Mara Catalán nos presenta su último trabajo fotográfico desde los rincones más transgresores del barrio neoyorquino de Bushwick
Durante los últimos dos años Mara Catalán ha estado fotografiando una nueva generación de artistas y “performers” que han traspasado las fronteras de Williamsburg hacia Bushwick en busca de una vida más asequible y menos restrictiva y en donde poder desenvolver su creatividad.
Hot wax dripping extravaganza (2016)
High Voltage refleja la manera sobre la cual este colectivo de artistas y espectadores buscan defender la libertad de expresión de una generación afectada por el auge de un movimiento de intolerancia social en EEUU. Sus fotografías en blanco y negro reflejan una profunda empatía y comprensión de estos artistas en busca de desequilibrar las normas sociales a través de la intervención directa sobre la realidad – dando más importancia a la creación y a la participación que al producto en sí.
Moments at the front room (2016)
Al adentrarse y profundizar en las actuaciones de sus sujetos, Mara encontró un hilo en común entre los artistas y los espectadores: ambos estaban dispuestos a llegar hasta el límite para desafiar estas restrictivas normas sociales y dar rienda suelta al deseo y expresión sexual tanto de forma participativa como de mero espectador. Como fotógrafa, Mara enfoca sus fotografías desde un punto de vista narrativo documental con un cierto elemento autobiográfico en el momento de documentar su percepción de estos performances.
Love Pain (Extracto de una performance de Polina Riabova) (2016)
La mayoría de estos eventos tienen lugar en teatros o espacios de arte ya establecidos como refugios tanto para los artistas como para los espectadores. Os dejamos con una selección de fotos de su última exposición, actualmente de gira por Europa.
Olivia taking a pee after watching a performance at The Gateway (2017)
Este año Mara Catalán publicará su primer libro titulado Williamsburg: Un lugar que una vez llamé a casa (Williamsburg: A place I once called home). Williamsburg, un barrio que Mara conoce desde 1994 (mucho antes de ser gentrificado), era un lugar de calles desoladas, fábricas y edificios abandonados, donde gente joven, muchos de ellos artistas, llegaban con la esperanza de vivir de manera asequible. Esperamos ansiosamente esta narración personal sobre este barrio particular de Brooklyn.