Gimnasios del arte
Frankfurt am Main. Obra de Sandra Vaka Olsen. Exposición Through Air, 2015. Foto: Cortesía de Frankfurt am Main.
Berlín es un gimnasio. Un sitio donde ponerse en forma, acertar, cagarla, afilarse la cabeza y ajustar la mirilla. Los project spaces, estas iniciativas creativas y galerías de arte creadas por artistas, comisarios y personas de pelaje similar, generalmente jóvenes y generalmente sin un chavo y con buenas ideas, son el tríceps musculado de la ciudad. Estos sitios son su campo de pruebas. Los soldados de la trinchera con el barro en las botas. Lugares posicionados con frecuencia fuera del circuito comercial al que pertenecen algunas de las mas influyentes galerías de arte de Europa, con las que comparten ciudad y, sin embargo, espacios emblemáticos, exigentes con el trabajo, divertidos y sagaces con sus propuestas, muy por delante de las galerías en términos de riesgo e innovación.
Si, son heterogéneos. Y sí, ok, los hay oscuros y marcianos, montados en lugares bizarros y también espacios expositivos con un alto nivel de exigencia y profesionalidad. Muchos tienen el empaque por derecho de una galería rigurosa, brillantes y nuevos como los dientes de un famoso. Benditos sean todos por ofrecerte lo inesperado, porque ellos son, por delante del status quo del mercado del arte, quienes crean la tendencia y apartan la broza marcando el camino. Son espacios en su mayoría autónomos, y, por lo tanto, libres.
Vamos a ver una selección de estos Projecträume (en alemán), algunos de los que para mí están de medalla, en forma de recorrido por Berlín. Un paseo por encima del tablero, y si hace sol y cogemos algo de tono lo mismo follamos.
Supongamos que es cualquier día de la semana, y por lo tanto hay exposiciones conciertos, performances, charlas, meetings y hasta cosas que aún no tienen nombre. Como todo el mundo sabe, Berlín está turgente y todo ese asunto. Es fácil escribir sobre ese lugar esplendoroso y salvaje con exposiciones llenas de gente donde los artistas, ellos y ellas, son insultantemente atractivos. Gente bella como no verás en otro sitio. A todos les va de fábula y todos agarran una Berliner Pilsner con fruición y se preguntan sin cesar por sus proyectos. En qué andas, con quien expones, alles Super, el lunes nos vemos en la cola del Job Center (INEM español pero que funciona).
Pero esto solo es la mitad de la historia. Pasear por las inauguraciones mas chispeantes y saltar de fiesta en fiesta, de moño en moño, o de barba en barba sin tocar suelo, como una ardilla española, sería factible, pero es injusto barni-
zarlo todo con este tono achampanado porque sí. Justo será reconocer que también en Berlín el arte es una forma de vida a veces áspera, de la que muchos se bajan desencan-
tados aún jóvenes. Un negocio difícil donde con frecuencia se fi ngen piruetas de glamour y éxito poco ajustadas a la realidad. Contorsiones grotescas.
Podemos construir esta fi gura de un Berlín sexy en que los artistas solo están de escándalo, guapos como galgos nuevos que coinciden por galerías una y otra vez lanzándose éxitos a la cara, pero que levante la mano quien no esté tomando comandas el resto de la semana. La gente es mas natural y tiene mas miedo de lo que intenta aparentar. El champán es como mucho solo la mitad de la historia y aunque la producción de talento cultural en Berlín es grande y se crean project spaces a ritmo de rosquillas, también desaparecen muchos otros por el desgaste y la falta de dinero, sitios peregrinos y necesarios. El capital es feroz y se lo come todo.
Por eso vamos a darnos un paseo por lugares cerrados y lugares abiertos. Vamos a visitar a los vivos y llevaremos fl ores a los muertos.
Empecemos por MMX justo detrás de KW (un potente centro de arte contemporáneo, su anverso luminoso). MMX era un edifi cio ocupado convertido en sala de exposiciones, conciertos y espacio de discusión llevado por artistas y un lugar macarra y divertido. Hoy está ya cerrado.
Nun. Obra de Irwin, 2014.
Nun. Obra de Federico Maddalozzo, 2014.
Nun. Obra de Reijiro Wada, 2014. Fotos: Cortesía de Nun.
NUN, sin embargo, está bien abierto y plantado en pleno Neukölln, un distrito de tradición turca con una buena tajada de artistas, locales de apuestas, bares y Trödel-laden. Es un espacio en la primera planta de un edificio, así que hay que acceder por la ventana desde la calle a través de una escalera estrecha plegable hasta la sala de exposiciones. Un único espacio, blanco, diáfano y con exposiciones excepcionalmente buenas. Ahí encontramos la obra de Reijido Wada, uno de sus grandes vidrios con frutas muy prietas dentro. No sé por donde le sopla el aire exactamente a éste, pero me gusta. Como en casi todos lados hay mucha gente y te puedes tomar una cerveza así que salimos fuera donde Jesüs y su Last Supper ofrece Durums de halumi.
