La llegada de Jean-Luc Godard en los años 60 sacudió el mundo del cine; el pasado 13 de septiembre todos lamentamos la desaparición del legendario cineasta, creador de algunas de las imágenes más icónicas del cine francés.
Sus ideas políticas radicales, su afición por la crítica social y un enfoque innovador, tanto en la narración como en la imagen, hicieron de Godard un director atípico. Sus películas nos hablaron sobre la vida, el amor y el arte. Acostumbrados a la visión edulcorada del cine de Hollywood, Godard sorprendió al espectador en los años 60 mostrándole la cara más amarga del mundo. Eran años convulsos en los que se reivindicaban derechos esenciales, como los de la mujer, y en el que las manifestaciones contra un mundo capitalista, consumista y violento estaban a la orden del día.
Abanderado de un nuevo género de cine protesta como fue la Nouvelle Vague, junto a cineastas de la talla de François Truffaut, Agnès Varda, Alain Resnais o Éric Rohmer.
Godard mostró su perspectiva existencial del mundo mediante un cine de bajo presupuesto, recurriendo a formulas experimentales caracterizadas por la fragmentación visual y narrativa, que lograba transmitir la sensación de alienación e inquietud habituales en esa época.
Sus primeras películas contenían los ingredientes fundamentales para convertirse en iconos de una época al ser un fiel reflejo de la estética cultural en ese momento.
Godard trabajó con actores y actrices que pasarán a la historia del cine francés gracias a los papeles en sus películas como Jean Paul Belmondo, Anna Karina, Brigitte Bardot o Jean Seberg.
La misma ciudad de París podría considerarse parte de la iconografía de Godard, ya que dado el bajo presupuesto de sus películas iniciales, muchas de ellas fueron rodadas en esta ciudad. Pocos directores han mostrado París de forma tan exhaustiva como él: sus calles, sus cafés, sus antros, sus viviendas, sus gentes, su cultura en general.
Su interés por la imagen también se manifestó a través de la colaboración con los diseñadores más importantes de la época para la creación de los carteles de sus películas, considerados hoy en día objetos de culto y coleccionismo. Diseñadores como Hans Hilmann, Clément Hurel, Jacques Vaissier y el reputado Georges Kerfyser firmaron algunos de los carteles más populares de las películas de Godard. También la moda fue otra de las disciplinas inspiradora de los protagonistas en el cine de Godard. Sus heroínas introducían una nueva feminidad caracterizada por un deseo voraz de emancipación, siempre cigarrillo en mano. Indumentarias que han trascendido en el tiempo y que convirtieron a estas actrices en puros iconos de moda.
Neo2 hace un repaso de las películas más icónicas de Godard que han contribuido a la construcción del “estilo francés” y que continua influyendo en las tendencias culturales actuales.
———————————————
À bout de Souffle (1960) / Al final de la escapada
Rindiendo un tributo a las películas de cine negro, protagonizadas por Humphrey Bogart, y a la cultura americana en general, Godard consigue realizar su película más icónica y conocida. Patricia, una estudiante americana y Michel, un delincuente amateur, viven su propia historia de gánsters. Una película totalmente deconstruida e improvisada, que trasgredía las normas establecidas del cine de la época.
Todos recordamos los paseos por los Campos Elíseos de Michel y Patricia mientras esta vendía el Herald Tribune. Muchos de sus looks, como la camiseta del New York Herald Tribune, las bailarinas o la camisa masculina, han supuesto todo un clásico de la moda francesa. A partir de la primera película de Godard, Jean Seberg se convirtió en todo un icono de la mujer parisina y aún continúa poniéndose de moda su estilo garçon. También él, un joven Jean Paul Belmondo marcaría tendencia, no ya por la ropa que llevaba, sino por su estilo personal a la hora de adaptar su atuendo a su personalidad.
El magnífico cartel original fue creado por el prolífico cartelista francés Clément Hurel.
Disponible en Filmin
———————————————
Une femme est une femme (1961) / Una mujer es una mujer
Una de las características que han hecho trascender el cine de Godard como radiografía de una época son las mujeres que han protagonizado sus películas y, en muchas ocasiones, también su vida. Sin embargo, habría que destacar una por encima de las demás y esta es Anna Karina, que también sería su mujer de 1961 a 1967, y cuya relación sentimental también inspiraría algunas de sus películas.
En cualquiera de las películas de Godard podemos observar la ruptura de la representación clásica de la mujer como un ser pasivo. En contraposición, su cine nos presenta a la mujer moderna parisina, que bien podríamos encontrar paseando por las calles de París, en cafeterías frecuentadas por prostitutas o en pisos de estudiantes maoístas. Era una mujer interesada en las cuestiones filosóficas y políticas de la época que le había tocado vivir, poniendo en evidencia las injusticias sociales hacia las mujeres.
