El estudio de arquitectura estadounidense Clayton Korte, con sede en Austin y San Antonio, interviene en una cueva escondida en el boscoso paraje del extremo este de la región de Texas Hill Country para convertirla en un refugio vinícola.
Sorprende descubrir al pie de una colina rodeada por altos robles y olmos, esta bodega creada por Clayton Korte en los interiores de una cueva preexistente. Y es que no deja de ser peculiar rendir culto al vino en una cavidad excavada en roca caliza al abrigo de la naturaleza. “La integración de este espacio en la ladera aporta valor al entorno al aparecer como un ‘no edificio’, como un destino sigiloso, que llama poco la atención sobre sí mismo”, afirma Brian Korte, socio fundador de Clayton Korte que dirige al equipo afincado en San Antonio.
La región de Hill Country se alza como uno de los principales centros de la industria vinícola en el estado de Texas. Por eso no es de extrañar que un gran amante del vino se sintiera atraído por convertir esta peculiar arquitectura rocosa en el lugar idóneo para guardar su colección privada de 4.000 botellas y, al mismo tiempo, para degustar una copa en la tranquilidad del paisaje natural, silueteado por la orilla del río Pedernales.
Paladear el vino en las entrañas de una cueva secreta de 4.000 botellas
La intervención del equipo de Clayton Korte se distingue en el exterior por la estructura de hormigón que sutilmente enmarca el portal de entrada, a la vez que asegura las piedras sueltas en la boca de la cueva. Y en el interior, por un módulo de madera que los arquitectos han podido acomodar en el túnel de 21 metros de fondo y 5,5 metros de altura gracias al buen estado de la construcción.
La única fachada es de cristal para dejar pasar la luz natural y entrever una perspectiva visual de toda la bodega, a la que se accede bajando por unos peldaños adornados con grandes cantos rodados extraídos de la excavación. Al mismo tiempo que posibilita la contemplación de una panorámica del entorno desde el interior. Y es que “este proyecto es un instrumento; una herramienta o museo que no sólo sirve para la adecuada conservación del vino, sino que también proporciona una perspectiva privilegiada al ocupante”, cuenta Camden Greenlee, asociado de Clayton Korte.
La bodega de 130 m2 se estructura en dos principales estancias: una sala de degustación con una gran isla central, y la bodega refrigerada repleta de botellas y presidida por una monumental mesa. También se reserva un espacio para el almacenaje y un pequeño aseo. La calidez en los interiores se consigue gracias al módulo de madera que da forma a los paramentos verticales y el falso techo, integrando los elementos de mobiliario.
Atmósfera hogareña para una bodega de escala doméstica
Los arquitectos han escogido materiales locales y de fácil mantenimiento. La densa madera del roble blanco destaca tanto en su versión bruta como ebanizada (que le da ese tono oscuro), conformando las paredes y los gabinetes. En cambio, el falso techo se crea con listones de abetos de Douglas en tonos miel. Aunque la madera más singular es la utilizada en la encimera de la isla, integrada por dos monumentales tablones de madera de cedro procedente de los troncos recuperados de una reciente inundación a lo largo del río.
El ambiente acogedor que transmiten las texturas amaderadas contrasta con la expresión más fría del hormigón y la piedra. Un juego que los arquitectos controlan “manipulando cuidadosamente los sólidos y vacíos de la ‘caja de madera insertada’ para ocultar y revelar la construcción de la cueva original al ocupante”, Brian Korte.
Los ventanales con marcos de madera y acero permiten aislar térmicamente la sala de degustación y la bodega de manera independiente, así como separar ambos espacios y protegerlos de las inclemencias del tiempo. Una bodega única, a la que sus propietarios pueden llegar dando un agradable paseo siguiendo el recodo del río, desde uno de los ranchos tan típicos de estas tierras de Estados Unidos.
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Créditos de Hill Country Wine Cave:
Arquitectura e interiores: Clayton Korte
Equipo interno del proyecto: Brian Korte (socio principal), Camden Greenlee (asociado), Josh Nieves (Project Designer), Brandon Tharp y Nicole Corwin
Ubicación: Texas Hill Country, Texas, Estados Unidos
Año: 2019
Superficie: 130,50 m²
Contratista general: Monday Builders
Ingeniero Estructural: SSG Structural Engineers
Ingeniería Civil: Intelligent Engineering Services
Ingeniero Mecánico: Positive Energy
Diseñador de iluminación: Studio Lumina
Fotografía: Casey Dunn