Qué gran noticia, otro mexicano en la ciudad. Pero ¡otro mexicano bueno! Llega Puntarena con su sabrosa interpretación de la comida marinera mexicana, siendo parte de las instalaciones de la Casa de México en España. Nada de tópicos ni de estética colorida, el México de Puntarena es tan auténtico que nos reconcilia con su gastronomía más desconocida fuera de sus fronteras.
Interiorismo natural, rústico y orgánico en el restaurante Puntarena
Puntarena nació en el año 2000 por su socio fundador, el chef Federico Rigoletti. Hoy cuenta con ocho restaurantes en Ciudad de México, en barrios como Coyoacán, Interlomas, Virreyes o Centro Histórico. Curioso, porque a lo que se dedica sobre todo es a los productos oceánicos de una y otra costa junto con la colaboración de cooperativas de pescadores locales. En genérico, a recuperar la cultura gastronómica mexicana pero como suma de un mundo global.
El jardín vertical del restaurante Puntarena
Y tras hacerlo muy bien en aquella capital acaba de instalarse en el barrio de Chamberí, en la Casa de México en España, inaugurada el año pasado en un edificio histórico de 2.700 metros cuadrados que incluye este gran restaurante en su semisótano. La entrada resulta imponente, con un botellero que envuelve el hall y que invita a perderse entre decenas de tequilas y mezcales. ¡Qué bien empezamos! Dentro, deslumbran las maderas claritas y naturales, la decoración sutil y elegante, y el jardín vertical de uno de sus patios. También el servicio, muy amable y siempre pendiente.
Puntarena también ofrece arroz con marisco
La propuesta gastronómica de Puntarena se sale de lo obvio y reivindica el buen gusto de los emplatados en vajilla rústica. Quien busque algo que roce al tex-mex descubrirá un mundo nuevo, también con sus propios colores, pero protagonizado por carnitas y chicharrones, hamburguesas de atún y unos cuantos camarones. Aparecen unos totopos completamente artesanos y varias botanas deliciosas (suelen triunfar las tostas de atún con aderezo de chile de árbol y puerro frito) antes de entrar en calor con los platillos principales.
Black cod y cocina de mar del restaurante Puntarena
Por exigencias del guion, contravenimos la lógica y nos centramos más en las carnes (sí, tienen su chuletón, pero nos encantó la costilla en barbacoa) y arroces, pero no hay que dejar pasar sus especialidades de enunciados tan curiosos como el Pulpo enamorado (pulpo crujiente, aguacate, encurtidos, salsa de chile de árbol, de Costa Media del Pacífico) o el Tirado Torturado (semicrudo de dorada y aderezo oriental, de Cabo San Lucas). Destaca también el black cod, los tacos de jaiba o el ceviche de carabineros (“un monstruo de dos cabezas”).
La frescura del tiradito con naranja y chile serrano
De postre podemos hablar, y bien, del pastel de elote con 3 leches, y eso que no solemos recordar ningún postrazo mexicano. Equilibrado y sin empalagar, supone un final recomendable para acompañar a cualquiera de los cócteles de vocación tropical que aquí se preparan, en general algo dulzones como el Adela (mezcal, albahaca y piña) o la Margarita de Jamaica (mezcal, Jamaica y cítricos). Lugar agradable, Puntarena se aparta de los guiños folclóricos y busca afianzarse como impulso para entender la alta cocina mexicana.
Pastel de elote y selección de cócteles tropicales del restaurante Puntarena
Fotos: Puntarena y Miguel Á. Palomo
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Puntarena
Calle Alberto Aguilera, 20, Madrid
Tel. 91 493 99 54
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