Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

El ladrillo, el hormigón y la madera conviven en perfecta armonía en la bodega diseñada junto a una imponente masía en Mont-ras por los estudios de arquitectura de Jorge Vidal y Víctor Rahola.

Parcialmente enterrada en el paisaje de la comarca catalana del Bajo Ampurdán, la bodega toma su nombre de la pequeña localidad interior de Mont-ras, a tan solo diez minutos en coche del mar de la Costa Brava. La arquitectura proyectada por los equipos liderados por Vidal y Rahola asoma sutilmente en el entorno rural, convirtiéndose no solo en una morada del vino, sino en una gran terraza desde la que los propietarios de la masía pueden contemplar las bellas vistas del viñedo.

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

Vidal y Rahola: diseñar con texturas de impronta vernácula

A pesar de haber sido concebidas con un diseño radicalmente distinto, la rica materialidad de la nueva bodega establece un diálogo con las texturas que definen la estética de la masía. Esta casa de labor, típica de los campos de Cataluña, se caracterizada por su cubierta a dos aguas con anaranjadas tejas de cerámica y la monumental arcada de ventanas que adorna la fachada de dos alturas, ornamentada con partes en piedra y ladrillo en la planta baja.

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

De ladrillo son también los muros de contención de esta bodega, que presentan una particular forma abovedada. Los arquitectos los han diseñado de esta manera no solo para soportar mejor la presión del terreno, sino para crear los lucernarios perimetrales que proporcionan luz cenital a los interiores. Todo el espacio se distribuye en un volumen de una sola planta de forma cuadrada, con una dimensión de 574 m². Al estar soterrada en tres de sus cuatro lados, la bodega se encuentra muy aislada de la intemperie, protegida de las cálidas temperaturas. Además, la humedad proporcionada por el terreno ayuda a mantener el frescor constante en las naves, contribuyendo a la adecuada conservación del vino.

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

El programa de la bodega se organiza en cuatro naves. El acceso se realiza directamente desde las viñas, a través de cuatro portones arqueados de madera dispuestos en hilera en el único frente de fachada que no está bajo tierra. El bello cerramiento es práctico, original y enmarca las vistas del paisaje desde el interior.

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

Por un lado, los portones disponen de un sistema corredero que permite abrirlos y cerrarlos con facilidad. Por otro lado, las superficies de madera de la zona del arco se pueden girar 90 grados para crear grandes entradas de luz natural. Y es que, en este proyecto, los arquitectos generan los diferentes ambientes jugando con los grados de luminosidad a lo largo de los diáfanos interiores.

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

Bodega en Mont-ras: adoración al vino y a la masía

Las cuatro naves están coronadas por bóvedas de hormigón y separadas por cuartos de instalaciones que se extienden por toda la profundidad del espacio, dejando tan solo libre una abertura en la parte central que crea un corredor por el que se puede transitar de una nave a otra.

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

La primera nave aloja los laboratorios, las áreas de embotellado, la cámara frigorífica y el almacén de los enseres agrícolas. La segunda almacena las tinas de maceración del mosto. La tercera se utiliza para dejar reposar las barricas por largos periodos. Y la cuarta nave contiene los expositores con las botellas de descorche y acoge la celebración de las catas de vino.

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

Esta cuarta nave cuenta también con un túnel por el que se asciende a la Masía. En este nivel superior, la cubierta de la bodega se convierte en una amplia plataforma exterior ajardinada que hace las funciones de terraza, desde donde se puede disfrutar de una envidiable panorámica del viñedo. Además, los arquitectos han diseñado un sistema de recogida del agua de lluvia para almacenarla y utilizarla posteriormente en el riego de las tierras. Toda una arquitectura que rinde culto al vino, a la masía y a la naturaleza que la rodea.

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

Jorge Vidal y Víctor Rahola, morada del vino en el Ampurdán

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Créditos de Bodega en Mont-ras:

Arquitectos: Jorge Vidal + Víctor Rahola
Cliente: Privado
Ubicación: Montrás, Gerona, España
Año: 2017
Superficie: 574 m²
Fotografía: José Hevia