En 2004, el diseñador danés Hans Thyge se enfrentó al reto de transformar un gesto cotidiano -abrir un grifo- en un ejercicio de belleza y precisión. Así nació Ottavo, una colección para QuadroDesign que cumple dos décadas.
La trayectoria de Hans Thyge ha sido siempre una suma de disciplinas. Formado en Dinamarca y curtido en los estudios de Milán, fundó el suyo propio a comienzos de los noventa. Desde entonces, Hans Thyge & Co. ha tratado desde creación de objetos para el espacio doméstico hasta la construcción de marcas. Su primera vocación, el teatro, dejó una huella permanente en él. “Me gusta pensar en nuestro estudio como una orquesta sinfónica; cada instrumento convive en una armonía común lograda mediante el equilibrio entre una escucha humilde y una acción decidida”, afirma.
Hans Thyge
Ottavo, una gota que representa el símbolo del infinito
El comienzo de su colaboración con QuadroDesign surgió de forma casi casual. Fue en los años noventa, a raíz de una exposición sobre muebles de baño, cuando conoció al fundador de la firma italiana. De ese encuentro nació Ono, su primera grifería. Más tarde llegarían Volcano y Ottavo, tres líneas que hoy resumen una forma de entender el agua desde el diseño: como materia viva, como canal narrativo, como idea con volumen.
Grifo Ottavo
Ottavo, en particular, encierra una metáfora. Inspirada en una gota que cae -y que, en su curva, representa el símbolo del infinito-, la colección propone una estética donde la forma nunca distrae de la función. Realizada íntegramente en acero inoxidable, el material elegido resiste la corrosión, recoge las huellas del uso y embellece con el paso del tiempo. Para Thyge, esa honestidad del material es inseparable de la historia que quiere contar. Como apunta el propio autor, “un objeto bello, ética y estéticamente, nace cuando todas las partes que lo crean son sanas”.
Con motivo del aniversario, QuadroDesign ha facilitado una entrevista exclusiva con Hans Thyge, realizada en su casa-estudio.
Entrevista a Hans Thyge facilitada por QuadroDesign
Después de más de 30 años en el sector, ¿cómo es ser diseñador hoy?
En cierto sentido, lo disfruto aún más. Un proyecto de diseño es una mezcla compleja de elementos, decisiones y compromisos. La experiencia ayuda a gestionar mejor todos esos aspectos. Ahora, al empezar un proyecto, me resulta más inmediato llegar a la esencia del diseño, comprender al cliente, trabajar con el equipo y empujar hacia soluciones en los momentos más complejos. Para mí, la habilidad de un diseñador reside en gestionar los distintos elementos implicados y los compromisos inevitables sin perder de vista la idea inicial. El diseño es como otras disciplinas artísticas: cuanto más lo practicas, mejor te vuelves.
Grifo Ottavo
En Hans Thyge & Co. trabajáis el diseño en 360°, desde interiores hasta branding. ¿Cómo se relacionan estos ámbitos?
Vengo del teatro, y allí aprendí que un aspecto fundamental del diseño es la historia y el contenido del mensaje que queremos transmitir en una escena, un personaje o un objeto. Hoy en día, diseñar muebles como sillas, sofás o grifos significa, sobre todo, hablar al consumidor y comunicar un mensaje claro. Por eso, cuando trabajamos con marcas pequeñas, nos gusta encargarnos de todo el proyecto. Este enfoque genera una relación mucho más estrecha con el cliente y con el propio diseño, lo que hace que sea más satisfactorio. Me gusta pensar en nuestro estudio como una orquesta sinfónica; cada instrumento convive en una armonía común lograda mediante el equilibrio entre una escucha humilde y una acción decidida. Alcanzar y mantener esa armonía, que suele desarrollarse entre bastidores, es un aspecto crucial.
Los valores que describes reflejan un vínculo íntimo con el proyecto, un compromiso personal. Utilizas palabras como “legado”, “memoria”, “algo que nos enorgullece”. ¿Cómo describirías tu relación con el proceso de diseño y con el resultado final?
Cada objeto que diseño tiene una dimensión temporal que lo precede y lo conecta con todas las personas que han contribuido a su creación. El diseño se basa en una red de relaciones, aspectos sociales que son esenciales para lograr un buen proyecto. En el estudio, la dinámica es horizontal: un proyecto o producto no pertenece a nadie en concreto, sino a todos, y se alimenta de las discusiones y conversaciones que mantenemos, de nuestras experiencias y del conocimiento que cada uno aporta. Mi enfoque del diseño es holístico: un objeto bello, tanto ética como estéticamente, nace cuando todas las partes que lo crean son sanas.
