Cuesta un tiempo cribar entre la patulea de comida masiva y, en ocasiones, erróneamente vendida como callejera. A poco que se viaje y se afine el paladar, el comensal se da cuenta de lo que vale y lo que es poco menos que un timo, pero la invasión da ya mucha pereza. Hasta que en nuestro radar se cuelan novedades como la de Peko Peko y entonces hacemos saltar la alarma de las recomendaciones obligadas. Si te pone viajar sentado, pringarte las manos hasta la pulsera y relamerte sin dejarte el minisueldo en el intento, estás de suerte. Estás hecho para Peko Peko.
Peko Peko: baos caseros y street food sin trampas en Chueca
Puede que el apetito haga que tu interior cante como la Castafiore. Eso que te pone colorado es justamente Peko Peko, el delator “rugido de tripas” en traducción japonesa. ペコペコ o ぺこぺこ, para que veas que no te engañamos. Rocío Persson tuvo esta ocurrencia con el naming cuando apostó por montar este pequeño local a espaldas de la Plaza del Rey de Madrid, a una calle de Gran Vía. Ella volvía de Japón de trabajar como intérprete y de asimilar los secretos de su cocina. A su regreso a Madrid, esta profesora de sushi y culo de mal asiento culinario ahorró y abrió en octubre de 2016 Peko Peko, su humilde y divertido santuario del street food oriental. Sin sushi, ojo.
Un local luminoso y diáfano. Unas cuantas mesitas de madera. Una ilustración colorista con onomatopeyas estilo manga firmada por Natalia Robledo. Unas originales macetas improvisadas con vaporeras de bambú. Un mostrador de pedidos que enmarca la cocina abierta y al que sobrevuela un dragón naranja. Peko Peko es sencillo pero efectivo.
Cocina callejera asiática artesanal. Muchos prometen lo mismo, sin acercarse ni de lejos a los resultados que alcanza este restaurante en el que la propia Rocío toma las comandas dispuesta a aconsejar y a recordar las sugerencias fuera de carta. Su intención siempre ha sido que en la medida de lo posible todo se haga en casa. Especialmente los baos. Sí, esos molletes blancos de los que ya nos hemos empachado hartos de sus masas congeladas e industriales. Los de Peko Peko son caseros, esa fue la condición que Rocío se autoimpuso. Entre los habituales de una carta que suele cambiar por temporada, sobresale el Angry Bird Bao, de pollo con salsa chili (soportable), zanahoria encurtida, daikon, pepinillo y mayonesa Kewpi. Difícil contentarse con una sola unidad. Tampoco están nada mal el Piggy Bao, más típico con panceta a baja temperatura y pera china, o la versión castiza del bocata de calamares, con mayonesa negra. Ricos, sabrosos, abundantes. Baos de verdad.
El resto de la escueta carta de Peko Peko se reparte entre tres opciones de dumplings, unos cuantos fideos y otros tantos ramen. Entre las empanadillas, las Gyozilla son unas gyozas de carne nada pesadas que podrían ser estandarte de cualquier restaurante emperifollado o el manjar de un mercado tailandés. Del picoteo fuera de carta no podemos enjuiciar ni las croquetas de cangrejo japos ni, ahora que están tan de moda, los torreznos con salsa agripicante, la venerable receta filipina llamada Lechón Kawali. Habrá que volver a por ellos.
No se nos escaparon los ramen, concebidos como en Japón se conoce a los original ramen, es decir, no como los ramen más tradicionales que tanto parecen abundar. Rocío prefirió decantarse por estos otros guisos menos nobles pero igualmente sorprendentes y valorables. En especial el Thai Curry Ramen, el auténtico plato irrenunciable de Peko Peko, que no es sino una sopa de curry khao soi en la que flotan tiras de pollo y fideos ramen japoneses. El punto picante no hace llorar, y la lima con el que se acompaña el cuenco ayuda a aligerar. Aunque si lo que se quiere es tentar al fuego, la guindilla y la pimienta se presentan generosas en el Chongquing Ramen, ya para lenguas más de amianto.
Queda el postre, a elegir entre un helado de té verde con galletas y Oreo y, cómo no, un bao frito relleno de helado de vainilla y salsa de chocolate. Queda apurar la cerveza, artesana u oriental, pensar si coronar con algún cóctel curioso y, bueno, pagar. Aseguramos que esto último tampoco te hará llorar. Como mucho, de alivio.
Peko Peko tiene dos menús diarios a mediodía. El más largo consiste en un bao, dos unidades de dumplings y un ramen a elegir, por 12 euros.
————————————
Peko Peko
Calle Colmenares, 13, Madrid
Tel. 912 77 58 03
pekopeko.es
————————————-