Natalia de Molina se mete en la piel de una miliciana de la Guerra Civil Española en la película del cómico Miguel Gila.
“¿Es el enemigo?” Es el nuevo proyecto del cineasta Alexis Morente. Un biopic atípico sobre el cómico del país, Miguel Gila: de sus orígenes a la Guerra Civil Española. En la película, Natalia de Molina ganadora de dos premios Goya, se mete en la piel de una miliciana.
Natalia de Molina es uno de los rostros más conocidos por sus interpretaciones en títulos como ‘Elisa y Marcela’ (2019), ‘Las niñas’ (2020) o ‘Adiós’ (2019). Suma 5 nominaciones a los Premios Goya y recibió dos galardones a Mejor actriz revelación por ‘Vivir con los ojos cerrados’ (2014) y Mejor Actriz por ‘Techo y comida’ (2016).
Ahora Natalia se mete en la piel de una miliciana de la Guerra Civil Española, republicana, que lucha por sus ideales y materializa los horrores y sinsentidos del conflicto armado. Su director, Alexis Morente, introduce a este personaje en el universo de Miguel Gila para dar a conocer el biopic de este reconocido cómico español que hizo de la guerra un escenario donde cabía la risa para poder sanar las heridas que esta creó. “¿Es el enemigo? La película de Gila” es una historia atípica sobre un rostro conocido que visibiliza las entrañas de la persona que le llevó a crear al personaje que toda España conocía.
Has hecho películas de casi todos los géneros, desde las niñas hasta Elisa y Marcela o Adiós ¿A nivel personal, qué te ha aportado este proyecto lleno de acción y memoria?
Natalia de Molina: Para mi ha sido una suerte haber sido parte de esta película. Me encanta, es uno de los proyectos más bonitos en los que he tenido la suerte de participar y, además, le estoy pillando el gusto a la comedia. Cada vez me siento más cómoda, estoy encontrando en ella un lugar de libertad para poder explorar desde el cuerpo y la voz. Antes me daba mucha vergüenza pero ahora es un género que, aunque complicado, me gusta, entre muchas cosas, por la facilidad de introducir en ella crítica social desde la inteligencia.
Esta película, como te decía, es un regalo, hubiera participado haciendo lo que fuera, la verdad.
Cuando leí el guión del viaje, empecé riendo y acabé llorando. Luego ya viéndola imagínate, porque la película ha crecido un montón. Poder participar en proyectos en los que creo y en los que como espectadora me gustaría ver, es una suerte.
Gila es una figura popular que todo el mundo creía conocer, esta película deja ver otra parte de él que se ha obviado hasta ahora, ¿qué otros personajes históricos han quedado olvidados y crees que merecen ser rescatados?
Natalia de Molina: Imagino que muchísimos, y que los más interesantes sean los que ni siquiera yo soy consciente. Pienso siempre en las mujeres olvidadas y silenciadas de la historia. Partiendo de las milicianas, en esta película hago de una de ellas y creo que todavía queda muchísimo por explorar. Hay muchas mujeres que salieron de sus casas y que lucharon codo con codo con sus compañeros y que se dejaron la vida literalmente. Juana de Castilla es un personaje que también me fascina, aún carece de perspectiva alejada de lo masculino, aunque la sigamos llamando Juana la Loca. Sería un sueño poder interpretarla con una visión más actual y profunda de lo que realmente hicieron con ella.
La película habla de la camaradería y la importancia de lo común y la fuerza de grupo, ¿crees que la sociedad se está construyendo hacia un lugar mucho más individualista? ¿Qué valores estamos perdiendo?
Natalia de Molina: Es verdad que caminamos hacia un lugar individualista y narcisista. Las tecnologías nos están llevando hacia allí. Es todo un esplendor de egos en redes sociales y si que estamos perdiendo el sentido de comunidad. Pero luego pasan cosas horribles como la DANA y la humanidad es lo que nos salva. Se están perdiendo muchas cosas y se están ganando otras. Forma parte de las generaciones y del paso del tiempo, lo que llega y lo que se va. No sé hasta qué punto es bueno vivir anclado en el pasado. Me da miedo, eso sí, que nos roboticemos, que perdamos lo humano. Y si me gustaría que viviéramos mucho más cara a cara. Pero en general la historia es un camino de conflicto.
