¿Cómo es vivir 10 años como la supermodelo Claudia Schiffer? Pachi Santiago celebra los 10 años de su proyecto con una exposición muy especial.
Hace más de una década que el artista multidisciplinar Pachi Santiago arrancase su proyecto Copying Claudia. Ahora, como parte de la oferta cultural del Orgullo 2022,Pachi presenta una muestra del proyecto para celebrar estos diez años. En la exposición artística se pueden disfrutar de varios tipos de obras, clásicas pero también inéditas, que forman parte de un proyecto alabado por el panorama cultural internacional.
Imágenes que forman parte de la exposición Copying Claudia del artista Pachi Santiago.
Copying Claudia se puede disfrutar hasta el 24 de julio de 2022 en el Centro Cultural Casa de Vacas, en pleno centro de Madrid, en el Parque del Retiro. Claudia Schiffer es la musa del artista asturiano desde la infancia y comenzó hace diez años este proyecto, que ya nos presentó en 2012 para vivir en sus propias carnes como la supermodelo alemana. “Después del reconocimiento y poder viajar con este proyecto, han pasado muchas cosas, entre ellas la más especial: que la propia Claudia Schiffer conozca y siga el proyecto. Y lo más importante es que ella valore el mensaje que puede contener”, comenta el artista Pachi Santiago. A unos días de finalizar, la exposición ha sido todo un éxito. Más de 15.000 asistentes confirmados por el censo de la Comunidad de Madrid y un interesantísimo programa de actividades preparado para sus últimas jornadas abiertas al público.
Pachi Santiago nos cuenta en esta entrevista qué se siente siendo la otra Claudia Schiffer
¿Qué dirías que significa Claudia Schiffer para ti como artista?, ¿y cómo persona?
Claudia Schiffer es un lienzo en blanco en el que pintar. Los modelos muchas veces son un boceto sobre el que el artista crea. En el caso de Claudia su carisma hace que ese lienzo muchas veces esté ya casi pintado. Para mí en Copying Claudia ella es como un hada que trato de cazar. Y en esa aventura que supone meterme en sus imágenes para jugar a ser ella acabo cazado yo mismo. En lo personal, hay muchas personas a quienes un olor o un sonido les trae un recuerdo. Es lo que me pasa con Claudia. Ella trae a mi cabeza ilusiones de infancia.
¿Cómo y por qué comenzaste el proyecto Copying Claudia 10 años atrás?, ¿qué ha querido contar Pachi Santiago con él?
En realidad empezó mucho antes, cuando vi a Claudia Schiffer por primera vez en televisión siendo un niño. Se convirtió en mi musa al instante y creé un dibujo inspirado en ella que se convirtió en mi alter ego, sobre el que volcaba mis sueños y frustraciones. Mi lado femenino me hacía diferente, y lo canalizaba a través de Claudia. Este personaje inventado, una mujer-gato, desfilaba, iba a fiestas, se vestía como quería… Y mi referencia estética eran todos aquellos creadores que trabajaban con Claudia Schiffer: Karl Lagerfeld, Ellen Von Unwerth, Helmut Newton… siendo un niño eran mi referencia visual. Al final, esa mujer-gato se convirtió en mi proyecto de final de carrera: un personaje que vivía una realidad inventada inspirado por Claudia Schiffer.
Después de esto, hace doce años tuve la oportunidad de conocerla en persona en Madrid. Fue algo muy especial. La acompañé durante un día en la presentación de un perfume y le regalé un cuadro de aquella mujer-gato. Me dijo que aquello era muy especial y me deseó suerte. Y como el perfume, ella se evaporó, y me dejó la impotencia de verla y no poder crear con ella, fotografiarla, grabarla… Pensándolo ahora quizás ese fue uno de los detonantes para que yo, hace diez años, me pusiera en el lugar de ella, dejase atrás aquel dibujo y fuese honesto para contar de qué estoy construido, abrazando ese lado femenino que me hacía diferente de pequeño.
“Aunque parezca una ironía busco ser diferente a través de la copia”.
