Jean-Paul Belmondo, el icono de la Nouvelle Vague falleció a los 88 años dejando un legado de secuencias imborrables en la historia del cine.
El rostro de Jean-Paul Belmondo es el rostro de la Nouvelle Vague. Su gesto duro y a la vez tierno es el lienzo del cine francés de aquella época en la que se renovó por completo el lenguaje cinematográfico. Participó en más de 80 cintas a lo largo de su carrera construyendo una filmografía memorable junto a algunos de los máximos exponentes del cine como Truffaut, Vittorio de Sica y Godard, pero fue la ópera prima de este último la que catapultó al actor y lo confirmó como un icono. Seleccionamos cinco films imprescindibles para honrar y recordar a la leyenda.
Al final de la escapada (Jean-Luc Godard, 1959)
Jean-Paul Belmondo protagoniza junto a Jean Seberg una de las obras más representativas de la Nouvelle Vague. En ella se plasman los principales rasgos estilísticos de la corriente cinematográfica, mientras la naturalidad y la frescura de los actores llenan de vida cada plano. Una cinta en la que Belmondo encarna a Michel Poiccard, un escurridizo delincuente que al llegar a París conoce a Patricia, una joven vendedora ambulante de periódicos que sueña con escribir en ellos algún día.
Dos mujeres (Vittorio de Sica, 1960)
Vittorio de Sica traslada al cine la novela de Alberto Moravia sobre las violaciones masivas a las mujeres de Ciociara por parte de las tropas coloniales marroquíes. Se remonta al año 1943, durante los nueve meses de ocupación alemana en Italia. Cesira, interpretada por una brillantísima Sophia Loren, quiere huir a toda costa de Roma y se refugia del avance de la guerra en los montes de Ciociaria, donde conoce a Michele (Jean-Paul Belmondo), un joven intelectual que quiere ser partisano.
El hombre de Río (Philipe De Broca, 1964)
Un clásico de aventuras con tintes de comedia romántica inspirado en los cómics de Titín de Herge y el encanto de James Bond. En ella Belmondo interpreta a un soldado francés que pasa una semana de permiso en París con su novia. Todo se tuerce cuando un robo de una estatuilla del Museo del Hombre de la capital, lo obliga a perseguir a los ladrones hasta Brasil y la Amazonia.
Pierrot el loco (Jean-Luc Godard, 1965)
Jean-Paul Belmondo, ya en la cima de su éxito, se une de nuevo a Godard para interpretar a Ferdinand Griffon, alias ‘Pierrot’, un hombre que huye de París hacia el sur de Francia. Emprende su escapada de la mano de otra mítica actriz del cine francés: Anna Karina, que encarna a la niñera contratada por la mujer del protagonista. Un road movie indispensable en la filmografía del actor, cargado de belleza y diálogos memorables.
La sirena del Mississippi (François Truffaut, 1969)
Truffaut llevó a la gran pantalla una adaptación de la novela Waltz into Darkness de William Irish. En ella, Julie Roussel (Catherine Deneuve), viaja desde Francia a la isla de la Reunión con el fin de contraer matrimonio con un hombre al que solo conoce por carta. Louis Mahé (Jean-Paul Belmondo), es el tipo en cuestión, un rico propietario de una plantación de tabaco que queda fascinado al conocer a su futura esposa en persona. Una película en la que el director utiliza y realza esa química abrumadora entre los protagonistas tras la pantalla, para dar aún más fuerza a su relato.