Este sábado, 9 de mayo se cumplen 40 años del estreno de Viernes 13. Lo celebramos rememorando los mejores slashers que ha dado la gran pantalla.
En este subgénero del cine de terror las pandillas adolescentes se verán asediadas por asesinos psicópatas con mucho carisma. Sobre todo si les da por consumir drogas o tener sexo. Taquillazos que han tenido hasta nuestros días todo tipo de secuelas, precuelas, remakes y hasta crossovers imposibles.
Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960)
La raíz de todo habría que buscarla según muchos expertos en esta majestuosa adaptación que Hitchcock hizo de la novela homónima. Fue el final de los monstruos clásicos que la Hammer y la Universal habían adaptado de la literatura. Drácula, Frankenstein y el hombre lobo se vieron sustituidos por simples humanos. Asesinos urbanos con armas blancas y traumas no superados. Norman Bates fue el primero de estos antihéroes, convirtiendo al cuchillo jamonero en arma fetiche. Tuvo dos secuelas horribles (y no porque diesen miedo), un telefilme, un remake innecesario y una serie bastante recomendable (Bates Motel).
La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974)
Hooper no obstante fue quien abrió la veda de matar a adolescentes a cascoporro. Gracias por supuesto a Leatherface y su icónica sierra eléctrica. Las máscaras se pondrían de moda en los siguientes títulos del género. La ópera prima de Tobe sumerge desde el minuto uno en un ambiente insano donde sabemos que no debemos encariñarnos con ninguno de los protagonistas. Y dejaría clara la moraleja: los chicos de ciudad no son bienvenidos en la América profunda. La saga consta de ocho entregas contando secuelas, precuelas y remakes.
Halloween (John Carpenter, 1978)
Michael Mayers lleva desde finales de los setenta castigando a la ciudad ficticia de Haddonfield. Claro que podría ser cualquiera con una careta blanca, un mono de mecánico y un cuchillo jamonero. Ha tenido un total de siete secuelas, y cuando la cosa no dio más de sí llegaron los remakes de Rob Zombie. En la última entrega, de 2018, regresó la protagonista original: Jamie Lee Courtis, que como tantos otros actores consagrados de Hollywood debutó en una cinta de género.
Viernes 13 (Sean S. Cunningham, 1980)
Los directores de terror debieron pasarlas tan canutas como Jason en los campamentos de verano a los que les mandaron sus padres. Eso explicaría las cosas horribles que les hacen a los jovenzuelos que deciden pasar así sus vacaciones. La venganza de los chicos marginados será terrible. Con su careta de hockey y su machetazo, Jason Voorhees ha protagonizado diez entregas de la franquicia en las que llegó hasta dejar su habitual Crystal Lake para irse a matar al espacio. También un crossover con Pesadilla en Elm Street (Freddy vs. Jason, 2003) y un remake en 2009.
Pesadilla en Elm Street (Wes Craven, 1984)
Freddy Krueger ha protagonizado las pesadillas de varias generaciones a ambos lados de la pantalla. En teoría le quemaron vivo los padres de sus víctimas. En la realidad murió de éxito, y el terrorífico y misterioso asesino de las garras acabaría convirtiéndose en un icono pop que igual rapeaba que se comía un trozo de pizza contando un chiste. Siete entregas, el citado crossover con Viernes 13, un documental, un remake y hasta una infumable serie de televisión en plena cresta de la ola. Wes Craven y Robert Englund han hecho feliz a mucha gente.
El muñeco diabólico (Tom Holland, 1988)
El último gran icono del cine de terror ochentero. Convencido del mal rollo que dan los muñecos malditos y su potencial cinematográfico, Holland creó a Chuky junto a Don Mancini y John Lafia. Su personaje ha protagonizado de momento ocho entregas de la saga, incluyendo el remake de 2019. En todos estos años le hemos visto echarse novia (Tiffany), casarse y hasta tener un hijo (Glen). Ya es uno más de la familia.
Scream (Wes Craven, 1996)
Ya en la década de los noventa, Craven volvió a dar con la fórmula del éxito. Ghostface asediaría a los alumnos del instituto del ficticio pueblo de Woodsboro siguiendo los clichés de las películas de terror, incluyendo su máscara fantasmal y su cuchillo jamonero. Todo un ejercicio de metacine que barrió en taquilla, consiguiendo tres secuelas, toda una franquicia de parodias (Scary movie) y hasta una versión porno (Moan).
Sé lo que hicisteis el último verano (Jim Gillespie, 1997)
Al calor del éxito de Scream, el slasher volvió a ponerse de moda. Los años venideros traerían nuevos títulos al género tales como éste, cuyo asesino se basaba en el de la leyenda urbana del hombre del garfio. Adaptación de la novela homónima que Louis Duncan escribió en 1973. Tuvo dos secuelas, la última lanzada directamente en DVD. También una canción de Melendi.
Destino final (James Wong, 2000)
Junto a su fiel socio, el también guionista, director y productor Glen Morgan, James Wong es capaz de firmar grandes taquillazos y estrepitosos batacazos. Dragonball Evolution es solo un ejemplo de esto último. Tras realizar numerosos episodios de la época dorada de Expediente X, el tándem creó la primera gran saga de terror del nuevo milenio. Aunque esta vez el asesino no era ningún personaje físico, sino el destino propio. Una franquicia de cinco entregas (más novelas y cómics) donde el desbarre está servido. Y en las que lo realmente interesante fue ver las formas cada vez más bizarras en las que morían los protagonistas.