Casa Embarcadero es el tranquilo retiro de fin de semana proyectado por el estudio del arquitecto Ignacio Borrego en el entorno natural de la Alcarria, al sur de la provincia de Guadalajara.
Entre las copas de los pinos que rodean el embalse de Entrepeñas, despunta esta arquitectura mestiza comprendida por dos elementos de muy distinta índole. Un volumen prismático con fachada de hormigón, que sorprende por su voladizo de casi diez metros, y una larga pasarela de madera de veintisiete metros de largo, parecida a un embarcadero, que invita a contemplar las puestas de sol desde la baranda.
Casa Embarcadero se alza sobre la pendiente del terreno como si quisiera desafiar la fuerza de la gravedad al dejar parte de su volumen suspendido en el aire. Su voladizo de casi diez metros de longitud da sombra a una agradable zona chill-out exterior, donde arrancan las escalinatas que conducen hasta la entrada de esta vivienda de 253 m2 organizada en dos plantas. El nivel inferior, de menores dimensiones, se concibe como una guarida semienterrada, independiente del resto de la casa: una amplia sala de estar alternativa, que comunica con el exterior tan solo a través del ventanal de acceso. En cambio, la planta superior acoge el programa principal de la vivienda, separando la zona de noche de las estancias comunes.
Una casa camuflada entre los pinos con vistas a las dulces aguas del río Tajo
El equipo de Ignacio Borrego acomoda los cuatro dormitorios y los tres baños en el ala del voladizo. La habitación principal, emplazada en el extremo, dispone de un generoso balcón que refuerza la sensación de dormir entre las copas de los árboles. El pigmento negro escogido para el hormigón de la fachada y su textura ranurada, conseguida con el encofrado de listones de madera, favorecen que el volumen se mimetice con las cortezas de los troncos de los pinos circundantes.
La zona común es un espacio diáfano, que consiste en una sala de estar vinculada a un salón de verano con cocina americana. Una larga pasarela atraviesa perpendicularmente el salón de verano, en dirección a las aguas del pantano, generando una impresionante terraza. Su pavimento de listones de ipé, una madera tropical muy densa y dura, recuerda al de un embarcadero. Al final, en el último tramo, una escalera desciende hasta la blanca piscina de hormigón situada junto a la gran roca arenisca. Dentro del agua, llama la atención el divertido juego de escalones con forma de píxeles.
La pasarela atraviesa el salón de verano creando una impresionante terraza que recuerda a un embarcadero
Tanto la pasarela como el volumen principal de la casa tienen las mismas dimensiones en planta, veintisiete metros de largo y seis metros de ancho, revelando la importancia compositiva de ambos en la conceptualización del diseño. La casa funciona como una gran viga habitada de hormigón armado, que ha sido construida mediante un sistema industrializado. El espesor de la fachada es tan solo de cuatro centímetros y los muros son de panel sándwich estructural con una fina capa de mortero en las dos caras. Por último, una ligera estructura de pilares cilíndricos y perfiles laminados de acero sostiene la amplia terraza, ofreciendo una excepcional panorámica de este paisaje surcado por el río Tajo.
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Créditos de Casa Embarcadero:
Arquitectura: Ignacio Borrego
Colaboradores: Francesca Piva, Pauline de Vathaire, Federico Arca Sedda, Andrea Valentini, David Silva, Anna Elena Priarone
Ubicación: Pareja, Guadalajara
Fecha de finalización: 2024
Superficie construida: 253 m2 (vivienda), 5.000 m2 (terreno)
Dirección de obra: Ignacio Borrego
Dirección de ejecución: Javier Mach y Javier González (Dirtec)
Estructura y construcción: Baupanel
Instalaciones: Raúl Lirola (3D3)
Fotografía: Imagen Subliminal (Miguel de Guzmán + Rocío R. Rivas)