El término “storytelling” aparece con frecuencia en tu enfoque del diseño. ¿Qué significa contar una historia visualmente a través de un objeto?
Para mí, el storytelling es algo muy abstracto. Es el equipaje de historias e imágenes que cada mente y mano que ha intervenido en el diseño lleva consigo y que, a veces de forma inconsciente, se introduce en el proyecto. Un objeto transmite muchas cosas sin necesidad de palabras; en este sentido, el diseño tiene un valor político que reside en abrir los ojos del consumidor para que entienda y perciba las formas y superficies que lo rodean a través de múltiples lenguajes. El storytelling, para mí, está tanto en las historias que han dado lugar al objeto como en la apertura del propio objeto a ser utilizado y a generar nuevas narrativas.
¿Cómo conociste a QuadroDesign y cómo comenzó vuestra colaboración?
Durante mis años en Milán, tenía un amigo que comisariaba exposiciones de diseño, y un año el tema fue “objetos de baño”. De ahí surgió la idea de diseñar un grifo único. Luego, en 1994 o 1995, conocí al padre de Elena y Enrico, y comenzamos a colaborar para crear Ono. Hoy la empresa ha crecido mucho, pero un aspecto que valoro especialmente de QuadroDesign, y que comparto, es su conexión con la historia y el concepto de memoria. En su evolución, la empresa nunca pierde el vínculo con sus orígenes. Es maravilloso presenciar y formar parte de esa transformación.
Tu primer proyecto para QuadroDesign, y también tu primer grifo, fue Ono. ¿Qué te motivó a trabajar en un objeto así al principio?
El punto de partida de Ono fue la simplicidad. Quería diseñar un grifo mínimo que funcionara como una fuente, una forma limpia y esencial. El agua se relaciona con arquetipos, y el grifo, junto con otros objetos, forma parte de la gramática fundamental del diseño. En este sentido, Ono buscaba representar el sentimiento más puro del producto. Para evocar la idea de fuente, el movimiento del agua debía ser muy claro; el tubo mantiene el mismo diámetro desde la salida hasta la curva, lo que ayuda a dar la sensación del flujo del agua y permite seguir su trayectoria de forma sencilla.
Luego la colaboración con QuadroDesign continuó, y hoy habéis desarrollado tres líneas de producto juntos, cada una con su propia personalidad. ¿Qué elementos de investigación guiaron esos proyectos? ¿Están conectados entre sí?
Cada uno de los tres productos, Ono, Volcano y Ottavo, parte del mismo objetivo de investigación: de dónde viene el agua y hacia dónde la llevamos. El trabajo de QuadroDesign se basa en la esencia y en la simplicidad conceptual, y yo quise seguir ese sentido de autenticidad en los tres proyectos.
¿Tienes alguna favorita?
Conceptualmente, Ono; aunque como producto, Ottavo para cocina.
Grifo Ottavo
El agua es un elemento esencial de la vida, símbolo de libertad y energía pura. ¿Qué sensaciones quieres provocar en quienes usan los diseños que has creado para QuadroDesign?
Esa dimensión experiencial del objeto se conecta con el tacto y el material. QuadroDesign tomó una decisión muy interesante al optar por trabajar exclusivamente con acero inoxidable. El agua es un elemento físicamente complejo porque corroe fácilmente, y el acero inoxidable tiene la capacidad de resistir con el tiempo. Al mismo tiempo, es un material con una dimensión temporal precisa: recoge la memoria del uso y se vuelve más bello con los años. Es un material honesto que no se esconde, y en ese sentido logra conferir aún más valor al objeto, realzando su historia.
Uno de los valores fundamentales que compartís tú y QuadroDesign es la sostenibilidad, y trabajar con el agua exige una gran responsabilidad frente a las urgencias del mundo contemporáneo. ¿Cómo se equilibra este aspecto en las decisiones funcionales y estéticas del diseño?
Diseñar un grifo, en comparación con otros elementos del mobiliario, es muy complejo. Por sus características funcionales, es difícil de modificar, y las decisiones están condicionadas por necesidades técnicas; cada detalle debe encajar a la perfección, como las piezas de un puzle. Precisamente en este tipo de proyectos es aún más necesario trabajar de forma holística para obtener un objeto que sea bello, funcional y sostenible.
Todas las fotos pertenecen a la casa-estudio de Hans Thyge y han sido proporcionadas por QuadroDesign