I Hate New York: Documental sobre la cultura trans neoyorquina dirigido y producido por Gustavo Sánchez.
I Hate New York es ya una obra de culto sobre la cultura trans. Entrevistamos a su autor. Curiosamente, español. Gustavo Sánchez hasta ahora era conocido en el mundo de la música como el jefe de prensa del festival internacional Sónar de Barcelona. Pero a partir de ahora su nombre resonará como el autor de I Hate New York. Un documental que lleva más de diez años preparando. I Hate New York habla sobre el punk y la cultura trans más underground y desconocida de Nueva York de los últimos 20 años.
Foto Superior: Amanda Lepore en una imagen del documental I Hate New York de Gustavo Sánchez
Gustavo Sánchez, eres jefe de prensa de un festival como el Sónar, ¿cómo diste el salto y te interesó el tema de la cultura underground de Nueva York? Para mí tiene todo el sentido. Por un lado, en los ochenta crecí en Úbeda, una ciudad pequeña de la provincia de Jaén. En aquella época, sin Internet, la cultura underground global era bastante inaccesible. Por lo tanto tenía que esforzarme doblemente para buscar referentes culturales con los que identificarme. No sé muy bien cómo, pero la verdad es que lo conseguía. Por otro lado, Sónar es un festival de referencial en todo el mundo que desde hace más de un cuarto de siglo explora los límites de la música, la creatividad y la tecnología para pulverizarlos y presentar nuevas formas de ser, pensar y crear. Dicho esto, para mí ‘I Hate New York’ no es más que un canto a la libertad, una oda de amor hacia las personas que no tienen límites, que transgreden. Solo en los primeros años entrevisté a más de 70 personas que desde mi punto de visto tenían la transgresión como denominador común.
Gustavo Sánchez: “Para mí, ‘I Hate New York’ no es más que un canto a la libertad, una oda de amor hacia las personas que no tienen límites, que transgrede”
Foto Superior: Amanda Lepore y Sophia Lamar en una imagen del documental I Hate New York de Gustavo Sánchez (Foto: Jacob Fuglsang Mikkelsen)
Porque has estado rodando I Hate New York durante más de diez años, ¿qué cosas buenas y qué cosas malas puedes contarnos de todos estos años? ¿Qué te ha llevado a no rendirte? No recuerdo nada especialmente malo ni especialmente bueno. No soy muy partidario de conformarme con el blanco o con el negro. Creo mucho más en la riqueza las zonas grises, en los matices intermedios. Y en la distancia, ahora, creo que la experiencia global me ha devuelto mucho de lo que buscaba. Indiscutiblemente mi tenacidad ha sido una gran aliada, pero sin duda el principal motor ha sido el enorme respeto que me despertaban las personas y los mensajes que había filmado. Cuando en la sala de montaje me centré en ellas, y en sus inspiradoras historias, el puzzle comenzó a tener sentido. Sus historias, para una inmensa mayoría de la sociedad pueden ser pequeñas, pero pienso que ya es hora de que se traten como lo que son, historias importantes que merecen una escucha pausada y reflexiva, necesaria para conquistar un cambio social que nos conduzca hacia una sociedad más inteligente, evolucionada y justa. He de reconocer que me he dejado la piel indagando en ese torrente de material bruto, lo cual a veces ha sido muy ingrato, por tener que sacrificar tantas horas de ocio. Pero sin duda ha merecido la pena tal esfuerzo y dedicación porque finalmente el documental permite conocer las historias íntimas de cuatro personas muy valientes, supervivientes en un entorno hostil como puede ser el Nueva York de hoy en día, y que difícilmente iban a conseguir la exposición mediática que estamos consiguiendo con esta película a nivel mundial. También he invertido una parte importante de mis ahorros para desarrollar este proyecto, algo que no todo el mundo está dispuesto a hacer. Durante toda esta década me di la libertad y, a la vez, asumí la responsabilidad de trabajar sin contar con apoyo público o privado. Así es que es una experiencia absolutamente personal, en la que han colaborado centenares de personas que me han apoyado durante todo el recorrido. Esta película es sin duda un viaje al que quiero que el espectador me acompañe.
Gustavo Sánchez: “el documental permite conocer las historias íntimas de cuatro personas muy valientes, supervivientes en un entorno hostil como puede ser el Nueva York de hoy en día, y que difícilmente iban a conseguir la exposición mediática que estamos consiguiendo con esta película a nivel mundial”
Foto Superior: Gustavo Sánchez con Amanda Lepore
La cultura trans parece que, por fin, está siendo entendida por públicos más mayoritarios, comprendida y reivindicada, ¿por qué crees que está ocurriendo en esta generación? Yo pienso que aún queda un camino infinito por recorrer. Dependiendo de los entornos, los países y las ciudades desde donde hablemos, el recorrido que se puede hacer para mejorar los derechos de las personas transgénero es inabarcable. Los casos que llegan a los medios son los más exitosos, los de personas trans que un día aparecen en la portada de la revista Time o que son celebrities, o el espejismo/chiste de las drags de Rupaul’s Drag Race, que acaba de llevarse un Emmy al mejor concurso de televisión en EE.UU. Pero la gente anónima, las activistas de verdad, humildes y silenciadas, y que han hecho un trabajo muy serio, como el de Chloe Dzubilo, en denunciar y en explicar cómo se sentía una persona transgénero en su situación, no abundan en absoluto.
‘I Hate New York’ cuenta cuatro historias de cuatro personas transgénero que en mi opinión rebasan cualquier tipo de etiqueta. A mí no me interesa en absoluto cómo se peinan o cómo se maquillan, a mí me interesa su discurso mucho más allá de la primera impresión o de una simple valoración estética. Lo que ellas sienten, piensan, cómo crean, cómo han luchado y cómo luchan contra todo, por el hecho de ser trans, por vivir en una ciudad tan dura, alguna de ellas siendo portadora del VIH. Buscaba tomar el pulso a personas lo más libres posibles.
