El estudio Coll-Barreu Arquitectos transforma un oscuro espacio de oficinas de un bloque del Madrid de los 50 en un colorido loft con materiales reciclables y vistas panorámicas al Paseo de la Castellana. Un espacio diáfano y luminoso de 273 m² adaptado a las necesidades del modo de vida cambiante y dinámico de la época contemporánea.
Para contar la historia de esta vivienda, hay que viajar atrás en el tiempo, cerca de 70 años, al Madrid de 1955. Entonces la capital tenía una población de 1,7 millones de habitantes (la mitad que en 2023) y el Paseo de la Castellana era una arteria prácticamente deshabitada a partir del tramo que comienza en la plaza de Gregorio Marañón. Tan solo sobresalían tímidamente unos edificios en torno al estadio Chamartín, que pasó a llamarse Santiago Bernabéu a principios de aquel 1955. Durante las últimas décadas, este núcleo urbano al norte de Madrid ha experimentado un crecimiento abismal. Y va a continuar desarrollándose a lo largo de los próximos años con la operación Madrid Nuevo Norte, vertebrada por la estación de tren Chamartín.
Pionero en la configuración urbana del tramo Castellana Norte
Loft I, este espacio reformado por el estudio Coll-Barreu Arquitectos, se encuentra en uno de: “esos primeros bloques que se construyeron en el lado de los impares del Paseo de la Castellana, con una estructura de hormigón bonita y bien conservada”, explica su fundador Juan Coll-Barreu, que ejerce su práctica profesional desde 2001, a caballo entre Madrid y Bilbao. “El uso primitivo del edificio eran viviendas, pero algunas se transformaron en oficinas, como la que acabamos de reformar”. Un quinto piso de 273 m² frente al complejo ministerial Cuzco, junto al actual Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Hoy en día, una ubicación de lujo que pocos bolsillos pueden permitirse.
Coll-Barreu Arquitectos: Unir presente, pasado y futuro
El diseño del loft se ha concebido desde “lo que el espacio era, lo que podía haber sido y no fue, y lo que ahora quiere ser”, detalla Coll-Barreu. Durante un año, su estudio ha estado volcado en recuperar el uso y los elementos originales de un piso abandonado: “fue convertido décadas atrás en una oficina aburrida y hostil, con materiales de muy mala calidad. De la vivienda original ya no quedaba ni rastro y el espacio exterior de la terraza había dejado de existir. Estaba totalmente desfigurado, pero lo hemos logrado recuperar restaurando el revestimiento de la fachada, los elementos cerámicos y también la antigua barandilla de acero lacado, con soportes para unas macetas que espero que pronto se llenen de flores”, comenta emocionado. Una terraza, con vistas panorámicas a la frondosa arboleda de la Castellana, que se ha convertido en todo un privilegio para sus futuros propietarios.
Rehabilitación con materiales reutilizados y reciclables
Nada más entrar, la estructura vista de vigas y pilares de hormigón da cobijo a un espacio abierto, avivado por los colores. Al fondo, la terraza recorre todo el ancho de la fachada enmarcada por paramentos horizontales en tonos neutros. Negro, para el techo de paneles acústicos. Blanco roto, para el suelo de gres porcelánico. “Hemos querido dejar al descubierto el trabajo manual de los obreros de los años 50 para que se perciba exactamente como fue la construcción del edificio. El toque contemporáneo lo hemos introducido a partir de los juegos cromáticos y visuales de los elementos verticales y los espejos”, explica. Un diseño no solo cool, sino también sostenible. El equipo de Coll-Barreu Arquitectos ha elegido exclusivamente “materiales reutilizados y reciclables, que garanticen el aislamiento y un comportamiento climático óptimo para reducir el consumo energético y disminuir la huella de carbono de la intervención”.
Una reforma al más genuino concepto de loft
La genealogía de esta vivienda coincide con la de los famosos lofts de Nueva York. En los años 60, muchos locales comerciales, industriales y oficinas pasaron a ser transformados en espacios residenciales. Este tipo de vivienda se popularizó porque ofrecía una mayor versatilidad. “Un loft es como el escenario de un teatro. Se puede adaptar a muchas situaciones diferentes, por lo que las opciones de uso se multiplican con respecto a una vivienda compartimentada”, señala Coll-Barreu. Una tendencia que ha llegado a España, pero “no es común, y me encantaría que la arquitectura contemporánea madrileña produjera más de estos espacios porque son perfectos para las ciudades vibrantes y dinámicas”, afirma. Ideales para esa sociedad, que como dijo el filósofo Zygmunt Bauman, “en cuanto líquida, no mantiene por mucho tiempo una misma forma…dada la velocidad de los cambios, la vida consiste hoy en una serie (posiblemente infinita) de nuevos comienzos”.