¿Cómo le hiciste llegar a la misma Claudia Schiffer el proyecto?, ¿cuándo fue y qué te dijo?
Cuando hice las primeras imágenes de Copying Claudia lo hice de una manera inconsciente, inocente, sin pensar en hacer un discurso sobre la identidad. Cuando empecé a tomar consciencia de lo que significaba para mi, fue cuando el proyecto empezó a estar valorado por comisarios, gestores culturales y artistas. Entonces decidí que fuese algo serio y tuviese una trayectoria. Cuando esto ocurrió, y cuando irónicamente al poner Claudia Schiffer en Google salía yo, fue cuando decidí hacerle llegar el trabajo. Una de las razones es que ella es una amante del arte contemporáneo y quería que viese que era algo más que la admiración de un fan. Y así lo vio, porque no sólo me llegó un buen feedback a través de su equipo, sino que me siguió en redes, y desde entonces abraza el proyecto valorando lo que subyace, que va más allá de su propia imagen.
¿Por qué has decidido enmarcar la exposición durante el Orgullo de 2022?
Nunca me han gustado las etiquetas. Aunque parezca una ironía busco ser diferente a través de la copia, pero el proyecto en sí es una contradicción. Y también entiendo que las etiquetas ayudan a las personas a pertenecer al grupo. En Copying Claudia hablo sobre el género, la diversidad, la resiliencia, y crear universos inventados para protegerte porque te sientes diferente. Algo que conecta con el orgullo. Por eso recibir el apoyo del Ayuntamiento de Madrid y Transexualia es muy interesante, porque humildemente pienso que aporto mi propia visión independiente sobre temas que nos tocan a todos.
¿Qué pueden esperar quienes vayan al Centro Cultural Casa de Vacas hasta el 24 de julio?
Una explosión de Pachis y Claudias en la pared, libretas en las que aparecemos juntos como falsos recuerdos olvidados, monstruos de dos caras, mitad Claudia, mitad yo, que inocentemente intentan seducir al espectador. En todas las imágenes intento meterme en el alma de las fotografías originales de Claudia. En cada pose, en cada gesto, en cada respiración, en cada esquema de luz hay una parte de mi que trata de llegar a una perfección que nunca conseguiré, ya que no soy ella. El espectador encontrará además impresiones de alta calidad combinadas con carteles y fotos desgarradas, como cuando de adolescente coleccionaba y forraba mis carpetas con imágenes de Claudia en los años 90. Por eso la textura del papel es otro de los hilos conductores de la exposición. Me he dado cuenta, en el tiempo que lleva la exposición, que gracias a los textos que descontextualizan a las imágenes y la propia visión personal del espectador que la gente que va se queda con algo que va más allá de la idea de parecerme o no a Claudia, y conectar así es muy especial.
Hablas del proyecto alejándolo de una mera copia. Sino como una catarsis personal, ¿cómo explicas el proceso que has vivido en relación a Claudia Schiffer y al proyecto Copying Claudia?
Cuando era un niño me confundían con una niña. Para mi era algo complicado, hasta que un día me di cuenta de que podría ser poderoso. Después anulé este factor y al comenzar este proyecto retomé la idea de que podría ser algo poderoso y que aquello que me hacía diferente era un diamante en bruto que pulir. Esto me ha hecho crear una filosofía en torno a los términos de lo masculino y lo femenino. Quizás el hilo conductor más importante de la exposición. Los condicionamientos socio-político-filosóficos y la idiosincrasia que hemos creado en torno a los términos “masculino” y “femenino” nos ha hecho crear una imposición sobre ambos términos. Biológicamente, somos objetivamente hombres o mujeres, pero el modo que tenemos de expresar nuestras emociones, nuestra sensualidad y cómo nos adornamos no pertenecen a un género.
Me he dado cuenta de que cuando era un niño no quería ser una mujer, sino que esos arquetipos supuestamente femeninos eran un lenguaje que yo tenía y que parecía pertenecer solo a un género. Cuando me dicen que utilizo arquetipos femeninos yo digo que no es así. La manera de posar ante la cámara y seducir, pintarme los ojos o la vestimenta no tienen género. En las imágenes el espectador puede ver que yo soy yo mismo. No uso prótesis ni juego a ser una mujer de verdad porque en el fondo es un autorretrato a través de un cierto disfraz.
