El patrimonio neto estimado de Sam Altman se acerca a los 250 millones de dólares. Lo que resume una vida repleta de triunfos y su impacto en la industria de la tecnología. De hecho, sus contribuciones en el campo de la inteligencia artificial están sorprendiendo a más de medio mundo. Con todo tipo de partidarios y detractores.
Las historias de perseverancia y lucha crean la base del emprendimiento. Así como las experiencias únicas. Y lo mismo ocurre con la vida de Sam Altman. Empresario, inversor, programador y bloguero estadounidense. Es más, este emprendedor se ha erigido como una figura líder en el sector TI y es ampliamente reconocido por sus ideas innovadoras. Aunque su mayor éxito se puede atribuir a su cargo anterior como presidente de Y Combinator, una aceleradora tecnológica. O a su puesto actual como director ejecutivo de OpenAI. La compañía que está revolucionando el statu quo con la inteligencia artificial. Además, ¿qué está pasando por la cabeza de Elon Musk, uno de sus primeros inversores? ¿Qué pensará del ChatGPT? ¿Lo estará utilizando?
Imágenes superiores: Retratos de Sam Altman creados con Dall-e, una de las aplicaciones de Open Ai
La educación de Sam Altman
Nacido en abril de 1985 en Chicago, Illinois, Sam Altman creció en St. Louis, Missouri, donde recibió un ordenador a la edad de 8 años. Un regalo que despertó su interés en la programación y lo encaminó hacia su futuro éxito en la vida.
Altman recibió su educación inicial en la escuela John Burroughs y completó allí sus estudios secundarios. Más tarde, comenzará a estudiar informática en la prestigiosa universidad californiana de Stanford, muy próxima a Silicon Valley, aunque la abandonó en 2005. A pesar de esta decisión, Sam continuó con su pasión en la vida por la tecnología y el espíritu empresarial. De hecho, en 2017, recibió un título honorario de la universidad de Waterloo, en reconocimiento a sus logros en el sector.
No obstante, Sam Altman comparte una característica con las figuras más conocidas del ámbito tecnológico. Y es que Bill Gates, Marck Zuckerberg o Steve Jobs tampoco acabaron la carrera universitaria.
La vida como emprendedor
A la muy temprana edad de 19 años, Sam comienza su viaje empresarial organizando su primera compañía, Loopt. Esta se basaba en una aplicación móvil de redes sociales vinculada a la ubicación. Pero se lanzó en un momento en que Facebook y Twitter estaban ganando terreno. Sin embargo, a pesar de la competencia, Loopt logró obtener más de 30 millones de dólares en capital riesgo. Con todo, la empresa cerró en 2012 para, posteriormente, ser adquirida por Green Dot Corporation por 43,4 millones de dólares.
En el año 2005, mientras trabajaba en Loopt, Sam comenzó a colaborar a tiempo parcial en Y Combinator (YC), una de las más prestigiosas aceleradoras tecnológicas. Con el paso del tiempo y de la vida, sus contribuciones llamaron la atención del cofundador Paul Graham, quien nombró a Sam Altman presidente de la organización.
Ya con el cargo de presidente, Sam invirtió en su primer lote de nuevas empresas, incluidas Loopt, Airbnb, Dropbox, Zenefits y Stripe. Pero también apuntó a expandir el alcance de Y Combinator, con el objetivo de financiar 1.000 nuevas compañías por año. Sin olvidar la creación de YC Group como una organización paraguas para las diversas unidades de Y Combinator.
Más adelante, ya en 2015, Sam Altman fundó YC Continuity, un fondo de capital en etapa de crecimiento de 700 millones de dólares para empresas YC; y Y Combinator Research, un laboratorio de investigación sin fines de lucro.
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La inversión en startups
No sorprende que Sam Altman sea conocido por ser un inversor de éxito en la vida. En este sentido, ha impulsado un gran número de empresas, tales como Airbnb, Stripe, Reddit, Asana, Pinterest, Teespring, Zenefits, FarmLogs, Shoptiques, entre otras muchas. De hecho, sus iniciativas han ayudado a diferentes compañías a dejar una gran huella en el ecosistema de las startups. Formación de OpenAI
Los inicios de Sam Altman se configuraron básicamente como inversor para, más tarde, pasar a la rama de la investigación. Y es en esta transición cuando conoce a Elon Musk. Antes de que se desarrollara el proyecto de OpenAI, que nace en 2015 gracias a una inversión conjunta de 1.000 millones de dólares entre Musk, Altman y otros socios tecnológicos. En sus orígenes, el leitmotiv de la compañía sería promover la inteligencia artificial, considerada como una revolución, pero siempre con el objeto de beneficiar la vida de la humanidad.
La inteligencia artificial
Los últimos avances en inteligencia artificial han dado lugar a la creación del ChatGPT, un algoritmo que aprende con cada conversación que mantiene. Sin embargo, Sam Altman ha advertido de que ChatGPT es “terrible” por los fallos que está experimentando. Y así lo explica: “ChatGPT es increíblemente limitado, pero lo suficientemente bueno en algunas cosas como para crear una impresión engañosa de grandeza. Es un error confiar en él para algo importante en este momento. Igualmente, es una vista previa del progreso en la vida; pero tenemos mucho trabajo por hacer en cuanto a solidez y veracidad”.
A todo esto, Elon Musk ha lanzado un dardo envenenado hacia Sam Altman y el ChatGPT. “Soy perfecto, porque no cometo ningún error. Los errores no son míos, son de ellos. Son los factores externos, como problemas de red, errores del servidor, entradas del usuario o resultados web. Ellos son los que son imperfectos, no yo…”, ha escrito, en clara alusión a las últimas declaraciones del fundador de OpenAI, al calificar ChatGPT como “terrible”.
Y es que, en las últimas fechas, se ha producido un cisma entre Elon Musk, Sam Altman y OpenAI. Para muchos, los motivos de este distanciamiento tienen que ver con la entrada de un gigante tecnológico en la compañía de inteligencia artificial. En este sentido, un año después de abandonar Musk, Microsoft invierte 1.000 millones de dólares en la empresa de Altman. También lo hizo en 2021, y en enero de este año ha anunciado una nueva inyección multimillonaria escalonada: 10.000 millones de dólares.
¿Su objetivo? Dominar el mercado de la inteligencia artificial por delante de Meta, la compañía de Mark Zuckerberg, o de Alphabet, la matriz de Google.