Acciones públicas que modifican normas sociales, re-apropiaciones del espacio privado, la agresión como modelo de trabajo, rebelión y vida cotidiana, activismo artístico, así es la muestra de Klara Lidén en el Moderna Museet de Estocolmo
La violencia con la que Klara Lidén (Estocolmo, 1979) lleva adelante cada una de sus intervenciones urbanas, recuperadas en muchos casos a través de diversos vídeos en los que aplica su fuerza sobre distintos objetos de uso cotidiano, se convierten tanto en situaciones donde es un cuerpo en tensión el que se apropia del espacio, y que por lo tanto es capaz de modificarlo, como en pasajes de danza. Su vandalismo se podría decir que es rítmico y su canibalismo, arquitectónico. Klara Lidén protagoniza la mayoría de sus vídeos, en los que lleva adelante una batalla tecnológica donde los proyectiles son los trozos de un flamante portátil blanco que acaba de estallar contra el asfalto, por ejemplo. Pero también pone en jaque distintos comportamientos cívicos. El mal hacer de Lidén va del activismo a la rebelión organizada, y le permiten bailar de manera frenética en el interior de un tren de cercanías entre algunos pasajeros o esconder en el interior de su gabán las herramientas necesarias para abrir aquello que en las ciudades suele estar cerrado. Pero también construir una casa en la orilla de un río con materiales encontrados en la calle y colocar carteles en blanco sobre anuncios publicitarios de gran tamaño. Como ya sucedió en 2007, cuando al ser invitada a participar una exposición la artista decidió trasladar la totalidad de las cosas de su casa hasta ocupar los 30 metros que el Moderna Museet le había asignado, su proyecto actual, presentado en la misma institución, modifica la arquitectura del espacio expositivo a través de la casi totalidad de vídeos, instalaciones y trabajos en papel con los que la artista ha estado trabajando desde el 2003 hasta la actualidad.
Hasta el 9 octubre de 2011, Moderna Museet – Estocolmo