“Ovoid” desafía la relación entre espectador, entorno y obra, proponiendo, a través de la percepción, una experiencia profundamente física y sensorial.
Suspendido bajo el puente de Wadi Hanifah, en la ciudad de Riyadh, este ovoide rojo iluminado, de 35 metros, no solo habita el paisaje: lo activa, lo redefine y lo transforma en un espacio que cuestiona las nociones de escala y materialidad. A medida que el espectador se aproxima a “Ovoid”, el ovoide se revela como una presencia visual y física imponente.
Esta intervención de gran dimensión impone una relación inmediata con el cuerpo humano. Al desplazarse alrededor “Ovoid”, el público se enfrenta a un juego constante de proporciones y referencias que reconfiguran tanto su percepción del lugar como su posición dentro de él.
A medida que el espectador se aproxima, el ovoide se revela como una presencia visual y física imponente. Capaz de conjugar una experiencia corpórea abrumadora con una intimidad profundamente evocadora.
“Ovoid” evoca la forma primordial del huevo en su geometría. Simbolizando el primer lugar de refugio donde comienza la vida y el amor maternal se manifiesta en su forma más pura.
La luz que emana del interior envuelve el entorno, bañando la atmósfera en un rojo vibrante y cautivador.
Anclado a un puente cerca de la presa Wadi Hanifah, el monumental ovoide de 35 metros de altura se alza sobre el lago. Emite un suave brillo rojo desde dentro, pulsando alternativamente para reflejar el ritmo constante de la vida. Desde lejos, la estructura iluminada parece multiplicarse mientras proyecta reflejos en el agua debajo.
Reflejado en las aguas que se extienden bajo el puente. “Ovoid” duplica su escala visual y establece una relación de dualidad entre su presencia física y la ilusión efímera de su reflejo.
Esta ilusión óptica invita al público curioso a reflexionar sobre cómo nuestra identidad siempre está siendo moldeada por el flujo de la vida.