus discos con mimo y desde un prisma artístico sin concesiones a lo casual. Una banda con un amalagama de sonidos e influencias tan vastas, no puede ser simplemente rock alternativo. Lo siento.
Queens of the Stone Age, nos entregan de nuevo un disco que sólo mira hacia el futuro. Porque después de casi veinte años como banda, en cada largo, han conseguido ampliar, transformar y hacer crecer su fórmula maestra.