Bajo la sensación del “tempus Covid-19”, diametralmente opuesto al “tempus fugit”, la artista Sandra March siente y consigue una especial lucidez que favorece su creatividad y el ingenio artístico que la caracteriza. Por eso ha creado las mascarillas-autorretrato, inspirándose en la idea tanto de protegerse, como de ocultarse.
Dice Sandra March que nos estamos acostumbrando a la mascarilla, una pieza que cubriendo y protegiendo parte de nuestro rostro, también lo oculta. Este elemento nos impide ver las expresiones faciales; sonrisas, dudas, muecas. Dificulta el oler, el comer, el beber y peor aún, el besar. Es una mordaza que reduce el rostro y nos limita a la mirada. Mirar, escuchar y callar. ¿Quizá era el momento de todo eso?
La mascarilla nos uniformiza y des-individualiza. ¿Y no era uno de los problemas de nuestra sociedad el exceso de individualismo? El antropólogo Claude Lévi Strauss habló del significado simbólico de la ‘máscara’ que niega y afirma al mismo tiempo la subjetividad de quien la lleva, su individualidad, a la vez que es símbolo de la pertenencia social a una tribu, etnia, etc.
Quizá en esta época tan egoísta las mascarillas nos ayuden a descubrir que somos un grupo, un clan.
Los etnólogos por su parte, sitúan el nacimiento de la ‘máscara’ en el momento en que se produce la auto-conciencia, la conciencia de uno/a mismo/a. Según la psicoterapia las máscaras al ocultarnos son capaces de revelar cómo somos, esconden nuestra identidad para revelarnos de forma diferente. Quizá sea esta la primera vez que vivimos una experiencia mundialmente compartida, y quizá esto nos ayude a concienciarnos del hecho de que somos parte de lo mismo y de que estamos conectados.
Estas cavilaciones han llevado a Sandra March a la necesidad de hacer unas mascarillas-autorretrato, usando lo que nos cubre para aludir a lo que cada persona esconde. La mascarilla se convierte así en símbolo y presencia de rostros ausentes. Las mascarillas como un vendaje que nos hace falta para sanar. ¿Cuando nos las quitemos seremos los mismos?
Sobre la Artista
El recorrido de Sandra March (La Seu d’Urgell, 1974) como artista empezó en el año 2005. Estudió Magisterio, Filosofía y Bellas Artes en la Universidad de Barcelona. Durante este período de formación conoció al artista Antoni Miralda, mentor y referente, con quien trabajó durante diez años y con el que aún mantiene amistad. El poder conocer de primera mano su metodología creativa y sus proyectos ejercieron sobre ella una gran influencia. Seguramente fue el cruce con este artista el factor desencadenante de su trayectoria, y lo que provocó el desarrollo de su trabajo a partir de proyectos artísticos. Paralelamente y como parte de su desarrollo como artista crea Perdita METABUK, un proyecto personal de creación y autoedición con un catálogo diverso de publicaciones realizadas por ella: libros de artista, pequeñas ediciones, libros-objeto, experimentos impresos y fanzines peculiares.
Texto de la pieza suministrado por la artista.