Entrevistamos a la cineasta española Isabel Coixet por su recientemente presentada película Nieva en Benidorm
Isabel Coixet no necesita carta de presentación. Doce películas a sus espaldas, ocho premios Goya y un público fiel que conecta con sus siempre emotivos trabajos la han convertido en una de las figuras más importantes del cine europeo. Ni la pandemia ni el caótico 2020 han podido pararla, ganando el Premio Nacional de Cinematografía y estrenando su nueva película Nieva en Benidorm. Habiendo colaborado con estrellas como Sophie Turner o Juliette Binoche y rodado por todo el mundo, sorprende ahora presentando una historia situada en Benidorm, una ciudad marcada por los contrastes y una atmósfera única e inclasificable. Hablamos con Isabel Coixet sobre su nuevo proyecto, la importancia de las segundas oportunidades y de cómo mola Benidorm…
Isabel Coixet
Nieva en Benidorm
Entrevista: Juan Marti
Empecemos por tu nueva película, Nieva en Benidorm, una historia de segundas oportunidades, algo que comparte con algunas de tus obras como “Aprendiendo a Conducir” o “Cosas que nunca te dije”, ¿Por qué esa predilección por esas nuevas oportunidades? Sí. En la vida todo funciona así, todo son oportunidades. El problema es cuando llega la oportunidad número dieciocho y no la aprovechas. Creo que las segundas oportunidades surgen si se buscan, cuando estás en un estado mental que te hace proclive a ellas. Es como la gente que busca pareja, ¿estás realmente buscando pareja o simplemente estas atascado en un estado de lamentación por no tenerla?
¿Qué te atrajo de Benidorm? ¡María Jesús y su acordeón, pero resulta que ya no está! A ver es un lugar precioso, una doble bahía increíble. Parece como una especie de colonia extraterrestre que está ahí esperándote. Hay una mezcla brutal: la gente del IMSERSO, los borrachos británicos, la gente que vive allí. Benidorm es un lugar con una vida que no solemos ver. Hay cosas de Benidorm por las que nunca pasaré. Yo conozco los lugares donde va la gente que vive allí y me ahorro ir a los buffets libres, a los puestos de fish and chips o a los restaurantes indios. Hay que darle una oportunidad en Benirdorm, sobretodo en invierno. Yo me he bañado en la playa en enero y sí, el agua estaba fría, pero al rato te acostumbras.
“Hay que darle una oportunidad en Benirdorm, sobretodo en invierno. Yo me he bañado en la playa en enero y sí, el agua estaba fría, pero al rato te acostumbras.” Isabel Coixet
En Nieva en Benidorm seguimos la historia de un protagonista solitario que se lanza a la búsqueda de su hermano residente en la ciudad levantina, donde se encuentra a varios y curiosos personajes, también a la deriva. ¿Tienen tus personajes vidas vacías o tratan de rellenar los huecos que les faltan? Bueno, huecos tenemos todos y yo tampoco creo que haya vidas vacías. Pienso que el protagonista tiene una casi vida, a medio gas. Una vida precaria, donde todo está ordenado y donde lo único que varía es el tiempo. Él ha vivido como metido en una ostra y, de repente, la ostra se abre.
¿Por qué escogiste a Timothy Spall y a Sarita Choudhury como protagonistas? Con Timothy tuve una especie de pálpito. Tengo la imagen de las películas que ha hecho con Mike Leigh que me gusta mucho. Para mi encarna a una especie de don nadie y al ser muy buen actor sabe hacer de don nadie muy bien y eso me flipó. Cuando lo conocí en el rodaje de una película de Sally Potter me pareció divertido, un orfebre del gesto, con una economía de movimientos que me gustaba. Pero, yo al final lo que tengo son pálpitos. Cuando conocí a Sarita en “Aprendiendo a conducir” nos hicimos muy amigas. En la película su papel era muy sumiso, recatado, con el sari puesto, pero cuando salíamos por ahí, entrabas con ella en un restaurante de Nueva York y se paraba el mundo ya que es como una pieza salvaje y muchas veces en sus películas no la sacan con esa energía. Ella tiene una belleza de la que no se sabe de dónde viene. Su padre es hindú, su madre británica, nació en Jamaica y se crió en Italia. Todos esos mundos reunidos en una persona eran cualidades importantes para el personaje.
El clima es algo que en varias de tus películas se hace notar, sobre todo en ésta última. ¿Es el tiempo una metáfora de los sentimientos humanos? No es la primera vez. Con el clima me pasa una cosa graciosa. Tú estás triste y hace sol y te pone más triste y otro día estás contento y llueve, pero te genera una tristeza gozosa, una melancolía bonita que te pone bien. La relación entre el clima y las personas es muy curiosa y particular. El protagonista de la película dice al principio que, aunque en el cielo aparentemente no pase nada, siempre existe la promesa de que algo pueda suceder. Y eso es una metáfora de lo que sentimos todos. A mí me pasa que siento que voy en un vagón de metro y pienso que en el vagón que va en dirección contraria hay algo que va a cambiarme la vida. Sentía eso de adolescente y lo sigo sintiendo.
