Desde hace unos años, la moda de beber vinagre reina en Japón. ¿Pero es realmente recomendable? ¿Aporta beneficios o se trata de una simple milonga más? ¿Merece de verdad la pena “agriarse”? En este artículo lo procuramos averiguar.
Ya desde tiempos inmemoriales, el vinagre gozó de gran predicamento en la élite social. Para muestra un botón: la inolvidable protagonista de “La Dama de las Camelias”, Margarita Gautier, lo catapultó al estrellato como hábito de distinción entre las señoras galantes de la época, pues pensaban que lograrían obtener su esbelto cuerpo y su pálido rostro gracias a la ingesta del brebaje. Actualmente parece que los de la tierra del sol naciente han abrazado tal costumbre, encumbrando al ácido ascórbico como la panacea alimenticia, sustituyendo a la ya obsoleta tendencia del agua con limón en ayunas.
Imágenes superiores: Shrub japonés (fotografía extraída de la cuenta de Instagram de @mizunaratheshop) y vídeo del youtuber Casa de Ren probando la moda de beber vinagre (en este caso Micho)
¿Cómo se bebe?
Hay varias formas de ingerirlo vía oral. La más habitual es consumiendo Shrub, una combinación de vinagre, azúcar y zumo de frutas. Pero existen otras opciones también muy utilizadas, como la de diluir Kurozu (vinagre negro japonés) en agua o hacer lo propio con Micho, un vinagre de frutas originario de Corea que ha adquirido una gran popularidad entre los nipones.
Imagen superior: una de las formas de probar la moda de beber vinagre. Fotografía de Ksenia Chernaya publicada en Pexels
¿Es saludable la moda de beber vinagre?
Lejos de cumplir su misión, indiciariamente, abusar de este ingrediente puede acarrear graves consecuencias a la salud. Hace unos meses, sin ir más lejos, a través de Twitter la periodista Laura Caorsi rescató un caso de 1866 en el que una joven falleció debido al exceso del vinagre en su dieta. Así lo denunciaba y compartía en la misma red social la tecnóloga de alimentos y nutricionista Beatriz Robles, que trabaja con medios de comunicación para, entre otras muchas labores, poner en tela de juicio este tipo de conductas, apoyándose siempre en la evidencia científica: “Dieta del vinagre: que ni es novedosa, ni es eficaz ni, sobre todo, es inocua”.
Dieta del vinagre: que ni es novedosa, ni es eficaz ni, sobre todo, es inocua. #homeporfavor https://t.co/tSLFA0Kujq
— Beatriz Robles (@beatrizcalidad) August 24, 2022
Tampoco hay que dejarse llevar por el estudio de 2009 publicado por Pubmed. Durante 12 semanas un grupo de adultos con obesidad debía tomar 30 ml (2 cucharadas) diarios de vinagre de manzana; otro con el mismo problema 15 ml (1 cucharada) y el último, igualmente de obesos, un placebo. Y aunque el primero y el segundo sí que perdieron algo de peso, según cuenta Robles a La Vanguardia “se trata de una investigación que a nivel científico no se ha tomado muy en serio” dado al reducido número de individuos experimentados.
En 2018 tuvo lugar otro ensayo con personas para el mismo análisis, pero, al igual que el anterior, los datos son muy pocos significativos. Durante el mismo periodo de tiempo la mitad de los sujetos bebió 30 ml diarios de vinagre de manzana; mientras que la otra mitad agua. A pesar de que sí que hizo un poco de efecto el controvertido néctar, no es baladí el hecho de que todos los participantes practicaban ejercicio con regularidad y seguían un riguroso régimen (con un déficit de 250 calorías).
Imagen superior: vinagre de manzana, uno de los más utilizados para probar la moda de beber vinagre. Fotografía de Rosana Solis publicada en Pexels
Conclusión sobre la moda de beber vinagre
¿Nuestra conclusión? Si nos gustan este tipo de refrescos, no está mal tomarlos de vez en cuando, siendo conscientes, por supuesto:
1) de no hallarnos ante un “superalimento”, de los tan en boga hoy en día.
2) que no nos van a dotar de ninguna propiedad mágica, luciendo cuerpos de infarto o una salud de hierro.
Lo que está comprobado que funciona, y bien, es alimentarse de forma sana y racional durante todo el año, con algún que otro capricho (faltaría más), sin restricciones ni añadidos absurdos que puedan afectar a nuestra salud tanto física como mental. Una paradoja bastante ilustrativa deriva en el caso de Margarita Gautier, que, tal y como detalla Caorsi en su web, lo que estaba era enferma.