Gustavo Sánchez: “‘I Hate New York’ cuenta cuatro historias de cuatro personas transgénero que en mi opinión rebasan cualquier tipo de etiqueta. A mí no me interesa en absoluto cómo se peinan o cómo se maquillan, a mí me interesa su discurso mucho más allá de la primera impresión o de una simple valoración estética”
Foto Superior: Imagen del documental I Hate New York de Gustavo Sánchez
¿Qué crees que deberíamos hacer para ser más inclusivo con ella? Pienso que hay que cuestionar de forma activa el uso de determinadas etiquetas que empobrecen el discurso. Parece como una especie de maldición ancestral con la que han de convivir las minorías que no encajan en ningún molde social. Por ejemplo estaría bien dejar de dirigirnos a las personas trans como tales, igual que no lo hacemos cuando hablamos de personas cisgénero.
Gustavo Sánchez: “Pienso que hay que cuestionar de forma activa el uso de determinadas etiquetas que empobrecen el discurso”
¿Por qué un documental sobre la cultura trans de Nueva York y no la de Madrid o Barcelona? El proyecto empezó de un modo muy poco convencional, y a la vez muy natural y orgánico. Partió de mi propio instinto de querer conocer mundos que yo tenía intuición de que existían pero que no encontraba en los medios de comunicación convencionales. Así es que decidí explorar con una cámara en mano, 24/7, las subculturas en Nueva York justo después del shock del 11S. Me interesaba especialmente ese contexto social, por alejado y a la vez por aglutinador indiscutible de una cultura global y diversa, no homogeneizada. Para mi fue un laboratorio perfecto.
Foto Superior: Imagen del documental I Hate New York de Gustavo Sánchez
Has estado en el Festival de Cine de San Sebastián con I Hate New York, ¿cómo has notado la acogida? La verdad es que este ha sido un hito extraordinario. ‘I Hate New York’ fue estrenada mundialmente en el Festival de Málaga y posteriormente seleccionada por el Festival de San Sebastián en su sección Made In Spain entre las 10 películas del año en España. Y además, entre 7 nominadas, fue la única película española candidata a los Premios Sebastiane, equivalentes a los Teddy Award de la Berlinale. Después de ahí, en cuestión de semanas, ya hemos estrenado en festivales de 7 países, entre los que destacan Raindance de Londres -el mayor festival de cine indie del Reino Unido-, la Seminci de Valladolid, Abycine, NewFest en New York, Latin Beat de Tokio… Y finalmente el estreno en salas de cine en España de la mano de Warner Bros, el 9 de noviembre.
Foto superior: imágen del documental I Hate New York
Es muy interesante la relación de la música con la cultura trans y cualquier cultura underground y subersiva, el proto punk de las primeras trans. ¿Por qué crees que se expresaron en el punk? Pocos años después de que los popularísimos Beastie Boys cantasen ‘You gotta fight for your right to party’, Chloe Dzubilo -una de las protagonistas del documental- gritaba en sus conciertos en el East Village con pura actitud punk: ‘We have the right to rage!’ (‘¡Tenemos derecho a la rabia!”). En sus shows con la banda Transisters, ellas embadurnaban con sangre sus propios flyers escribiendo: “Somos trans y tenemos SIDA, a ver si te atreves a venir a vernos”. Era muy punk la actitud. En resumen, estaban diciendo: “Ya está bien de ser autocomplacientes, tenemos derecho a quejarnos de que no somos tratadas igual que otras personas”. Chloe Dzubilo lo hacía haciendo dibujos e ilustraciones reivindicativas y con acciones activistas, dando la cara, actuando y leyendo poemas que eran únicos, porque estaban contados desde una perspectiva que no tenía representación en la cultura hasta ese momento. Chloe ha sido de las primeras personas transgénero que han desarrollado un arte y una praxis artística muy solida e inspiradora. Y este documental explica su historia por primera vez.
Gustavo Sánchez: “En sus shows con la banda Transisters, ellas embadurnaban con sangre sus propios flyers escribiendo: “Somos trans y tenemos SIDA, a ver si te atreves a venir a vernos”. Era muy punk la actitud. En resumen, estaban diciendo: ‘Ya está bien de ser autocomplacientes, tenemos derecho a quejarnos de que no somos tratadas igual que otras personas'”
Foto superior: Retrato de Gustavo Sánchez
¿Crees que deberían existir festivales de cultura trans en la música o incluirlos en festivales ya consolidados? Por supuesto que todo esto enriquecería el panorama. Bien es cierto que ya existen muchos festivales anuales de cultura queer más o menos underground en ciudades como Berlín, Londres, San Francisco y, por supuesto la pionera, Nueva York. Pero yo creo que lo realmente transgresor es salir de ese nicho y conquistar otros espacios que abarquen a muchos otros públicos. Solo hay que estar pendiente y darse cuenta de que Sónar, por ejemplo, lleva muchísimos años invitando a artistas trans o gender fluid con un discurso absolutamente personal y transgresor como Anohni, ARCA, Sophie, Elisia Crampton, Octo Octa…
Describe en tres palabras ‘I Hate New York’ para todos los que no conozcan aún el documental. Veraz, respetuoso y futurista.
Gustavo Sánchez: “yo creo que lo realmente transgresor es salir de ese nicho y conquistar otros espacios que abarquen a muchos otros públicos”
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Foto superior: Sophia Lamar en una imagen del documental I Hate New York de Gustavo Sánchez / Foto Inferior: Las TranSisters en una imagen del documental (Foto: Katrina Del Mar)