Little Richard falleció ayer a los 87 años. En su honor hoy no paramos de bailar Tutti Frutti: womp-bomp-a-loom-op-a-womp-bam-boom.
Es muy probable que la música contemporánea no fuera tal como la como la conocemos sin la existencia de Richard Wayne Penniman, más conocido como Little Richard. Showman, cantante, pianista y compositor, el encargado de definir las bases del rock and roll más vibrante, delirante y energético allá por los años 50. Y no solo eso, fue pionero en la mezcla de géneros, fusionando géneros como el blues, el funk, r’n’b y hasta gospel. ¿Quién no ha cantado o bailado alguna vez aquello de womp-bomp-a-loom-op-a-womp-bam-boom? Su canción Tutti Frutti ha sido versioneada entre otro artistas por Elvis Presley, The Beatles, Marc Bolan, Elton John… y lo que es más importante, por todas las orquestas en sus giras por las verbenas de los pueblos.
Miembro de una familia muy religiosa de Georgia, Little Richard fue expulsado de su casa a los 13 años, en 1942, por ser claramente homosexual. No le queda otra que buscarse la vida cantando donde puede, desde bares de mala muerte hasta en cualquier calle, hasta que terminó de residente en un local de nombre Tick Tock donde adquirió ese dominio del escenario que le hizo célebre. Finalmente, a comienzos de los años 50 es fichado por RCA, luego pasa al sello Peacok, más tarde a Speciality Records… Nunca con mucho éxito. Hasta que en 1955 saca de su repertorio más explícito el mítico Tutti Frutti y lo peta. Un artista que siempre ha estado en la mente de todos como referente a pesar de haber desaparecido del foco voluntariamente en muchos ocasiones. Tremendamente religioso, ha compaginado entre otras cosas, colaboraciones con Michael Jackson con la venta ambulante de biblias.
Siempre les recordaremos por su música, su energía y también por sus lentejuelas. Los últimos años de Little Richard fueron duros. Feliz de llegar a los 80, pero con dolores durante las 24 hora del día por un cáncer óseo. Hoy Rolling Stone estadounidense incluso recuerda que, en el año 2009, en medio de un concierto en Washington, cantando Tutti Frutti paró para rogar “Jesús, por favor, ayúdame. Apenas puedo respirar”. Y siguió, y hubiera seguido hasta el fin de sus días si no le hubieran sacado del escenario. En los camerinos, según relata Rolling Stone, dijo: “Quédate cerca de Jesús. El mundo está llegando a su fin muy pronto”.