En una mañana soleada de sábado entre hojas de arce enrojecidas y montañas azuladas cubiertas de nubes amenazantes, servidora y otras dos mil quinientas personas más, nos encerramos en un teatro de la ciudad de Vancouver para escuchar, aprender e inspirarnos con las ya famosas charlas TED Talks – en este caso paticular las TEDxVancouver. Una de las mejores charlas del día fue la del periodista Canadiense Charles Montgomery – autor del ya famoso libro “Happy cities” – cuyas ideas me fascinaron y del que os hablaré a continuación.

Personalmente la formula TED me parece algo simplista pero, en este mundo actual donde todos padecemos en algun grado deficiencia de atención, y donde las noticias se nos dan masticadas en listas de diez puntos, al menos las mini-conferencias de 18 minutos de TED presentan algunas ideas innovadoras de las que seguramente no habrías oído hablar si no fuera por ellos. Por supuesto, profundizar en el tema depende ya de la curiosidad de cada oyente. Las TED talks existen para entretenerte y, si tienes suerte, quizá hasta para aprender algo nuevo en el camino. Charles Montgomery presentó una serie de ideas, quizá no tan innovadoras, pero desde luego si analizadas y expuestas de una manera diferente y eficiente.

HAPPY CITIES

Arriba: el autor del libro Happy Cities Charles Montgomery. Fotografía de Lee Satkowski

Parece fácil hablar de ciudades felices cuando vives en Vancouver. Aquí la gente te sonrie al pasar, no hay grandes atascos, los niños juegan libres en los cientos de parques y zonas verdes repartidas a lo largo de la ciudad, el transporte público no está masificado, y sobre todo, vives rodeado de un paisaje natural que parece sacado de las páginas del National Geographic. El aire es tan fresco que cuando llegas por primera vez desde una ciudad Europea te da tal subidón de oxígeno que tu cerebro se siente como si estuvieras practicando el infame “choking game”. Y bien, cuando tanto en las listas de las ciudades con mejor calidad de vida del mundo como en las estadísticas, oficiales se refieren a Vancouver utilizan para demarcarla un límite geográfico histórico conservado en papel de manera totalmente artificial. Límite que las autoridades han optado por mantener celosamente tanto por razones políticas como económicas. Un viejo y sencillo truco geográfico, el cual ya fuera presentado hace más de dos mil años por el filósofo Platón, como la solución perfecta para mantener el equilibrio en las ciudades estado griegas, y que aquéllas ciudades modernas poseedoras de un mayor índice de felicidad conservan celosamente.

La correlación positíva entre el tamaño de las ciudades y la calidad de vida de las mismas es uno de los muchos conceptos que Charles Montgomery analiza en su libro “Happy Cities: Transforming our lives through urban design”. Un libro que no solo ha vendido millones de copias por todo el mundo sino que además se ha convertido en el primer manual de referencia sobre urbanismo no escrito ni por un urbanista ni por un arquitecto. Siendo en este pequeño detalle donde, en mi opinión, reside la genialidad y la clave de su éxito. El autor busca comunicar ideas complejas en términos simples (no simplistas), con ejemplos claros, actuales y relevantes. Escrito para “inspirar a la acción” – según palabras de su autor – y que se aleja de las ideas abstractas y de esa jerga arquitectónica elitista – tan culpable en mi opinión – de la desconexión endémica que produce con el resto de los que no pertenecemos a ese gremio.

HAPPY CITIES

Arriba izquierda: Auditorio del TED Vancouver durante la conferencia de Charles Mongomery, fotografía de Dawn Stenzel. Derecha: Portada del libro Happy City

Las teorías sobre la creación de ciudades compactas y “más felices” no son en absoluto nuevas. Ciudades bien conectadas y amigables con el peatón y las bicicletas; ciudades rodeadas de zonas verdes, con buen transporte público y espacios de calidad que fomenten la interacción social, han sido debatidas de manera intermitentemente por siglos. Muchos han sido los arquitectos y urbanistas abanderados de tales teorías; desde el mismísimo Aristóteles – cuando hablaba de las ciudad Griega hace 2,400 años – hasta el famoso arquitecto inglés Richard Rogers con su teoría de la ciudad compacta concéntrica. Si bien el debate ha estado latente y relevante en los círculos especializados por tiempo se puede decir que los conceptos han fallado a la hora de captar la imaginación del público en general. Esta claro que si los políticos que hacen las leyes no sienten la presión ciudadana, nada cambia. Y es ahí, donde reside la mejor contribución que estas ideas pueden hacer a la sociedad en general. Los conceptos que Montgomery describe  en sus manuscrito producen un compromiso immediato y una reacción en el público que yo misma experimenté cuando al final de su ponencia dos mil quinientas personas se levantaron en ovación a sus ideas. Un libro que alimenta la idea altruista, pero cierta, que los cambios positivos sí son posibles cuando se llevan a cabo las acciones adecuadas.

HAPPY CITIES

Arriba: Charles Mongomery durante su discurso en el TED Vancouver, fotografía de Dawn Stenzel

Charles Mongomery habla de la necesidad de evangelizar las ideas importantes y de la utilización de  historias míticas y cercanas para explicar conceptos complejos. En Happy cities encuentras casos reales de ciudades donde la cohesión social funciona y razones del porqué es así. Ejemplos fáciles de digerir con acciones reales, consejos y métodos, que quizá recuerdan un poco a las guías de autoayuda, pero que desmitifican la complejidad de los parámetros en cuestión y empujan a una acción real e inmediata. Mongomery habla de fomentar la confianza social, de crear calidad y bienestar, de exigir a promotores y arquitectos estudios de post-ocupación, de analizar casos exitosos y adaptar las estrategias.  En pocas palabras, habla de practicar el urbanismo y la política con sentido común.

Con un concepto tan global como la felicidad es difícil no sentir curiosidad simplemente cuando ves el título del libro – Happy cities – una invitación inteligente a indagar temas complejos sin miedo y con curiosidad y mediante un concepto que apela a la psicología mas básica del individuo, después de todo ¿Quién no quiere ser feliz?