El próximo 4 de octubre, Miguel Llansó estrenará en el Festival de Sitges su nueva película: “Infinite Summer”, una coproducción entre España, Estados Unidos y Letonia tan inclasificable como su propio autor. Nunca has visto nada igual.
“Infinite Summer” se define, en su nota de prensa, como “un thriller de ciencia ficción que aborda el transhumanismo durante el verano estonio”. Y Miguel Llansó añade: “¿cuál será el futuro de la humanidad tras la vinculación de nuestros cuerpos a dispositivos tecnológicos o a una química radicalmente transformadora?”. Con esos mimbres, no es extraño que su película se proyecte en Noves Visions: la sección del Festival de Sitges sobre experimentación y nuevos lenguajes y formatos. Y el cine de Llansó, novedoso y experimental, se entiende mejor (o no) repasando su vida.
¿Quién es Miguel Llansó?
Miguel Llansó Pinilla nace en Madrid en 1979. Atraído por el “punk” y por los documentales de Werner Herzog, estudió Filosofía y Cine. Ya ha realizado 9 películas, e imparte un Máster de Montaje Cinematográfico en la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Pero su verdadera epopeya comenzaría en 2008, con 29 años de edad, cuando acepta un trabajo en la Embajada de España en Etiopía que, en sus propias palabras, “me daba tiempo para hacer mis pelis allí”. Su “peli” más ambiciosa, un documental sobre niñas corredoras del poblado de Bekoji, se perdió cuando “nos la llevamos para editar a Bélgica y nos la robaron en un tren”. Después hizo “un minidocu sobre Wami Biratu, un atleta de 98 años que aún corre”. Y ya entonces su cine, más que etíope, parecía extraterrestre. Pero lo más marciano aún estaba por llegar.
Un Hitler etíope enano que casi muere en un volcán
Entre los cortos etíopes de Miguel Llansó destaca “Chigger Ale”, sobre un clon etíope de Hitler en Addis Abeba, interpretado por Daniel Tadesse, alias Gagano: actor fetiche de Llansó, etíope por supuesto y aquejado de enanismo. El propio Gagano protagonizó después “Crumbs”: primer largo de Llansó, filmado en el Valle de Wenchi. Rodaron en el cráter de un volcán en cuyo interior hay todo “un bosque del Pleistoceno”, y para acceder a él hay que caminar 10 kilómetros en continuo ascenso. La noche anterior se emborracharon todos con el licor local de los guías, y al día siguiente Gagano “se quedó medio muerto a lomos de un caballo”. Poco después, el director de fotografía Israel Seoane cayó en arenas movedizas, de donde “le pudimos sacar entre varios, con ayuda de unos palos, haciendo una cadena humana”. Para Miguel Llansó, un día normal en la oficina.
Guardias con kalashnikovs en un parque temático abandonado
En la zona de Awash, en medio de la sabana, el equipo de Miguel Llansó encontró una especie de parque temático en medio de la nada. Su promotor, un árabe adinerado, había muerto con el proyecto a medias. A su hermano y heredero sólo le interesaba ir a Etiopía a emborracharse, y el parque languidecía hasta que Llansó vio que era un lugar magnífico para rodar. Pagaron a los guardias, pero el manager apareció de repente y pidió más… y todos llevaban kalashnikovs y fusiles de asalto. Al jefe de producción le zurraron con un palo, uno de los actores (antiguo guerrillero) amenazaba con responder, y no acabó todo en un mortal intercambio de balas porque la productora, desde Addis Abeba, regó a los implicados con dinero. Otro día normal.
Fotograma de Infinite Summer
Producción y distribución a la etíope
Cuenta Miguel Llansó que “la producción en Etiopía es muy guerrillera”. Con presupuestos de 20.000 euros, rodajes de 3 semanas y distribución directa en DVD, con una copia llevada en mano a cada cine, y una persona encargada de llevarla y traerla de vuelta sin que nadie haga nuevas copias. En las salas se usan proyectores digitales caseros, pese a que muchos cines tienen viejos proyectores de 35 mm (que no utilizan). El cine de Hollywood es testimonial, y “la industria local gana por goleada”. El propio Llansó contó todo esto hace 10 años, en una entrevista al hilo del estreno de “Crumbs”. Desde entonces ha rodado otros dos largometrajes: “Jesus shows you the way to the highway”, y el actual “Infinite Summer”. Y no son menos extravagantes que “Crumbs”.
Volviendo al presente de “Infinite Summer”
El verano de “Infinite Summer” es el verano estonio, porque desde hace unos años Miguel Llansó vive medio año en Estonia, medio en Etiopía. Pero su alucinante trayectoria, personal y profesional, está indiscutiblemente presente en su nueva película. Su conexión Norte – Sur, Europa – África, y su desprejuiciado túrmix de referencias hacen de su cine el cine perfecto para Noves Visions: la más heterogénea de las secciones del Festival de Sitges. Por eso la presencia de Llansó, que estará en Sitges desde el 3 hasta el 6 de octubre, es una de las grandes noticias del Festival. Coproducen su película Lanzadera Films (de España), Tallifornia (de Estonia) y Savage Rose Films (de Estados Unidos, y productora de la oscarizada “Todo a la vez en todas partes”).
Las palabras de Miguel Llansó
Para explicar “Infinite Summer”, nos quedamos con las palabras de su director: “Mi mente viaja hasta los rincones más remotos de África. La evolución de nuestra especie. El tiempo cósmico. Hace millones de años, los homínidos hacían cosas parecidas a las que hacemos hoy: pelearse, tener celos, amar, insultar y reírse mucho. Pero ¿cuál será el futuro de la humanidad tras la vinculación a dispositivos tecnológicos? ¿Tendrá sentido seguir hablando de deseos, sueños y ambiciones humanas ligadas a ese cuerpo del mañana? Estas narrativas, como director me fascinan y provocan terror cósmico”. A lo mejor en esas dos últimas palabras está la respuesta. A lo mejor es que Cthulhu era etíope.
Fotograma de Infinite Summer