No sé si también sabrá a beso, esta mezcla de manzana y queso; pero lo que es seguro es que ha nacido un postre (o entremés) con una unión de sabores que se complementan a la perfección. Consiste exactamente en el maridaje de las manzanas Marlene y el Graukäse, queso gris que elaboran unos 30 pequeños productores del Valle Aurina. Se crea una sintonía de sabores: la dulzura de la fruta choca y realza el sabor decidido y el olor fuerte del queso. Ambos productos comparten también el trabajo artesanal empleado en su elaboración, y además tienen en común diferentes puntos como: estar arraigados al territorio del alto Adige/ Südtirol, donde se produce bajo técnicas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente y bajo los derechos y la dignidad del hombre. Como bien indican en la web de las manzanas Marlene, éstas son buenas para la salud, el bienestar, la belleza y la energía. Qué mejor forma que incluirla en la dieta de una forma tan original y deliciosa.
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