Muy cerca está la ANTIGUA FÁBRICA DE KINDL donde se ha trasladado Agora, un colectivo cultural, residencia de artistas (AFFECT) y plataforma de otros colectivos e iniciativas sociales entre otras cosas. La fábrica es inmensa y le cabe un avión entero de Roman Signer colgado al revés como un chiste bien pagado. Búsqueda en Google: Roman Signer Kindl Berlin.
Paramos en BARTLEBY & CO., la librería española que llevan Ana y Don The Tiger en Kreuzberg, cerca de la desaparecida Invaliden 1, montada por un grupo de artistas españoles. Vermut, vinilos de esplendor geométrico, buenos libros nuevos y libros viejos baratos.
Kreuzberg Pavillon. Obra de Caroline Corleone. Exposición Heavy Petting Gallery – Anger Issues, 2015. Fotos: Cortesía de Kreuzberg Pavillon.
KREUZBERG PAVILLON es un interesante project space. Ahora lo llevan Heiko Preunt y Lisa Schorm, apasionados por lo suyo a cambio de la misma moneda. Sus exposiciones son heterogéneas y singulares, siempre un group show por semana como marca de la casa. Heiko se entrenó bien exponiendo a un ritmo alto cuando trabajó en el difunto Forgoten bar donde se hacía un show al día. R.I.P. R.I.P.
Junefirst Gallery. Obra de Alby Álamo. Exposición A corrective system of exercising, 2015.
Junefirst Gallery. Vista de la instalación Upbeat Heights, 2015. Fotos: Cortesía de Junefirst Gallery.
JUNEFIRST GALLERY tiene el porte bueno de una galería de categoría, y el perfecto estilo berlinés: modelo de caja blanca, suelo gris de cemento pulido, neones y fachada discreta. Sencillez espartana, putos monjes de la sorpresa. Exponen artistas con frescura, hay riesgo, diversión y nivel. Hoy están las alfombras ninja de Josep Maynou que se fue a confeccionar a Marruecos.
De ahí nos vamos a poner unas flores. Una corona en la puerta de LEAPKNECHT, un project space dedicado al new media art que se ha llevado dios a algún cielo donde haga menos frio y después, un ramo de gladiolos para la difunta Kusntraum Avus. La antigua pista de carreras convertida por un grupo de artistas retorcidos en espacio de exposición de arte público. Gente sin profesión, desgraciados y librepensantes.
Frankfurt am Main. Obra de Anthony Salvador. Exposición Work Performance / Performance Word, 2014.
Mi apuesta mas fuerte, FRANKFURT AM MAIN. Un ejercicio de libertad de Anthony Salvador y de verdadero buen mal gusto, desde su nombre [bautizar tu espacio con nombre de provincia es querer cavar algo tu tumba] hasta sus exposiciones, todas inmensas. Ahí tememos las estructuras del propio Salvador o los kebabs de cristal de Deniz Eroglu. Afinadas, incomibles, acertadísimas. Un mach was du willst, haz ya lo que quieres.
Front Views. Apparently, cemeteries are full of napping cops, de Frank Eickhoff. Exposición Forth Under, Skip Down, 2015. Foto: Cortesía de Front Views.
Front Views. Obra de Astali Peirce. Exposición Riss (Disruption), 2013. Foto: Cortesía de Front Views.
FRONT VIEWS está en todas partes, como los coches. Es un non profit formado por artistas y teóricos del arte. No necesitan un espacio fijo porque van itinerando sus proyectos en galerías con las que colaboran. Uno de sus fuertes es conocer bien las nuevas tendencias contemporáneas, un ojo siempre pendiente de lo que se dice y otro en cómo se comunica. El otro son su puesta en escena y su comisariado. Los paisaje digitales de Frank Eickoff o la exposición Idiopolis, comisariada por Stephan Koehler, dos ejemplos.
Vesselroom Project. Obra de Maycec y Laure Catugier. Exposición Underdog, 2015. © Aleks Slota.
Vesselroom Project. Obra de Marco Montiel-Soto y Cristina Moreno.
Y antes de morir, VESSELROOM PROJECT. Está en la plaza de Kottbusser Tor, la verdadera puerta del Sol de Berlín. Simpática y siniestra, un puñetero jaleo espacial. Subimos por las escaleras del edificio de hormigón de estilo ciberpunk y nos metemos en una galería atractiva y bien diseñada, llevada por un grupo entre las que están Francesca La Vigna, Maycet y Cristina Moreno, videoartista y gestora cultural. Trabajan muy bien, gente buena, gente con la que estás dispuesto a jugártela. Cuenta con un catálogo de libros de artista, revistas singulares y ediciones únicas. Su última exposición, Underdog, es un acierto, sobre todo combinada con la actuación malababa de Aleks Slota.
Flores para Fünf Galerie y una recomendación, revisitar a Fernado Sánchez Castillo, que no es berlinés ni tiene nada que cortar en este asunto, pero es una bala de artista y acabar arriba es acabar dignamente.
Berlín
Artículo realizado por Mit Borrás