El respeto intelectual hacia la gente sin techo queda reivindicado en La pantalla en la calle. Rodado en el caluroso verano de 2017, este corto documental se estrenará el próximo lunes, 23 de julio en la Cineteca del Matadero Madrid, dentro del ciclo Los lunes son cortos (19:00h, entrada gratuita). Sus dos directores, César de Nicolás y Juan Martínez, responden junto al productor Alberto Gutiérrez a nuestras preguntas.
La pantalla en la calle nace de la “necesidad de otorgar respeto intelectual a las personas sin hogar”. ¿Cuál fue su génesis?
César: Hubo dos momentos muy importantes. El primero fue cuando Alberto, el productor, lanzó la idea de hacer algo que reflejara, de manera distinta, la situación del sinhogarismo. Y el segundo fue mientras trabajábamos en un vídeo sobre el día mundial de las personas sin hogar. A la vez que se preparaban las cámaras y el sonido, estuvimos hablando con uno de los protagonistas, que era un hombre que vivía en la calle, ¿y de qué hablarías con una persona que vive en la calle? Pues no se nos ocurrió nada mejor que preguntarle por la última película que había visto. Para sorpresa nuestra era una peli muy reciente, que había visto en el cine el día del espectador. Ahí se nos rompieron muchos esquemas y encontramos la premisa perfecta para dar respuesta a la idea que nos lanzó Alberto.
Además, siempre hemos sentido que existe cierto clasismo intelectual, donde parece que, dependiendo del lugar de donde procedas, se te toma más o menos en serio. Se nos olvida que una persona sin hogar puede votar, puede consumir cultura y puede reflexionar sobre lo que le rodea. Lo que pasa es que no se les escucha o no se les quiere escuchar.
Al tratarse de un documental, los protagonistas son de carne y hueso. ¿Cómo los elegisteis?
César: Pues esta es otra de esas cosas que rompen con estereotipos. Pensábamos que tardaríamos más en encontrar el perfil que queríamos –personas sin hogar muy aficionadas al cine y a la cultura– pero fue muy rápido encontrarles. Enviamos unos cuantos correos electrónicos a centros de acogida, y enseguida nos contesto Iván, el enlace del centro “Luis Vives” donde viven Ali, Rosa y Javier.
Nos organizaron una reunión en la que no solo estaban los tres futuros protagonistas sino más usuarios del centro, creo recordar que eran diez. ¿Y qué es lo que hicimos? Pues hablar de lo que sabemos: de cine.
La charla fue para haberla grabado. Los usuarios hablaron de películas que nosotros ni conocíamos, el nivel cinéfilo era altísimo y el nivel intelectual también. La pena fue no poder darles voz a todos, pero era imposible en un proyecto de nuestra duración.
Ali, Rosa y Javi fueron elegidos por la razón más poderosa: su capacidad de emocionar. Son personas que transmiten muy bien aquello que sienten y, además, necesitaban decirlo en voz alta. Se merecían, después de todo lo que han vivido, ser el altavoz que intente derribar los clichés sobre personas sin hogar.
También hay algo de lo que estamos muy orgullosos. Creo que no fue hasta la cuarta reunión cuando hablamos sobre lo que suponía vivir en la calle. Hasta entonces solo hablábamos de películas, de música e incluso de política. Eso lo agradecieron mucho, ya que están acostumbrados a que en las entrevistas para medios solo se les pregunte por su condición de personas sin hogar. Para nosotros no era lo más importante, como queda reflejado en La pantalla en la calle.
¿Cómo reaccionaron Ali, Rosa y Javier al ver el documental por primera vez?
Juan: Cuando lo tuvimos listo organizamos un pase privado con ellos y los trabajadores y profesionales del Luis Vives y estábamos nerviosos por cómo iban a reaccionar. Ali, Rosa y Javier son la columna vertebral de La pantalla, exponerse a contar sus intimidades ante unos extraños sabemos que no es nada fácil y escoger los momentos que encajaran mejor en la totalidad del trabajo era complicado. Sus opiniones al respecto era algo que nos intranquilizaba bastante, sin embargo nuestras preocupaciones resultaron ser infundadas ya que les encantó y se emocionaron mucho.
