Un antiguo bungaló emplazado en la Sierra Oeste de Madrid, que formaba parte de un complejo hotelero de los años setenta, luce ahora transformado en un cómodo y pintoresco hogar gracias al estudio de arquitectura Lucas y Hernández-Gil.
Los retiros en la naturaleza se han convertido en el mayor reclamo de quienes buscan evadirse del ajetreo de la vida urbana. El paraje del pantano de San Juan, posee una playa de 14 kilómetros perfecta para tumbarse a tomar el sol, montar en velero o darse un refrescante chapuzón. En este placentero entorno se ubica Casa Montesa, reformada por el equipo de los arquitectos Cristina Domínguez Lucas y Fernando Hernández-Gil Ruano, también fundadores de la firma de diseño y mobiliario Kresta Design.
Los propietarios de Casa Montesa son una joven pareja del mundo audiovisual, con oficina en el centro de Madrid, que buscaban un refugio próximo a la capital donde pudieran desconectar y dejar volar la imaginación. “Ambos son amantes del diseño, el buen comer y disfrutar con los amigos”, cuentan los arquitectos Lucas y Hernández-Gil.
Y partiendo de estas tres pasiones, el equipo conceptualiza un proyecto de reforma integral donde la nueva arquitectura, el interiorismo y las singulares piezas de mobiliario dialogan con la identidad genuina del bungaló: una construcción modesta, de una sola planta, caracterizada por su cubierta de tejas grises de hormigón y fachadas blancas a la tirolesa. “La idea era mantener su esencia, conservando las dimensiones originales, los tejados, las celosías y aceptando que es una casita compacta. Solo se introdujo un elemento distorsionador: las ventanas en grandes cajas que se proyectan al exterior para agrandar visual y funcionalmente el espacio”, explican Lucas y Hernández-Gil.
Casa Montesa: una arquitectura con cajas de luz conectadas al jardín
Los acristalados volúmenes, que sobresalen con protagonismo de la fachada, responden a una vocación contemplativa. Y es que esta vivienda no puede entenderse sin su frondoso jardín de 1.000 m2 con piscina. Además, los arquitectos han diseñado en el exterior un pabellón de estilo industrial , Kresta Garden House, que es utilizado como espacio polivalente.
Para Lucas y Hernández-Gil, una de las prioridades a la hora de renovar los 75 m2 útiles de Casa Montesa era potenciar las conexiones visuales entre el interior y el exterior. Su afán era generar una arquitectura funcional y fluida que venerase la naturaleza. El paisajista Alex Fenollar ha sido el responsable de elegir la vegetación. Una serie de exuberantes y floridos parterres se han integrado cuidadosamente alrededor del huerto y los árboles frutales.
Los arquitectos monumentalizan la entrada de la vivienda con un cerramiento translúcido, enmarcado en madera de abedul, que da una cálida bienvenida al interior. Dentro, la cocina sorprende por el magnetismo de su amplia isla de obra, construida con una encimera de mármol rosa portugués de Estremoz y una base de azulejos vitrificados de matiz rojizo. “Queríamos utilizar el color de la cerámica en su tonalidad natural más intensa”, señalan Lucas y Hernández-Gil. El mismo material reviste también los gigantescos huecos de las ventanas, realzando el alma lúdica de esta estancia, que es idónea para preparar la comida en compañía y disfrutar de las distendidas charlas de sobremesa. Una cocina completamente abierta al salón, presidido por la grande y bonita chimenea que calienta todo el hogar (a través de un sistema de conductos que distribuye el calor a las habitaciones).
Casa Montesa: una arquitectura con cajas de luz conectadas al jardín
Las brillantes superficies rojizas de cerámica artesanal contrastan con la paleta neutra que predomina en los paramentos interiores. Todas las paredes son de yeso encerado y, los suelos, de piedra caliza de Campaspero. Ambas materialidades alcanzan su máxima expresión en la estética minimalista de la zona de noche. Y es que las dos sutiles texturas resaltan con elegancia en los dormitorios y baños sin apenas ornamento. Tan solo reinados por la serenidad de los tonos crudos para favorecer el descanso y la relajación.
La decoración destaca por su escogido mobiliario, que aporta un toque de distinción y termina por definir el carácter de la vivienda. El equipo combina los muebles de Kresta Design con icónicas piezas creadas por célebres arquitectos. Destaca la sobriedad escandinava de los taburetes K65 de Alvar Aalto para Artek. También sorprende la ligereza de las lámparas de suspensión JU1 de Jørn Utzon para &Tradition. Además de la inconfundible silueta enrollada de la Wiggle Side Chair de Frank Gehry. El resultado es una casa de recreo alegre, acogedora y fiel a sus raíces montañesas, donde se cumple ese deseo del equipo de Lucas y Hernández-Gil de preservar: “el espíritu original de la arquitectura, mejorando la habitabilidad y añadiendo una capa contemporánea con valor en sí misma, que no borrara las huellas del pasado”.
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Créditos de Casa Montesa:
Arquitectura y diseño: Lucas y Hernández-Gil + Kresta Design
Equipo: Cristina Domínguez Lucas, Fernando Hernández-Gil Ruano
Colaboradores Proyecto: Sara Urriza Nolan, Lucía Balboa Domínguez
Ubicación: Sierra de Madrid
Superficie útil de la vivienda: 75 m2
Superficie de la parcela: 1.000 m2
Año de finalización: 2023
Paisajismo: Alex Fenollar
Fotografía: José Hevia