El duelo, la pérdida, las relaciones materno filiales y la especulación habitacional son los temas que Funes trata en Los Tortuga. La película se estrenó en el Festival de Málaga recibiendo una aclamada acogida por la crítica y el público.
Después de ser galardonada con el Goya a Mejor Dirección Novel por La Hija de un Ladrón en 2019, Belén Funes vuelve con Los Tortuga al cine social, crítico con la realidad habitacional, la especulación con el ladrillo, los fondos buitre, los desahucios, la crueldad del sistema pasivo y ciego ante uno de los mayores problemas sociales de la actualidad. Además, la directora indaga en las relaciones materno filiales y la falta de comunicación, dañada y herida por la pérdida de la pareja y padre de las protagonistas.
Los Tortuga camina entre Andalucía y Cataluña, una realidad que conecta con la propia creadora, nacida en Barcelona pero con raíces andaluzas.
Así, Funes nos regala un bello retrato de Jaén a través de la observación de los aceituneros y el cuidado de la herencia familiar. Un escenario congelado en el tiempo, bello e inmutable. Carente de libertad para los más jóvenes que se trasladan a una gran ciudad como Barcelona para emprender un camino lejos del olivar. Así, Delia, una mujer chilena y taxista, interpretada por la actriz Antonia Zegers y su hija Anabel (Elvira Lara), tratan de aspirar a algo mejor lejos de lo ya conocido pero el pasado y un sistema cruel les obliga a enfrentar una realidad bañada por un capitalismo feroz.
Marçal Cebrian firma junto a Funes el guión de Los Tortuga.
Ambos comenzaron a construir una narrativa con tres columnas vertebrales: el duelo, el problema habitacional y las relaciones madre-hija. Cebrian y Funes trabajan la pérdida de un ser querido desde la ausencia de la palabra, la carencia comunicativa. El propio vacío marca y define la relación entre Delia y Anabel. Dos mujeres que se han de hacer a una misma y lidiar con los fantasmas de una experiencia traumática.
El retrato que se hace de la especulación inmobiliaria no queda lejos de la realidad.
Los bancos, grandes empresas y fondos buitre compran edificios vecinales y echan a la calle a sus inquilinos sin motivo o razón. Un ejemplo de ello es La Casa Orsola, un edificio vecinal de Barcelona que ha logrado evitar el desahucio gracias a la compra del inmueble por parte del Ayuntamiento de Barcelona. Esta se ha convertido en un símbolo de la lucha en defensa del alquiler y contra la expulsión de vecinos de sus barrios. Al igual sucede en Madrid con Tribulete 7, un edificio donde más de 30 inquilinas resisten en sus hogares pese a que un fondo buitre ya ha adquirido la totalidad del edificio para convertir los pisos en apartamentos turísticos.
El cine español sigue trabajando muy cerca de lo social y esta película es un claro ejemplo.
En el Festival de Cine de Málaga el pasado mes de marzo, Los Tortuga se presentaba en la Sección Oficial y se alzó con tres Biznagas. Guión, dirección y premio especial del jurado. Previamente, la película tuvo su estreno mundial en el Festival de Toronto. Llegará a los cines el 23 de mayo de la mano de A Contracorriente.