La Manga del Mar Menor
Capturamos al fotógrafo José Morraja de vacaciones en La Manga del Mar Menor. Unos días en el Levante español en los que no pudo evitar el realizar el ejercicio de la actividad que le define, la fotografía. No solo disfruto de unos días de playa sin ninguna obligación, más allá de la de practicar snorkle, también aprovechó el, buen, tiempo para mostrarnos la otra cara de La Manga del Mar Menor, la suya. Hablamos en esta entrevista de las fijaciones levantinas y fotográficas de José Morraja, fotógrafo habitual de las páginas de moda de Neo2.
Fotógrafo: José Morraja
Producción: Pegasus Producciones
Modelos: Artem Melnik y Juan García de Monroe Models
No es la primera vez que utilizas como decorado para tus fotos el Levante español, concretamente La Manga del Mar Menor… ¿Qué tiene de especial para ti esta zona?
La Manga del Mar Menor me trae muchos recuerdos de la infancia. En verano mis padres, mi hermana y yo solíamos pasar unos días en Benicasim. La Manga me recuerda a aquellos veranos pero en otro lugar. Me fascina la mezcla de naturaleza con arquitectura super setentera. Es como si no hubiera pasado el tiempo. Además tengo muchos amigos viviendo ahora en Cabo de Palos, por lo que es muy fácil llegar allí y sentirte como en casa.
En esta ocasión, La Manga del Mar Menor no se trata de un editorial de moda en el que estés condicionado por las prendas de ropa… ¿cuál es tu intención con este reportaje fotográfico? ¿Hay una historia?
Para ser sincero este reportaje no tiene ninguna intención. En los últimos años siempre que he hecho una foto había un cliente detrás, unas marcas que había que sacar o un mood a seguir. Me planteé este reportaje como un “a ver qué sale”. Cuando empecé en la fotografía me gustaba mucho la curiosidad que tenía por todo, la frescura con la que veía el mundo. Con los años esa frescura poco a poco se ha ido calmando. Es muy difícil trabajar en fotografía comercial y no volverte cada día más y más convencional. Conseguir una línea personal y otra comercial con las que sentirte a gusto es una tarea muy complicada, por lo menos para mí. Estas fotos son un ejercicio de libertad personal.
¿La Manga del Mar Menor es un reportaje que ha ido surgido de forma improvisada con unos chicos que te has encontrado por la playa? ¿O tenías un guión más o menos preestablecido?
Las únicas premisas para este reportaje eran no usar ropa y disparar en analógico para no poder ver el resultado en el momento. Disparar de esta forma es fantástico porque al tener material limitado tienes que pensar mucho más las imágenes. Además el resultado siempre es un poco imperfecto, dando a la imagen una frescura que muchas veces te cargas disparando en digital hasta que consigues la foto perfecta. La perfección está sobrevalorada.
Contacté con la agencia de modelos Monroe en Murcia para hacer el casting. Monroe es una de mis agencias preferidas. Tienen modelos super frescos y bien educados. Prefiero trabajar con modelos porque ya están acostumbrados a los ritmos de una sesión y están más abiertos a experimentar que la gente de la calle. Entienden mejor los procesos de creación y por lo general se quejan menos.
Los días anteriores a la sesión compré en un bazar de ropa antigua cercano a Cabo de Palos los bañadores más pequeños que encontré y me fui a localizar con una amiga. Viendo el paisaje y la arquitectura me pareció interesante sacar fotografías de lo que me iba pareciendo curioso. Más tarde incluí algunas de esas imágenes en el reportaje, como si fuera un diario personal.
Como fotógrafo, ¿qué te interesa más: interpretar la realidad o directamente fotografiarla?
No creo que se pueda fotografiar fielmente la realidad. Tu ojo y el encuadre muestra la realidad pero a la vez la oculta. El proceso es demasiado subjetivo. La fotografía siempre interpreta la realidad. Pero lo bonito de esto es que dota de realismo cualquier cosa que se fotografía.
En tu opinión, ¿cuáles son los fotógrafos que mejor han interpretado el mundo de la playa?
Sin lugar a dudas Martin Parr y Rineke Dijksytra.