El cine es un lugar para acoger y contar la memoria histórica y las luces y las sombras de este país. ¿Cómo Gila retrata las heridas de la guerra civil?
Natalia de Molina: Desde el humor. Él consiguió hacer que nos riéramos de un hecho que te congela la risa. Se dice en la película “no conozco a nadie que se ría de una pesadilla”. Con la distancia del tiempo, su inteligencia y su manera particular de ver el mundo, filtró todo a través del humor, fue una manera de sobrevivir al trauma. Consiguió unir y representar lo más absurdo y el sin sentido de la guerra. Al final, todas las guerras son gente, que podríamos ser tú y yo, sin mirarse, sin hablar.
¿Conocías antes de hacer la película la figura de Gila?
Natalia de Molina: Lo conocía pero de manera superficial. Yo era pequeñita y lo veía como ese señor que estaba disfrazado de soldado y que hacía chistes. Nunca me paré a escuchar, eran cosas de mis padres. No me había planteado nunca quién era y qué hacía realmente. Gracias al guión he comprendido todo lo que hizo, lo grande que fue, es un homenaje. Para las generaciones más jóvenes que directamente no lo tienen en el radar, que lo puedan conocer y que aquellos que lo conocían lo puedas revisitar, me parece un regalo precioso.
¿Crees entonces que el cine es una herramienta para divulgar, defender y denunciar?
Natalia de Molina: Creo que es una de ellas, el cine puede ser muchas cosas. En lo personal siempre me gusta que haya un mensaje en lo que hago. Estamos viendo guerras retransmitidas en directo, ha pasado tiempo, pero no aprendemos. El cine y la cultura en general pueden rescatar temas del pasado para entender cómo estamos ahora y reflexionar.
También estrenas desmontando a un elefante… ¿qué proyectos ves en el futuro?
Natalia de Molina: En el futuro más reciente efectivamente tengo que empezar el año desmontando a este elefante (ríe) que es una película preciosa, estoy super contenta con ambas, son dos grandes películas, cada una en su tono. En una se visibiliza un tabú y en otra se reflexiona sobre lo absurdo, en este caso la guerra.
Luego tengo otras cosas que aún no puedo contar y también pendiente el estreno de ‘Superstar’ que la rodé a la par que ¿Es el enemigo?, tenía mucho miedo, porque no había hecho antes dos rodajes en paralelo, pero al final salió bien. No sé si volveré a hacerlo.
Es una locura, son dos cosas tan opuestas que era fácil distinguir y centrarme en cada uno de los proyectos. Siempre tienes ese resquemor de que no estoy al 200% en las dos cosas porque tengo que dividir la energía. Estoy contenta, no me hubiera perdonado hacer alguno de los dos, me dejé el cuerpo y el alma y ahora estoy descansando y recomponiéndome con muchas ganas de que se estrene todo.
Si pudieras elegir, ¿con quién te gustaría trabajar? ¿En qué tipo de proyecto?
Natalia de Molina: Me encantaría trabajar con Nawel, lo conocí en ‘Un año, una noche’ y me enamoré de él. Tenemos una relación muy bonita después de aquella experiencia, tuvimos un flechazo artístico y es una cosa que compartimos que ojalá trabajar juntos porque lo admiro muchísimo. Es un superdotado, con una sensibilidad y una cabeza increíbles. Me encantaría poder enfrentarme a él a nivel artístico, ojalá trabajar con él en un proyecto dilatado en el tiempo
Si tuvieras que definir a este proyecto con tres palabras, ¿cuáles serían?
Natalia de Molina: Uf, difícil. Antibelicista, humor y fábula.
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“¿Es el enemigo?” se estrena el 13 de diciembre y “Desmontando un elefante” el 10 de enero