En su último año como director de la feria, Carlos Urroz había prometido “el mejor Arco de la década” y que esta edición sería “inclusiva y muy sexy”. No sabemos si lo ha sido -ni sabemos realmente qué puede ser una feria inclusiva y sexy. Pero lo que sí sabemos es que ha sido mejor acogida por la crítica y los profesionales que la edición anterior en la que no hubo país invitado y en la que la sección sobre el Futuro causó más estupor que admiración.
Veremos cómo maneja este aspecto la nueva directora, la catalana Maribel López, que ya ha anunciado la desaparición del país invitado y la creación de un programa comisariado renovado, tan atractivo- por su punto de partida: el tiempo, basado en la obra de Félix González-Torres- como ya polémico.
Michal Martychowiec en Rodriguez Gallery
Además de los stands destacados que ya hemos citado en un anterior post, ARCO siempre deja alguna sorpresa y/o algún bonito reencuentro. Especialmente destacable este año fue la sección Opening que albergó el espacio de Rodríguez Gallery, con un magnifico solo project a cargo de Michal Martychowiec titulado Reading History, una investigación metafórica de las estructuras de la Historia a través del famoso juego tradicional chino del Go. Asimismo destacó Copperfield London con la presentación de los trabajos poéticos y las investigaciones conceptuales de Óscar Santillán. Muchas veces inspiradas en aspectos científicos, sus obras incorporan juegos intelectuales y referencias varias, materializándose perfectamente en una estética que incluye varios formatos y siempre resulta certera.
Oscar Santillán en Copperfield
De vuelta a la sección general, nos encontramos con algunos stands de contenido casi impecable como es el caso de Nogueras Blanchard, con trabajos de Ignacio Uriarte, un sorprendente (por su formato) Enric Farrès Duran y sobretodo un maravilloso collage de Joseph Griegely y un fantástico cuadro de Rubén Grilo- del que tampoco hay que perderse la gran exposición en CentroCentro. O L21 que, además de un atractivo billar intervenido por Abdul Vas, presentaba unos interesantes cuadros dibujados a partir de algoritmos por Valérian Goalec y una instalación de la fascinante Nuria Fuster. A lo que hay que añadir una sugestiva escultura y unos cuadros sutiles y complejos del tan prometedor Ian Waelder. Y qué decir de Meessen de Clercq, siempre impecable en su selección, con nombres indiscutibles como Ignasi Aballí, Jorge Méndez Blake o Claudio Parmiggiani. Todos ellos “eclipsados” sin embargo por las esculturas arqueológicas, mezcla de referencias tecnológicas anticuadas y de fragmentos de formas escultóricas clásicas, del siempre apasionante Nicolás Lamas.
Nicolas Lamas en Meessen de Clercq
Este año, Lamas es uno de esos nombres que aparecen por todos lados. En la feria, como hemos dicho, pero también formando parte de la exposición colectiva Ahogarse en un mar de datos en La Casa Encendida. Por no citar su magnífica exposición personal, Archaeology of darkness que presentó recientemente la propia Meessen de Clercq. Otro nombre que suena mucho, y con razón, es el de June Crespo, presente en dicha exposición de La Casa Encendida, pero sobretodo sobresaliente en las esculturas que presentaba en los stands de la italiana P420 Gallery y de Carreras Múgica. Completa este trío de artistas a seguir, Elena Alonso, una de las sensaciones de Arco este año en Espacio Valverde que le dedica además una finísima exposición en su galería en la que se pueden admirar una serie de cuadros escultóricos y unas preciosas instalaciones matéricas.
Elena Alonso en Espacio Valverde
Entre tanta vorágine y saturación comercial se agradece la presencia de un stand tan lleno de sentimiento, generosidad y delicadeza como el de Luis Adelantado, con magníficas obras de Dario Villalba y Rubén Guerrero, custodiado en el muro exterior por las siempre fascinantes, precisas y profundas esculturas de Fuentesal & Arenillas. En el polo opuesto cabe destacar también la atrevida instalación de Sol Calero, llena de un imaginario mágico y un trabajo de las formas, en Barbara Gross, las perturbadoras y provocadoras obras de Nicola Samori en Monitor o la no por conocida menos apasionante instalación de Oriol Vilanova en Parra & Romero (aunque pierda fuerza en el contexto de una feria). No nos olvidamos tampoco de las impecables esculturas, inspiradas de los sistemas de circulación del agua, de Gabriel Pericas para los premios cervezas Alhambra, de la sutil y exquisita instalación del joven Pablo del Pozo en Joan Prats y de los cuadros musicales de la tan prometedora y polifacética Naama Tsabar en la galería Dvir.
No me resisto a acabar -seguramente me dejo a muchos- sin destacar los trabajos de Enzo Mianes y Bianca Bondi. El primero presenta una colorida vidriera hecha a partir de una alcantarilla en el stand de Mor Charpentier magníficamente montado en torno a una reflexión sobre la dimensión estética del territorio con obras de Rossella Biscotti o Théo Mercier, entre otros. Un destello del gran trabajo de este artista que presentaba, hasta hace pocos días, una increíble y melancólica obra en Les Vestiges du Jour, una exposición colectiva en la galería parisina. La segunda ofrece también un ejemplo de su gran potencial en la galería santanderina JosédelaFuente, con unas curiosas chaquetas y unas enigmáticas esculturas en pared que reflexionan sobre la transformación de la materia ofreciendo una estética de lo fluido, lo incierto y lo orgánico basado en el paso del tiempo.