De Martin me encanta la crudeza con tono irónico que sus imágenes del mundo de la playa trasmiten; y de Rineke me fascina como el simple entorno de la orilla de la playa dota a los adolescentes que fotografía con un poder psicológico que los desnuda y los aísla, pero a la vez les da un poder y una fuerza que jamás antes había visto.
¿Existe alguna intención erótica en tu reportaje La Manga del Mar Menor?
Siempre que aparece un cuerpo desnudo o semidesnudo en una imagen hay erotismo. Lo busques o no el cuerpo es erótico y el deseo siempre está ahí.
A finales del siglo XIX, Wilhelm von Gloeden fotografiaba a jóvenes chicos desnudos en la costa siciliana. ¿Cómo crees que ha evolucionado la percepción de la fotografía erótica masculina desde entonces?
En el sigo XIX y principios del XX la fotografía erótica era muy idealizada, centrándose mucho en los cánones clásicos de belleza como la griega. Con el paso del tiempo la fotografía erótica masculina ha ido ampliando el abanico de representación de lo que se considera erótico englobando todo tipo de posibilidad de lo “me pone”. De lo más tímido a lo más radical, todo tiene cabida en el erotismo actual.
Obviamente, un desnudo en el XIX, y gran parte del siglo XX, en sí mismo era algo impactante… ¿Cómo se puede conseguir impactar en pleno siglo XXI? ¿Te interesa impactar?
Yo creo que tenemos tantos impactos en nuestro entorno a diario que lo realmente interesante ahora es buscar otra cosa. Me gustan mucho esas imágenes que en un principio no te dicen nada pero que tienen algo por lo que no puedes dejar de mirarlas. Muchas veces es un gesto, una atmósfera, una mirada… Los pequeños detalles casi ocultos son muy importantes y pueden hacer de una imagen sosa algo realmente impactante.
Hoy en día con internet todo el mundo, hasta los críos, puede acceder al porno con extrema facilidad… a pesar de eso, las redes sociales ejercen una más censura casi, exagerando, decimonónica sobre la anatomía humana, principalmente la femenina. ¿Cómo explicas esa paradoja moderna?
No creo que nada haya cambiado con el paso de los años. La doble moral siempre ha estado ahí. Lo que hagas a puerta cerrada nada tiene que ver con lo que muestras en sociedad. El deseo sexual siempre ha sido algo tabú en las sociedades occidentales, y así van las cosas…
¿Te llegaste a plantear fotografiar a chicas en este reportaje? ¿Cómo hubieras planteado el reportaje si hubieran sido chicas las modelos?
Sí que me lo planteé, y tengo la intención de ampliar esta serie fotografiando también a chicas. No creo que haya que plantearse nada diferente por disparar a chicos o a chicas. Al final lo importante es no pensar tanto en el género y pensar más en las personas y en lo que cada una te puede aportar. Cuando disparas a un chico o a una chica las posibilidades no te las marca el género, si no tu conexión con esa persona y su forma de ser.
¿El género tiene importancia para ti a la hora de hacer fotos? ¿Qué actitud asociada al género te mola más fotografiar?
El género en sí me parece muy limitado y aburrido. Me gustaría que en el género de una persona se pudieran asociar todas las actitudes como en las imágenes de Cindy Sherman, donde ella misma se viste y ambienta para poder ser lo que quiera en cada momento. Todos seríamos mejores personas y más empáticas.
¿Qué te interesa del paisaje de La Manga del Mar Menor? ¿Y su urbanismo?
La Manga del Mar Menor me gusta por sus contrastes. Puedes pasar en 10 min de un paisaje saturado de edificios y chalets a un paisaje de ensueño con sus calas y vegetación. Además el paisaje acuático en la zona de Cabo de Palos es increíble. Por lo general me ponen las zonas de contrastes.
¿Cómo crees que influye el paisaje y el clima de La Manga del Mar Menor en su gente?
La gente de costa suele ser más tranquila. El ritmo de vida es mucho más lento y eso se nota en su forma de ser. Están como más relajados y eso me encanta. Luego llegas tú de la ciudad y les jodes todo el karma, sobretodo si vienes de Madrid.
¿Para cuándo un editorial de moda con rotondas en Neo2?
Mira que hace años que la tengo en la cabeza y nada!!! A ver este año…
¿Quieres ver más editoriales de José Morraja?
28 de agosto de 2019 a las 9:32
Me encanta!