En “Une femme est une femme” Godard presenta a una Anna Karina atrevida, divertida e impertinente cuyo sueño es convertirse en actriz de musicales, al más puro estilo de Broadway. Magia, ficción y realidad se dan la mano en la contribución particular de Godard al género musical. A través de la protagonista, Angèla, una alocada stripper, el director realiza un análisis del declive de las relaciones amorosas y los triángulos amorosos, resumido en la escena donde Angèle y el amigo de su novio, un joven Belmondo enamorado de ella, escuchan atentamente la canción “Tu t’laisses aller”, de Charles Aznavour, que habla de la dejadez dentro de la pareja.
———————————————
Vivre sa vie (1962) / Vivir su vida
En “Vivre sa vie” encontramos a la Anna Karina más icónica de todos los papeles que representó para Godard. Una chica alienada y perdida, que frustraba sus deseos de convertirse en actriz para dedicarse a la prostitución. En esta película, Godard recuperó para ella el corte bob más famoso de la historia, que lució Louise Brooks en la adaptación al cine de la “Caja de Pandora” de Pabs, en 1929, y que a partir de esta película se hizo incluso más famoso.
Con “Vivre sa vie” Godard expone en doce capítulos independientes entre sí, la cuestión de la prostitución mediante un análisis que oscilaba entre el cine documental y la ficción, que más tarde seguiría investigando. Su personaje, Nanà, es el de un alma poético y sensible que se ve avocado a un tipo de vida y, consecuentemente, a un desenlace fatal.
La mirada fija de Annna Karina a la cámara, que interroga al espectador y la hace a la vez objeto de contemplación, ha sido un referente para directores posteriores. Su primer plano, con una lágrima que cae, mientras observa la película de Dreyer, “La pasión de Juana de Arco”, es una de las imágenes más icónicas del cine.
Michel Legrand, el gran compositor francés, firma la banda sonora y el cartel corría a cargo de Vaissier.
Disponible en Filmin
———————————————
Band à part (1964) / Banda aparte
La sola presencia de Anna Karina en el cine de Godard hace que sus películas sean icónicas de forma instantánea. Esta adaptación de la novela pulp, “Fool’s Gold”, de Dolores Hitchens, pasará a la historia como una de las películas más influyentes del cine, marcada especialmente por dos escenas. La primera es la escena del baile en el café donde Anna Karina, Sami Frey, and Claude Brasseur se mueven al ritmo del “Shake it Baby” de John Lee Hooker, inspiradora del baile de Uma Thurman y John Travolta en “Pulp Fiction”. La segunda, es la carrera de 9 minutos de los tres protagonistas por el Museo del Louvre, que también fue tomada por Bertolucci para su película “Soñadores”.
El look entre niña y mujer de Anna Karina en “Band à part” ha servido de inspiración para diseñadoras como Michèle Lamy, musa y productora de Rick Owens. El Cartel sería realizado por el clásico Georges Kerfyser, creador de los carteles de “Blow Up” y “Lawrence de Arabia”.
Disponible en Filmin
———————————————
Le mepris (1963) / El desprecio
En “Le mepris” Godard sucumbió a la sex symbol más popular del momento en Francia, Brigitte Bardot, regalándole un guión cargado de frases intelectuales. Una historia que trata del cine dentro del cine, sobre el rodaje de una versión de “La Odisea”, dirigida por el director alemán Fritz Lang, en la que se identifican notas biográficas de la propia relación entre Godard y Anna Karina.
En la película aparecen multitud de referencias a películas y a directores a los que él admiraba como los carteles de “Psicosis”, de Hitchock, de “Hatari!”, de Hawks y de “Vanina Vanini”, de Roselini y citas famosas de películas como “Johnny Guitar” de Nicholas Ray o “M,” de Lang.
“Le mepris “también cuenta con una banda sonora de cine, compuesta por George Delerue, al que se le denominó el compositor de la Nouvelle Vague y continuó con una larga carrera en Hollywood.
En esta película, Brigitte Bardot se reafirmó como icono de belleza y de moda, siendo algunos de sus atuendos como los pantalones capri, las minifaldas, los jerseys oversize, las camisetas de rayas, las bandanas para el pelo y una raya del ojo bien marcada señas de identidad inconfundibles de una actriz, con una imagen atemporal, que siguen siendo referencia en el mundo de la moda.
Disponible en Filmin