Todavía quedan unos días para que finalice la exposición. ¿Cómo te has sentido?, ¿has recibido feedback positivo?
No doy abasto de la cantidad de stories e imágenes que comparte la gente. Son casi 15.000 personas las que han visto la exposición, y para mí es algo inaudito. Algo muy complicado de conseguir en centros privados como las galerías. Una de las cosas que me gustaba de exponer en Casa de Vacas era llegar al gran público, y el cariño con el que lo ha recibido la gente tanto en redes como personalmente, le da sentido a tanto trabajo. Es divertido ir por Madrid y que me digan Claudio. Pero me quedo con una anécdota: un día estaba en la sala y un chico ciego venía acompañado de una voluntaria que le acompaña a exposiciones. Ella le iba leyendo los textos y cuando terminaron, vinieron a hablarme y él me dijo que era muy necesaria la exposición. Destacó un párrafo en el que yo decía que el arte es el lugar donde canalizar nuestras frustraciones y esperanzas, un lugar en el que coger nuestro corazón roto y hacer arte con él. Emocionado, me dijo que él utilizaba el arte al escribir como vía de escape, y que antes de perder la visión, vio a Claudia y recordaba su cara. Conmigo, me dijo, la volvió a recordar a través de mi cara que no podía ver.
El jueves 21 está programado el estreno de un corto performativo de tu alter ego. ¿Qué nos puedes adelantar?, ¿qué cuenta “Yo Claudio” en él?, ¿cómo está conectada la pieza audiovisual con Claudia?
Así es. Yo Claudio es el alter ego que nace de copiar a Claudia y que estéticamente navega en un limbo entre Claudia y yo. En 2018, el prestigioso festival suizo de fotografía contemporánea Images Vevey me invitó a exponer Copying Claudia y a realizar una performance en la ciudad. En los años 90 Claudia Schiffer recreó “La Dolce Vita” de Fellini imitando a Anita Ekberg, y yo quise hacer lo mismo. Era irónico copiar Claudia que a su vez copiaba a otra mujer. Así que, a través del festival, organizamos una performance en la que Yo Claudio recorría espacios icónicos de la ciudad de Vevey rodeado de paparazzis, como si esa ciudad a su vez se hiciera pasar por Roma. Hasta utilizamos una foto gigante para que una pequeña fuente pareciera la Fontana di Trevi. Y todo se grabó en video con el apoyo presupuestario y logístico del festival. De manera que es la primera pieza audiovisual del proyecto en la que hay una producción detrás. El resultado final se exhibe en público por primera vez.
Otra de las actividades performativas que han tenido lugar dentro del ciclo ha sido la pose en directo de fotos imitando a Claudia. ¿Cómo la has preparado?, ¿dirías que conoces prácticamente todo sobre ella?
Ponerme a posar en directo delante de los fotógrafos que se apuntan a las actividades me hace entrar en un estado de adrenalina y diversión. Cuando me retratan no están retratando a Claudia Schiffer, sino a Yo Claudio. Pero en los gestos y en mi actitud se percibe lo que he aprendido a ver en cada gesto y cada pose de mi musa. Digamos que es como si me comiese a la musa y saliese por los poros de mi piel, aunque lo que ves es a mí mismo. Me gusta desarrollar lo que comenté antes sobre la masculinidad y feminidad a través de una coquetería y picardía sensual que Claudia utiliza en sus fotos y que a su vez bebe de otra referencia que es Brigitte Bardot. Así que las imágenes resultantes siempre tienen un cierto aire vintage y naif. Me gustar reflexionar sobre porqué si una mujer coqueta es seductora y en cambio si lo es el hombre parece ridículo. En resumen, creo que conozco cada cosa que tiene que ver con la faceta profesional de Claudia Schiffer y cuando la conocí en persona sentí que era un alma gemela. Pero en el fondo nunca conocemos del todo a nadie y eso es lo bonito de la vida: el misterio.