¿Ayudará La pantalla en la calle a quitarnos los estereotipos que tenemos sobre las personas sin hogar?
Alberto: La pantalla en la calle nace para generar en el espectador una reflexión sincera sin ánimo de concienciar ni de generar una única opinión. Queremos abrir un debate serio sobre la situación de las personas sin hogar en España, sobre cómo la sociedad observa esta realidad y sobre los mecanismos que deberíamos diseñar para construir unos espacios más justos e igualitarios.
Sois dos directores: César y Juan. ¿Cómo os repartís las tareas a la hora de trabajar?
Juan: No tenemos un rol determinado; nuestra forma de trabajar no es del tipo uno dirige, otro escribe o lleva la dirección de actores. Ambos tomamos y participamos en todas las decisiones conjuntamente en cada uno los procesos del proyecto. No nos pega nada el tipo de director ególatra, nos sentimos cómodos en la humildad y por eso codirigir nos resulta sencillo, hasta tal punto que cuando por algún motivo alguno falta el otro se siente perdido. Tenemos tanta complicidad que sabemos muy bien que queremos y como lo queremos, a veces no hace falta ni hablar entre nosotros.
Homenaje a las salas de cine cerradas
El corto rinde homenaje además a salas míticas de cine de Madrid que llevan cerradas años: Roxy-B, Avenida… ¿Creéis que volveremos a verlas abiertas algún día, o las grandes cadenas de proyección terminarán por comerse a las que aún sobreviven?
Juan: Cada cierto tiempo lees alguna noticia de otro cine cerrado en Madrid. El último, precisamente, en la calle Francisco Silvela, que se ha convertido en un supermercado. En este tema no somos nada optimistas, los cines irán cerrando paulatinamente y quedarán una o dos salas para los muy aficionados, seguramente incluso las grandes cadenas dejarán de ser rentables.
No es derrotismo, las estadísticas sobre el número de cines que permanecían abiertos hace unos años en la capital y los que hay ahora se pueden consultar por Internet y no auguran un futuro mejor. Los cines serán una cosa del pasado, no son rentables, no se ha fomentado una cultura cinéfila, en definitiva ya no interesan. Los espectadores les han ido dando la espalda y por estas razones incluimos esos cines agonizantes en el corto, tienen mucho que ver con los prejuicios infundados sobre nuestros protagonistas.
Para la secuencia en la que se proyecta La lengua de las mariposas al aire libre elegisteis los también clausurados Cines Nápoles de Leganés, ¿facilitó la producción optar por esta localización?
César: En realidad la elegimos no por las facilidades sino por la conexión personal. David, el ayudante de producción (de hecho fue él quien tuvo la idea), y yo somos de Leganés. Y nos gustaba mucho al idea de grabar un cine en el que tantas películas hemos visto. Era un antiguo cine de barrio, de los de sesión doble. A todos los directores nos encanta la sesión doble porque puedes ver juntas una peli de comedia y luego una de terror, algo que enriquece mucho las influencias.
Además, como cine abandonado, tiene una imagen muy poderosa, con una verja oxidada y una cartelera que parece congelada en el tiempo.
Vemos algunos fragmentos de White nights y sobre todo de La lengua de las mariposas, ¿hubo alguna dificultad para conseguir los derechos de estas películas?
Alberto: Fueron momentos de estrés y de enfrentarnos a algo a lo que hasta ahora no nos habíamos enfrentado. A veces los tiempos de la ilusión no son los mismos que los de la burocracia, pero finalmente todo llegó a buen puerto y tanto White nigths como La lengua de las mariposas son parte fundamental en esta cinta documental. Esperamos que Cuerda pueda disfrutar de este corto y de cómo su película ha encajado perfectamente en la historia que hemos contado.
Podéis ver el tráiler en este enlace. El corto completo podrá verse el próximo lunes, 23 de julio en la Cineteca del Matadero de Madrid. 19:00h, entrada gratuita.