Hablar de la pastelería Ochiai es hablar de la historia de la gastronomía española, porque no es sólo una pastelería japonesa. En 1983, cuando los restaurantes japoneses eran toda una rareza en España, Takashi Ochiai estaba abriendo una pastelería en pleno Eixample barcelonés junto a su mujer Carme. Los postres franceses y catalanes hacían las delicias de los vecinos y poco tardaron en aparecer los primeros dulces japoneses que sorprenderían los ojos y los paladares de los barceloneses.
Imagen superior: Pastelería Ochiai: un croissant de almendras
Pastelería Ochiai: el maestro pastelero Takashi Ochiai
Si a día de hoy todavía nos impresionan las formas de los wagashi, los postres tradicionales japoneses, tan bellos que parece que vengan de un futuro mejor, no me imagino cómo se quedó el primer vecino que probó un mochi de té matcha, tanto por lo bueno como por lo raro de la textura y el color. Lo cierto es que, fuera cual fuera esa primera reacción, la pastelería Ochiai lleva 35 años formando parte del barrio del Eixample. Ya son varias generaciones las que han comprado allí los milhojas para la comida de los domingos, las sachers para el cumpleaños de la prima Helena, las tatin irresistibles y esas mousse chocolate que parecen el suspiro de un dios azteca.
Pastelería Ochiai: chamanju, con azúcar de caña en el exterior y relleno de judías dulces
Pastelería Ochiai: yokan, gelatina de agar-agar, anko y té verde en un bambú
Recuerdo que allá por el 2007 fui a probar los famosos pastelillos de Doraemon, los dorayaki. Como sabía que estaban hechos de judías azuki y la equación de la legumbre dulce era algo que mis sentidos no se sentían muy seguros de calcular, me llevé también un croissant de mantequilla. Terminé comiéndomelo todo con gusto, intentando no perder ni una brizna de croissant por el camino y relamiéndome de los labios los últimos restos de la pasta marrón y aromática mientras llegaba a Gran Vía con las manos vacías, la panza llena y la cabeza contenta por el descubrimiento.
Pastelería Ochiai: kastera, un bizcocho muy ligero con aroma a té matcha
Pastelería Ochiai: mochi, un pastelillo echo con harina de arroz, de textura chiclosa, relleno de mousse de té matcha
La pastelería Ochiai trajo lo más dulce de Japón a Barcelona en los 80s
Años más tarde supe que la versión mejorada de ese cruasán que comí fue premiado como el Mejor Croissant Artesano de Mantequilla de España (2013). El logro fue encabezado por Jordi Morelló, el actual jefe de obrador, que imparte cursos para que podamos elaborar este pasta clásica. Yo, después de aprender todo el proceso de su mano, todo croissant me parece barato: se necesitan muchas horas para fermentar bien la masa y trabajarla, respetando la temperatura de la mantequilla, que debe incorporarse a intervalos en los que pasa por el frío del congelador. Parece natural: después de tantos años de buen saber hacer, Ochiai se ha convertido en el lugar de referencia para que los curiosos se adentren en las técnicas de la pastelería con té verde, de los mochis, de la gastronomía japonesa e incluso del arte floral ikebana.
Pastelería Ochiai: varios wagashi, dulces tradicionales
Espero que algún día la pastelería Ochiai tenga el capítulo que se merece en la enciclopedia de la gastronomía española. De momento, ya estás tardando en ir a visitarlo y hacerte con un croissant de almendras que nada tiene que envidiar al de las mejores pastelerías francesas. O un pedazo kastera, un bizcocho tan esponjoso que te gustaría tenerlo de colchón. O medio litro de helado de té verde. O unas catanias. ¿Sabes qué? Mejor ve un día a merendar a su espacio de degustación y llévate un buen alijo de dulces, que la vida es corta y las delicias de la gastronomía, infinitas.
Pastelería Ochiai: kinako, hecho con harina de arroz, recubierto por harina de soja tostada y relleno de anko
Pastelería Ochiai: joyomanju, dulce de harina de arroz y anko
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Pastelería Ochiai
Calle Comte d’Urgell, 110
Barcelona
Fotografías de Pastelería Ochiai
17 de mayo de 2019 a las 21:13
Es muy bueno todo yo estado varia veces los felicito
16 de noviembre de 2018 a las 15:09
Son muy buenos, pero por dar una impresion, yo recuerdo los croisanes de te matcha no hace tanto y estaban mejor elaborados que los actuales. La cantidad les ha hecho perder calidad en este producto.