Al igual que la comida. Platos sabrosos como los de Foodie Love, trozos de manzana lánguidos para Sara Polley y el pobre Timothy Spall no puede directamente ni comer ¿qué papel tiene la comida en tu cine? Querrás decir en mi vida. Yo tengo monos de cosas muy concretas y sé que hay alimentos que a mí me ponen de buen humor, como las anchoas o las gambas. Me encanta chupar la cabeza de las gambas. El mundo se puede dividir entre los que chupamos la cabeza de las gambas y los que miran con horror cuando lo hacemos. De alguna manera la comida nos influye. Yo cuando estoy cansada siento que necesito comer anchoas, Sanfilippo si puede ser, y me cambia el humor. Tienen mucho potasio y magnesio. Disfrutar la comida es algo lúdico. Yo sé disfrutar de unos torreznos en el típico bar y también de un restaurante de tres estrellas.
“A mí me pasa que siento que voy en un vagón de metro y pienso que en el vagón que va en dirección contraria hay algo que va a cambiarme la vida. Sentía eso de adolescente y lo sigo sintiendo.” Isabel Coixet
¿Cómo ha cambiado Isabel Coixet desde “Los que aman” a Nieva en Benidorm? ¿Te reconoces en tus propias películas? Claro. En tus películas vas dejando a las personas que fuiste que a la vez conviven con la que eres. Yo en mi cabeza me lo imagino como si fuera una habitación llena de Isabeles diferentes y cada una representa una época.
¿Eres crítica con tus películas? Sí, mucho. Por eso, prefiero no verlas.
Has comentado en la campaña publicitaria que rechazaste una película que ganó cuatro premios Oscar, ¿qué es lo que tiene que tener un proyecto para que llame tu atención? ¿si pudieras volver a atrás, lo aceptarías? El otro día no sé qué dije que salió en El País y como la gente tiene mucho tiempo libre se ha montado un revuelo ya que al parecer dije que Clint Eastwood era un “señoro”: Yo no dije eso, eso un lenguaje que usa Luz Sanchez-Mellado en sus entrevistas. En todos los artículos que he publicado jamás he usado esa palabra, no me gusta. Está claro que yo, en aquel momento, era una directora joven a la que le ofrecieron el guión de Million Dollar Baby. Al frente del proyecto estaba Sandra Bullock ejerciendo como productora y queriendo protagonizar la cinta. A mí me encantó el guión pero no podía ver a Sandra Bullock en esta película. Entonces, los productores me apartaron del proyecto y entró Clint Eastwood que escogió a una actriz formidable como protagonista e hizo una película memorable. Al estar en una posición más débil en Hollywood nadie me hizo ni puto caso. Yo a posteriori escribí sobre la película alabándola. Yo no me he cargado a Clint Eastwood, para nada.
“Al estar en una posición más débil en Hollywood nadie me hizo ni puto caso.” Isabel Coixet
Ocho Goyas después y otra gran cantidad de premios… Uma Rojo un personaje de “Todo sobre mi madre” film de Álmodovar, con quien colaboras frecuentemente decía que el éxito no tiene color ni olor y que cuando te acostumbras es como si no existiera, ¿qué es para Isabel Coixet el éxito y cómo lo gestiona? ¿creíste alguna vez que conseguirías tanto y tan bueno? Tampoco es para tanto, eh, que yo soy muy casera. Hay cosas buenas. Me permite comer en restaurantes y que me inviten a los postres, eso es muy guay. También estar en contacto con gente que me envía proyectos muy interesantes. Tampoco te creas que tenga muchas ventajas. Sé que mis películas son especiales para algunas personas.
Este año ha estado marcado por el Covid, la extrañeza e incertidumbre. Tú, has logrado publicar un libro “No te va a querer todo el mundo”, has protagonizado una campaña publicitaria y promocionas tu nueva película ¿cómo has digerido toda esta situación? ¿te ha supuesto un reto creativo? Me hace falta distancia para poder sacar conclusiones. Estamos todos rodeados de muchas informaciones que vienen de muchos sitios. Todo cambia muy rápido. Estoy muy desconcertada. La niebla no se disipa. Yo acabo de rodar un documental sobre la activista Lydia Cacho en la que Esther Expósito la entrevista. Éramos un equipo reducido, pero claro, las PCR las mascarillas, los geles hidroalcohólicos… Entonces, yo pienso que a la hora de grabar una película con un equipo grande, que dure muchas semanas no sé cómo lo gestionaría. También me pregunto si incluir o no la pandemia en lo que escribo, no lo sé.
El título de tu libro “No te va a querer todo el mundo” parece ser como una advertencia, ¿crees que todos aquellos directores de cine y actores que estén empezando deben mentalizarse de eso? La gente en general. Cualquiera que hace algo que va a ser juzgado tiene que ponerse las pilas en ese sentido y, a pesar de todo, aunque lo tengas claro sigue siendo difícil. Es un aprendizaje. Cuando voy a una academia siempre digo que lo más duro es cuando abres un periódico y hay un artículo poniéndote a caer de un burro.
Tras una amplia filmografía en la que has plasmado las relaciones humanas a través de distintas historias ¿qué piensas de la época actual marcada por las redes sociales y las aplicaciones para ligar? Actualmente la soledad está más matizada aunque no lo sé y con la pandemia menos. Recuerdo la eclosión del mundo de las dating apps y el que no tenía dieciocho citas en una semana era gilipollas. Yo creo que hay mucha gente muy interesante pero también mucha gente muy poco interesante.