Ovidi Benet diseña, crea y recrea. Este creativo multidisciplinar entiende el diseño como arte y desde ahí siembra la magia. Diseño de espacio, producto, gráfico…descifra todo formato posible y lo que es mejor, crea el suyo propio. Ha trabajado para varias firmas de diseño y se ha formado en diferentes escuelas. Pero por encima de todo las palabras ‘Ovidi Benet’ tienen un significado intrínseco: una nueva realidad creativa que viene pisando fuerte.
Una combinación académica interesante. Ovidi Benet se ha formado en el IED Madrid (Instituto Europeo di Design), en la EASD de Valencia (Escola d’Art i Superior de Disseny) en la Escuela de Arte y Diseño nº10 de Madrid y en la Domaine de Boisbuchet en Lessac (Francia). A esto se le añade la sugestiva carrera profesional. Una colaboración con diferentes marcas, consultorías, estudios y empresas como CuldeSac™, Batavia Decoración, Erico Navazo Estudio, Ovo Design, etc. Esta instructiva trayectoria mezclada con su inherente perspectiva creativa le han valido una visión esencialmente distintiva en el pensamiento del diseño. Algo digno de considerar.
Imagen superior: Ovidi Benet en pleno proceso creativo de una de sus piezas.
Su punto de vista en torno al diseño tiene algo que decir. El diseño es todo, está en todo, pero ¿de qué manera? Partiendo de un profundo conocimiento de esta disciplina tan polemizada y cuestionada en términos de significado, funcionalidad y apariencia, Ovidi nos abruma con una impetuosa forma de ver y entender. Se apropia del significado de la vocación original del diseño, la analiza, crea, destruye y reconstruye. Se despoja de todo lo que desdibuja su cometido y lo posiciona allí donde da cobertura, a fin de cuentas, a la necesidad del ser humano. Y eso, nos exclama, es un arte.
Imagen superior: Amarillo “Puff”, de Ovidi Benet.
En definitiva, estamos ante una crítica traducida al lenguaje matérico y figurativo en diferentes formas. Amarillo “Puff”, por ejemplo, evalúa nuestra costumbre a lo civilizado, a la conexión humana con lo hecho por el hombre y, pone en valor a la naturaleza y su “incomodidad” por ser como es, por ser real.
Imagen superior: L’Orbita, de Ovidi Benet.
L’Orbita posiciona la estética en segundo plano priorizando la función. A través de una sencilla construcción con elementos comunes se genera un movimiento, necesidad básica para la que fue creado.
Imagen superior: Error, de Ovidi Benet.
Y así nos lleva Ovidi a Error o, al pensamiento primitivo de una silla, o ‘stool’ en este caso. Un asiento alto que simplemente necesita dos tipos de materia, una rígida y una blanda en la estructura adecuada para posibilitar la acción de sentarse.
Imagen superior: Florero, de Ovidi Benet.
Las piezas del diseñador también hablan de la complementariedad de los materiales entre sí para lograr una función final. Eso hace Florero, cuyos diferentes volúmenes conversan entre sí, se necesitan en la culminación de un objeto efímero, la flor.
Ovidi Benet y sus piezas están ahí y son imposibles de ignorar. Invitan a la reflexión sobre el origen del diseño y su función y nos hacen pensar…¿No es a caso eso, ya de por sí un arte?